Salí del baño y entré a mi habitación. Podía escuchar el ruido del televisor en el living, supuse que Rosé estaría mirando. Me sequé el pelo y me puse ropa cómoda. Salí y fui al living. Mientras más me acercaba al salón, más podía distinguir lo que decían. Algo en la televisión llamó mi atención y la sangre se me fue a los pies. Mi cara estaba reflejada en la pantalla mientras la presentadora hablaba.
"La famosa cantante y compositora Jennie Kim asistirá al Fashion Week de Paris. Esto fue confirmado por su empresa y se especula que volará a Francia esta semana. Sus fans respondieron a esto logrando posicionar a la idol en el primer lugar de las tendencias. Los fotógrafos esperan ansio-"
Apagué el televisor para que dejara de escuchar. No me miraba. Miraba fijamente a la pantalla en negro y se mantenía en la misma posición. Los nervios se hicieron presentes. No sabía que hacer ni que decir, me había descubierto, y yo la había cagado. Me dirigí hacia ella lentamente. Vi su rostro, no tenía ninguna expresión. Se levantó y me miró. Pude sentir su mirada quemándome.
—¿Cantante? ¿Idol?— Dijo.
—Rosé, yo-
—¿Por qué me mentiste, Jennie?— Preguntó bruscamente.
No dije nada. No tenía que decir, no sabía cómo explicarle.
—Jennie— Volvió a decir— Te hice una pregunta.
—Lo siento.
Se rió sarcástica, haciendo que la piel se me erizara.
—No quiero que lo sientas, quiero que me digas porqué me mentiste.
—Porque...no quería que supieras quien era— Contesté.
Se quedó mirándome fijamente. Tragué saliva, sentía que mis piernas iban a fallar en cualquier momento. El silencio era abrumador. Sus ojos se veían dolidos y su mandíbula estaba tensa.
—Rosé— Susurré— No es lo que crees.
Intenté explicarle. Me acerqué un poco a ella pero se alejó, eso dolió. Me miró desconfiada y pasó por mi lado. Agarró su mochila posada al lado de la puerta. Se dirigió a la misma para salir. La agarré de la mano intentando frenarla.
—Rosé, por favor— Rogué.
—No me toques— Dijo soltándose.
Volví a agarrarla y me puse enfrente de ella.
—Por favor, déjame explicarte.
—¿Qué me vas a explicar, eh? ¿Qué excusa vas a poner?
—No son excusas, por favor— Volví a pedir.
Podía sentir mis ojos húmedos y un nudo en la garganta. Me miró sin expresión alguna y se soltó de mi agarré bruscamente. Salió del departamento. Cerró de un portazo que hizo que me sobresaltara. Se me llenaron los ojos de lágrimas, soy una imbécil. Me tapé el rostro con las manos y sollocé audiblemente. Maldije en mi interior incontables veces y me senté en el suelo. Apoyé mi espalda contra la pared y lloré más fuerte. Me dolía el pecho y mi cuerpo estaba invadido por la rabia y la tristeza. Rabia conmigo, por haberle mentido a la única persona que realmente había llegado a amar en tan poco tiempo. Por haberla perdido. Por haberla lastimado. Kai se acercó a mí y lamió mi rostro, llevándose consigo mis lágrimas. Sonreí triste y volví a sollozar mientras lo abrazaba.
•••
Entré a mi departamento mientras las lágrimas bajan rápidamente por mi rostro. Lancé mi mochila molesta al sillón. Me pasé las manos por el pelo con desesperación. Sentía como el aire me falta y una sensación de ahogo me invadía. Me dirigí a la cocina buscando algo con que calmarme. Busqué hasta que encontré algo. Alcohol. Abrí la botella y le di un gran trago, sintiendo como me quemaba la garganta. Repetí la acción. Me senté en la mesada y volví a sollozar. Apoyé mi rostro entre mis brazos y me permiti llorar libremente. Dolía, muchísimo. Me sentía usada y engañada. Me sentía como una idiota por haberme enamorado de alguien que me mentía, que no confiaba en mí. Siempre me pasaba lo mismo, siempre me terminaban engañando.