El lago de los cisnes II

583 37 16
                                    

Michael y Bonnie tumbaron con cuidado a Evelyn en la mesa.

A su lado, Arthur y Thomas tumbaron a Linda.

Arthur lloraba cómo un niño pequeño, cogido del cuello de su mujer y pidiéndole perdón.

- Mamá - susurró Evelyn, llamando a su madre - quiero a mi madre.

- Que alguien llame a Polly - ordenó Thomas, para después mirar a su prima - Evelyn, vas a ponerte bien.

La chica asintió y Thomas le bajó la parte superior del vestido, dejándola en sujetador.

Polly no tardó en aparecer y se puso de pie al lado de su hija.

- Cielo, pase lo que pase no cierres los ojos ¿vale? - rogó Polly con los ojos vidriosos.

- Bueno, esto va a doler - avisó Thomas sacando una navaja - Pol, sujétale la cabeza.

Polly asintió y con cuidado echó la cabeza de su hija hacia un lado. Para que la chica no pudiese ver y a Tommy le fuera más cómodo sacar la bala.

Entonces Thomas le hizo un corte profundo con la navaja a la chica y esta apretó la mano de su madre, soltando algunas lágrimas.

- Shh tranquila, lo estás haciendo muy bien mi amor - dijo Polly acariciándole el pelo - Tommy ¿cómo va eso?

- La bala se está metiendo cada vez más adentro - contestó Thomas un poco nervioso - Arthur ayúdame.

Arthur se secó las lágrimas y con su navaja hizo un corte paralelo al de Thomas.

- Joder - susurró Evelyn apretando la mano de su madre y cerrando los ojos fuertemente.

- Aquí está - dijo Thomas sacando la bala, que estaba cubierta de sangre.

Evelyn volvió a cerrar los ojos. Polly suspiró aliviada y besó la frente de su hija.

- Ahora te lo tengo que coser - avisó Thomas limpiándose los restos de sangre - dolerá, pero no tanto.

Entonces, el hombre salió de la habitación para buscar todo lo necesario.

- ¿Evelyn? - preguntó Polly preocupada mientras acariciaba la mejilla de su hija, a lo que la chica tarareó sin abrir los ojos - con que estás embarazada ¿eh?

- Con que estás comprometida ¿eh? - dijo Evelyn abriendo los ojos y mirando el anillo que llevaba su madre.

- ¿Sabías que Aberama me lo iba a pedir? - preguntó Polly arqueando una ceja.

- Obviamente - contestó Evelyn con una pequeña sonrisa orgullosa - ¿porqué crees que quería hablar "a solas" conmigo?

- Os voy a matar - contestó Polly con una sonrisa - a los dos.

- Si nos mataras, nos echarías de menos enseguida - dijo Evelyn con una sonrisa burlona.

- Verdad - afirmó Polly acariciando el pelo de su hija - ¿quieres saber si será niño o niña?

- No puedo ponerme de pie - contestó Evelyn señalando los dos cortes.

- Puedo hacerlo así - contestó Polly con una sonrisa.

Con bastante concentración y utilizando las dos manos, Polly apretó suavemente los pechos de su hija. Primero uno, luego otro y finalmente los dos a la vez.

Sonriente, la mujer se apartó, ya que en ese momento llegó Thomas con las cosas necesarias para coserle los cortes.

- ¿Y bueno...? - preguntó Evelyn apretando un poco los ojos, ya que su primo había empezado a coserle los cortes.

- Una niña - contestó Polly besando la frente de la chica.

Seis meses después

- Pero entonces, si os vais a Londres no podré ver a mi nieta - dijo Polly un poco triste - y me quedaré sola. Michael en Nueva York y tú en Londres...

- Tienes a Aberama - rió Evelyn al ver que el hombre se hacía el dolido - pobrecito, te has olvidado de él.

- No me he olvidado de él. Pero es que no es lo mismo - dijo Polly haciendo un mini puchero, para luego mirar a su ya oficialmente marido - no te ofendas cariño.

- Y si que podrás ver a tu nieta porque Bonnie y yo vendremos de vez en cuando - dijo Evelyn abrazando a su madre.

- Cuídamela - ordenó Polly señalando a Bonnie y luego rectificó con una sonrisa - bueno, cuídamelas.

- Tranquila, haría lo que fuera por ellas - aseguró Bonnie besando la sien de Evelyn - incluso moriría.

Los dos chicos se despidieron del resto del clan Shelby y junto a sus padres, se dirigieron hacia la estación de trenes.

- Supongo que ya no puedo hacer nada para que te quedes aquí conmigo ¿verdad? - preguntó Polly suspirando.

Evelyn solo rió levemente, abrazó fuertemente a su madre y después a Aberama.

Bonnie y ella subieron al tren, rumbo a Londres.

Al menos pensaban que su pequeña no pasaría sus primeros meses rodeada del humo y la mierda de Birmingham.

O eso creían...

𝐒𝐎𝐘 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐓𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora