Me senté en el sillón frustrada. Sentía la mirada de Lisa encima mío. No podía ser. La había visto en las noticias y había visto su video. Pero no había forma de que esa canción sea para mí, era imposible. Ella había jugado conmigo y se había burlado de mí, ¿por qué haría algo así?
—Chaeng— La voz de Lisa me sacó de mis pensamientos— Cálmate.
Pero no podía, la cabeza me iba a mil por segundo. Me costaba respirar y me sentía mareada. Dios, tenía que calmarme, sino me iba a desmayar. Sentí un líquido correr por mi nariz y caer en mis manos.
—Rosé tu nariz está sangrando— Dijo Lisa levantando mi rostro.
Me paré cubriendo mi nariz con mis manos. Podía sentir la sangre bajar por mis manos y comencé a caminar hacia el baño. Me tambalee pero Lisa me agarró. Me ayudó a llegar al baños y me sentó en el inodoro. Puso un pedazo de papel en mi rostro mientras sacaba su celular. Mandó un mensaje y volvió su atención a mí. Me sentía mareada, sentía que en cualquier momento iba a perder la conciencia. Escuchaba la voz de Lisa hablarme pero tenía la sensación de estar abajo del agua. Sus manos se apoyaron en mis hombros y mis manos dejaron de sostener mi rostro. Mi cuerpo perdió fuerza y caí encima de su cuerpo. Todo se oscureció y mi cuerpo se volvió una pluma.
Escuché unas voces a mi alrededor pero no lograba distinguir que decían. Sentí unas manos tomar mi brazo y presionar mi muñeca. Abrí los ojos lentamente pero los volví a cerrar al sentir el dolor en ellos por la luz. Me quejé por el dolor de cabeza. Sentí la puerta abrirse y segundos después a alguien abrir mis ojos y apuntarme con una luz. Moví la cabeza molesta por eso, ¿qué carajo?
—Necesito revisarla señorita— Dijo una voz masculina.
Volví a sentir sus dedos en mi rostro y la luz volvió a golpearme. El dolor volvió a expandirse por mi cráneo y tensé la mandíbula. Pasó al otro ojo y se alejó. Me incorporé suavemente en la camilla. Miré a mi alrededor y vi a Lisa mirándome desde la puerta. Tenía una intravenosa en el brazo la cual dolía. El médico me explicó algo que no escuché y asentí para que se fuera. Lisa entró y me fulminó con la mirada.
—¿Qué?— Pregunté perdida.
—¿Cómo que "qué"?— Dijo irónicamente— ¿Rosé no comes?
Hice memoria. Era verdad. Después de todo lo que había pasado, había perdido severamente el apetito y un poco (por no decir mucho) las ganas de vivir. Bajé la cabeza, estaba recayendo de nuevo. Me cubrí el rostro con las manos. La depresión siempre me había acompañado. Cuando llegué a Corea me sentía increíblemente vacía, eso hasta que conocí a Lisa y Jungkook. Los trastornos alimenticios también habían sido parte de mi vida, aunque en menor medida a comparación de la depresión. Miré a Lisa y no pude evitar el que mis ojos se llenaran de lágrimas.
—Rosie...— Dijo Lisa abrazándome.
Me aferré a su cuerpo como si eso fuera lo único que podía salvarme. Lloré fuertemente, sintiendo mi interior desgarrarse. Me separé un poco para poder respirar. Me volví a pegar a ella. Sus manos acariciaban mi espalda intentando calmarme.
—Rosie, mírame, por favor— Dijo afligida.
Me despegué de ella para mirarla. Limpió las lágrimas de mis ojos y me miró apenada.
—¿Sabes que me puedes contar lo que sea?
Asentí.
—¿Y que no importa que pase voy a estar contigo?
Mis ojos se volvieron a inundar y un sollozo escapó de mi boca. Dolía, claro que dolía. Vivir sin ella era mucho más difícil de lo que creía. La necesitaba, mucho más de lo que admitiría. Necesitaba sus besos, sus manos, sus caricias, necesitaba todo de ella. Lisa se acercó nuevamente a mí y me envolvió en sus brazos otra vez. Me escondí en la curvatura de su cuello. Rasgué su espalda con ansiedad, no se quejó. Mi cuerpo temblaba agresivamente y mi corazón parecía querer salirse de mi pecho.
Era definitivo, la necesitaba, necesitaba volver con ella.