Bajé del escenario con una sonrisa. Había hecho un pequeño concierto por el aniversario de mi sexto año como cantante. Canté las canciones que saqué cuándo recién comenzaba y mis fans cantaron conmigo, eso me alegraba. Me saqué los in-ears de las orejas y los dejé encima del tocador. Suspiré un poco cansada y comencé a desvestirme para ponerme ropa más cómoda. Escuché dos golpes en la puerta.
—Jennie— La voz de Tiffany sonó afuera.
—Pasa— Dije mientras me ponía un pantalón deportivo.
Ella entró y cerró la puerta casi de inmediato. Me miró de arriba a abajo e hizo un gesto con fingidas ganas. Reí ante eso, siempre hacía lo mismo.
—Tengo malas noticias— Dijo sentándose
Suspiré irritada, siempre pasaba lo mismo. Continué cambiándome mientras le daba la espalda.
— Tu álbum se retrasó— Dijo— Los productores creen que deben darte mas tiempo para que escribas más canciones, por lo que no hay fecha definida para el comeback todavía— Finalizó.
—¿Cuánto tiempo tengo?— Pregunté.
—Te dieron por lo menos 4 meses, quieren un demo antes de febrero— Contestó.
—Es una mierda— Solté.
Rodó los ojos y me pegó en la espalda antes de que pudiera ponerme la remera. Me quejé ya que sí me había dolido y la miré mal. Se encogió de hombros. Terminé de cambiarme y salimos del edificio. Le mandé un mensaje a Rosé para saber cómo estaba, la extrañaba. Salimos por la puerta trasera ya que el frente estaba infestado de fotógrafos. Me subí a la camioneta y pude finalmente respirar. Sentí el bullicio que se creó detrás de la camioneta, supuse que a los fotógrafos no les había hecho gracia que saliera por la puerta trasera, pero mientras más en secreto me mantenga, mejor. Volví a suspirar, quería llegar a mi casa para poder dormir. Me pasé el resto del viaje sumergida en mis pensamientos, tanto que Tiffany tuvo que golpearme el hombro para que volviera a la tierra. Me despedí de ellos y subí rápidamente a mi casa. Dejé mi bolso encima de una silla y me tiré en el sillón dejando ir un largo suspiro. Sentí unas patitas encima de mi espalda y me reí al ver a Kai intentando lamer mi cara, pero fallando al caer. Me reí más fuerte y lo agarré entre mis brazos. Le di un beso en su cabecita y lo bajé para irme a duchar. Revisé mi celular antes de entrar a la ducha y Rosé no había contestado. Lo volví a dejar en la mesa y finalmente me metí en la ducha.
Me bañé tranquilamente y salí sintiéndome más relajada. Me sequé el pelo cuidadosamente e hice el tratamiento que tenía que hacer para verme mejor. Sentí mi celular sonar y me apuré a agarrarlo. Contesté la llamada.
—¿Hola?— Pregunté.
—Hola Jennie— Contestó Rosé del otro lado.
Sonreí sin querer evitarlo, me alegraba escuchar su voz.
—Rosie— Musité— ¿Cómo estás?
—Estoy bien—Susurró—¿Tú?
—También, suenas cansada.
Suspiró— Lo estoy, todo esto me tiene un poco estresada, pero nada de qué preocuparse, solo necesito dormir— Dijo—¿Interrumpo algo?
—Para nada, estaba deseando escucharte— Confesé.
Escuché su risita del otro lado y sonreí, por lo menos la había hecho reír.
—Siento no haberte llamado antes, pero sigo haciendo trabajos para la universidad y estoy pendiente de mi mamá— Dijo.
—Está bien, no te preocupes, ¿comiste?
—No todavía, de hecho creo que ni siquiera desayuné, no tengo apetito.
Fruncí el ceño aún sabiendo que no me estaba viendo.
—No te saltes las comidas Rosé, es importante que comas, más ahora— La reté.
Hizo un sonido de queja— Pero si como me siento mal— Protestó.
—Lo sé, pero tienes que por lo menos comer algo.
—Está bien— Dijo enfurruñada— Me tengo que ir Jen.
Mi interior se volvió loco ante ese apodo.
—Está bien, ¿me llamarás luego?
—Lo haré.
—Adiós Rosie.
—Adiós Jen.
La llamada terminó y me llevé la mano al pecho. Podía sentir mi corazón latiendo desenfrenado y esa sensación de adrenalina estaba en mi cuerpo. Suspiré. Hacía mucho que no sentía eso. Me levanté y me dirigí a mi habitación para finalmente dormir. Terminé de cambiarme ya que al salir corriendo del baño no había terminado mi cometido. Me puse el pijama y me acosté en la cama. Llamé a mis perros para que me hicieran compañía en mi siesta. No lo voy a negar, los había adoptado para no sentirme tan sola al llegar a casa o al dormir, ellos se habían vuelto casi el pilar de mi vida y realmente no se qué haría si ellos no estuvieran conmigo.
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Jeje, ola.