Capítulo 14

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George no había dormido para nada aquella noche; lo había hecho para entender poco más de su nuevo poder o poderes; había comprendido que, con su nueva inteligencia, su poder tenía algunos límites: claro que era muy listo, pero, sólo porque tenía acceso a todo el conocimiento que había estado acumulando durante sus años de vida; y claro que podía manipular a cualquier persona que quisiera, pero eso sólo podía hacerlo mientras estuviese haciendo contacto visual con esa persona; es decir, si quería robar un banco, él debía estar allí, en persona, mirándolo todo; viendo a modo vívido cómo alguien más lo hace por él lo que él quiera. Pero, ese límite tenía un límites: sólo podía controlar una persona a la vez, y debía de ser verdaderamente listo para conseguir a la persona correcta para seguir sus órdenes.

¿Podría entonces controlar a Ty?

Por supuesto que sí, pero, por otro lado, su inteligencia tenía un límite, pues seguía siendo un estúpido de cierto modo; impulsivo. El pensaba que ya no requería de Ty para robar porque bien podía hacerlo sólo con su poder; sin embargo, si quería más de éste mundo, tenía que ser más listo de lo que ya era.

Lauren pov:

-Buenos días. -le dije a la señora Cabello cuando me abrió la puerta de su casa. Ella me dejó pasar amablemente y me permitió esperar a Camila y a Sofi en la cocina. ¿Por qué allí? Pues porque me había preguntado si yo había desayunado algo y yo le dije que no, así que ella me sirvió un vaso de jugo y me preparo un sándwich; uno muy delicioso.

-Hola. -llegó Sofi. Sé veía muy bonita con la ropa de cumpleaños especial que le habían conseguido sus padres. Se notaba que esperaba ansiosamente este día porque me abrazó con mucho cariño. Qué rápido era ganarse el amor de un pequeño niño.

-¿Y tu hermana? -Sinuh le pregunta a Sofi.

-Estaba terminando de arreglarse. -decía la pequeña mientras se preparaba un sándwich de jamón y queso.

Camila no tardó mucho en bajar. Pero, qué bonita se veía con ese vestido y su pelo largo y ondulado que le caía por delante de ellos hombros; su maquillaje tan natural apenas si se notaba; llevaba unos tenis para poder andar cómoda caminando por el parque de diversiones; y esa sonrisa... ¡Qué bonita! Apuesto a que habrá deslumbrado a todo mundo por aquella ventana que estaba abierta. ¿Desde cuándo Camila tenía este poder sobre mi? Es decir, podía sentir como alteraba todos mis sentidos con tan sólo verla.

-¿Está todo bien? -Camila me preguntó cuándo no le dije nada por un buen rato. Apuesto que me he de haber quedado con una cara de estúpida al verla. Yo sacudí mi cabeza de un lado a otro para reordenar mis ideas.

-Sí. -dije sin más. Mis mejillas deben de estar muy rojas de la vergüenza; sentía mi cara arder levemente. Juro que si le contestaba algo más a la pregunta que me acababa de hacer iba a decir cualquier otra tontería. Soy una persona muy racional, pero cuando se trata de Camila, no sé, pero algo me sucede.

La mamá de Camila le pidió a su hija que comiera algo antes de irse porque sabía que en el camino tendría hambre; y quién conoce mejor a Camila que su propia madre; claro que debía de tener razón.

Para cuando terminamos de comer algo, nos despedimos de la mayor. Yo le prometí que las traería a salvo, y claro que lo haría. Sofi acompañada de Camila caminaron en dirección a mi auto; la primera se sentó atrás y la segunda al frente.

-Cinturones. -les dije al ingresar al auto. Además de mis razones de seguridad, esto era para no tener problemas con la gente de tránsito. Les sonreí a mis acompañantes-. Bien, aquí vamos. -encendí el auto.

-¡Esperen! -escuchamos antes de emprender camino. Cuando miré el espejo retrovisor a mi lado, vi que Dinah, la amiga de Camila, venía en bicicleta a unos pocos metros detrás.

Montañas de Cristal (Camren)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora