14. Jodida.

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—No, no tenemos hablar— Dije intentando esquivarla, pero se puso en frente mío evitándolo.

—Por favor.

Resoplé y la miré esperando que hablara.

—Lo siento— Dijo— No quise decir que eras una niña, no, no lo eres— Explicó moviendo las manos.

—¿Entonces?

Suspiró—Si quiero estar contigo, pero, no puedo— Musitó.

Intenté irme de nuevo pero me jaló del brazo, haciendo que quedáramos cerca.

—Entiéndeme.

—No entiendo por qué me buscas si no podemos estar juntas, Jennie— Dije.

Negó—Olvídalo. Olvida lo que dije.

Me separé un poco de ella y metí mis manos en los bolsillos de mi campera.

—Sólo quiero saber el porqué no podemos estar juntas— Pedí.

—No es importante, Rosé.

Reí sarcásticamente y negué— Adiós Jennie— Dije y volteé para caminar a mi casa.

No la escuché seguirme y apreté los dientes. Levanté la vista y vi la calle oscura. Me frené. Dudé unos segundos. Era tarde y no dejaría que se fuera sola. Caminé de vuelta al callejón y ella seguía ahí. Levantó la cabeza al escucharme.

—Te llevaré a tu casa, vamos— Dije sin esperar una respuesta.

Escuché sus pasos acelerados hasta que llegó a mi lado. No le dirigí la mirada pero podía sentir la suya en mi cuello. Cruzamos a mi auto. Nos subimos y el ambiente era muy incómodo, la tensión se podía cortar con cuchillo. Arranqué el auto. Manejé unas cuadras y apreté las manos en el volante, dudando en hablar.

—No me quiero ilusionar, Jennie— Solté haciendo que volteara a verme— No quiero pasarla como la mierda por nada.

—No estoy jugando — Dijo suavemente— Quiero estar contigo.

—Dices eso y después saltas con que no podemos estar juntas.

—Olvídate de eso, Rosé, olvídate— Habló molesta.

Bufé irritada— ¿Entonces qué? ¿Qué quieres que hagamos, eh?

—¿Quieres estar conmigo?— Preguntó haciendo que me sorprendiera.

La miré incrédula y ella me devolvió la mirada.

—¿Quieres o no?— Cuestionó mirándome fijamente.

—Claro que quiero— Susurré casi inaudible.

Vi de reojo como sonreía y bajaba la cabeza levemente. Frené en un semáforo y la miré. Tenía una sonrisa hermosa en la cara que me daban ganas de besarla. Sonreí y desvié la mirada. Negué y ella rió suavemente.

—¿Qué?— Preguntó divertida.

—Nada— Dije sin poder evitar sonreír.

Se acercó a mí y depositó un beso en mis labios. Su sabor me embriagó y sentí la boca adormecida al seguir su suave ritmo. Su mano se posó en mi mejilla y me acarició suavemente. La bocina del auto de atrás hizo que nos separaramos y bufé. Ella rió y yo arranqué. Miró a los costados y se recostó en el asiento. Doblé en la esquina de su casa y frené.

—¿Estoy perdonada?

Reí— Estas perdonada.

Volvió a reír adorablemente y la atraje a mi para besarla. Acaricié su mejilla y bajé la mano a su cuello. Mordí su labio inferior y le pasé la lengua por el mismo. Entreabrió los labios y nuestras lenguas se chocaron. Pasó la mano por mi cuello llegando a mi pelo y enredando sus dedos en el. La falta de aire se hizo presente y nos separamos. Apoyó su frente contra la mia y sonrió.

—¿Puedo preguntar... por qué llorabas el otro día?— Dijo en voz baja.

Suspiré sin separarme de ella— Mi mamá... tiene cáncer... y puede morir— Dije afligida— Mi papá quiere que vaya a verla aunque sea por última vez. Mi hermana me lo dijo.

—Oh, lo siento.

Negué separándome un poco— Está bien.

—¿Cuándo irás?

—En esta semana, supongo, tengo que comprar el boleto de avión.

Pasó la mano por mi pierna reconfortantemente. Le sonreí débil y tomé su mano. Suspiré y tensé la mandíbula. No quería volver a llorar en frente de ella. Me enderecé y aclaré mi garganta. Me estiré un poco para besar fugazmente sus labios.

—Llámame si necesitas algo— Dijo sin soltar mi mano.

Asentí— Lo haré, gracias Jen.

Sonrió y volvió a besarme. Se bajó del auto y entró a su edificio. Arranqué mientras apretaba los dientes. Puse algo de música para aliviarme un poco. Gracias a que ya era muy tarde, ya casi ni había autos en las calles. Apreté el acelerador apurada por llegar a mi casa. Cuando llegué me bajé rápidamente tomando mis cosas de la parte trasera del auto. Subí velozmente por las escaleras y abrí la puerta. Busqué el licor que había comprado recientemente y lo abrí dándole un largo trago.

Estaba jodida.

Porque estaba enamorada de Jennie Kim.

SUPERSTAR||CHAENNIEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora