Salí de la empresa siendo cegada por los flashes de las cámaras de quienes se encontraban fuera. Mis guardias me rodeaban y me subí a la camioneta dejando ir un suspiro de alivio. Miré por la ventana y vi a todos los fotógrafos amontonados contra el costado del vehículo. Finalmente arrancamos y nos fuimos de ahí.
—¿Cuáles son mis horarios para mañana?—Le pregunté a mi manager quien estaba a mi lado.
Abrió la pequeña carpeta que tenía en las manos—Sesión de fotos a las 8, reunión con los directivos y sesión de foto a las 14—Finalizó.
Asentí y apoyé mi cabeza en la ventana. Cerré los ojos intentando descansar un poco. Estaba preparando un nuevo álbum y era demasiada presión. Amaba hacer lo que hago, pero a veces necesitaba un descanso. Llegamos al restaurante donde me encontraría con un productor para hablar sobre las nuevas canciones. Nos bajamos y rápidamente los flashes inundaron mi rostro nuevamente. Sonreí sin una pizca de sinceridad y entré al local. Nos sentamos en una mesa lejos de las ventanas y puertas para que pudiéramos estar más tranquilos. Me entretuve con mi celular para matar el tiempo. Casi nunca entraba a las redes sociales ya que siempre encontraba algún comentario hiriente. Después de casi 20 minutos, el productor llegó. Me puse de pie y tome su mano extendida hacia mí. Hice una pequeña reverencia y nos volvimos a sentar. Él comenzó a hablar.
—¿Tienes algo en mente?—Preguntó.
Asentí—Estaba pensando en hacer un concepto más oscuro, que tenga un poco mas de historia y que las canciones se conecten entre sí—Comenté moviendo las manos—Quería que se viera otro lado de mí y cambiar un poco el concepto con el que debuté.
Él asintió y se enderezó—Sería bueno que me muestres algún ejemplo.
—Claro—Dije y saqué mi celular. Le mostré unas fotos y le enseñé una canción que había escrito anteriormente.
—Es muy buena, deberíamos cambiar algunas cosas y hacer el ritmo, también tienes que escribir las demás canciones—Cuestionó mirándome.
Asentí.
—Bien, señorita Kim, ¿cuándo podemos volver a juntarnos?
—El jueves estás libre—Comentó mi manager.
—El jueves será—Dijo.
Se levantó e hice lo mismo. Extendió su mano y le di un leve apretón. Se despidió y volví a sentarme.
—¿Quieres irte o quieres comer aquí?—Preguntó suavemente Tiffany.
—Comeré aquí—Dije.
—Bien—Susurró—¿Estás bien?
Asentí sin decir ni una palabra. Elegí lo que comería y me dispuse a esperar. Mi cabeza comenzó a maquinar todo lo que venía por delante, grabaciones, sesiones de fotos, más entrevistas, más fansings, conciertos y una posible gira mundial. Me levanté rápidamente para dirigirme al baño. Entré al baño y me encerré en un cubiculo. Mi respiración era agitada y mi vista borrosa. Intenté tranquilizarme tarareando una canción pero no funcionó. Sentí dos leves golpes en la puerta y una suave voz del otro lado.
—¿Señorita? ¿Está bien?—Preguntó aquella voz desconocida.
Quise contestar pero no pude. Sólo jadeos salían de mi boca.
—¿Señorita?—Volvió a preguntar—Abriré la puerta.
Como pude me moví y aquella chica abrió la puerta. Se agachó en frente mío y me miró. Se veía un poco preocupada.
—Tranquila, respira conmigo—Dijo y comenzó a respirar tranquilamente.
Mis manos buscaron las suyas inconscientemente. Miré su boca concentrándome en su respiración y seguí su ritmo. Sus dedos acariciaban el dorso de mi mano transmitiéndome su paz. Mi respiración se fue regularizando y pude volver a inhalar con normalidad. Afloje mi agarre de sus manos y ella me ayudó a pararme.
—¿Estás bien?—Preguntó.
Asentí—Gracias.
Sonrió levemente y me condujo hacía afuera. Me fijé en su vestimenta y vi que era una empleada. Me sentí un poco avergonzada por haberla hecho perder tiempo de trabajo y por el hecho de que cuando salí todos me miraron. Aquella chica se puso delante mío, dejándome fuera de la vista de los demás. Me pregunté si me conocía o si no. Me extendió un vaso de agua y lo tomé, agradeciéndole.
—Gracias, una vez más—Dije con una risilla.
—No fue nada, ¿segura que estás bien?
Volví a asentir—Segura.
—¿Comes aquí?
—Si—Dije.
—¿Ya pediste?
Negué con la cabeza y ella extendió un menú—Puede elegir señorita—Sonrió.
Reí levemente y le señalé lo que quería pedir.
—En unos momentos estará en su mesa—Dijo haciendo una reverencia.
Volví a reír y caminé de vuelta a mi mesa con una sonrisa plasmada en la cara. Me senté de vuelta y Tiffany me miró.
—Dios Jennie, ¿estás bien?
Asentí sin decir nada.
—Mierda, me asustaste, te perdí de vista, imbecil.
Volví a reír y dirigí mi mirada hacía donde me encontraba hace unos minutos. La chica de pelo rubio atendía a una pareja mientras sonreía. Sonreí inconscientemente y me reprendi a mi misma por ser muy obvia. Supuse que realmente no sabía quién era y eso me agradaba, no me malinterpreten, me encanta que mis fans me pidan fotos o que me reconozcan en la calle, pero se sintió extrañamente bien el que no sepan quién soy. Contesté el mensaje de mi madre y escuché a alguien caminar detrás mío. Un plato de comida se posicionó justo en frente mío y levanté la cabeza para ver quien era. Una sensación de emoción recorrió mi cuerpo al ver que era la misma chica rubia de hace unos minutos.
—Que disfrute—Sonrió.
—Gracias—Le sonreí de vuelta.
Miré a mi manager quién me miraba extrañada.
—¿Que?
—¿Jennie Kim sonriendo sinceramente a alguien? Qué alguien me pellizque.
Lo hice y se quejó, haciendo que riera.