La visita de Thomas

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15 de diciembre de 1924

- ¡Niños entrad a casa! - ordenó Rosemary saliendo de su casa para dirigirse al jardín, donde se encontraban sus hijos sentados en el suelo mientras hablaban.

- ¡No somos unos niños! - dijo Evelyn rodando los ojos - Mike tiene veintidós y yo diecisiete.

- Pero seguís siendo mis niños - se defendió la mujer - y además ¿cuántas veces te tengo que decir que no me ruedes los ojos, señorita?

- Cuando seas mi madre de verdad te haré caso - contestó Evelyn mientras se levantaba del suelo.

- No le hables así a tu madre, Evelyn - ordenó el señor Johnson, que acababa de salir de la casa.

- La primera: no es mi madre y la segunda: ¿cuánto tiempo tengo que estar en esta puta cárcel? porque yo me quiero ir de aquí - preguntó Evelyn bufando.

- Cuando seas mayor de edad podrás hacer lo que te plazca, pero ahora tienes que estar en esta casa. Bajo mis órdenes y las de tu madre - contestó el señor Johnson en tono severo - por lo menos tienes a tu hermano, que se podría haber ido hace tiempo y sigue aquí contigo para no dejarte sola en lo que tú llamas a esta casa, cárcel.

- ¡Dios santo, qué pesadilla! - dijo Evelyn mientras miraba hacia el cielo.

Rosemary iba a regañarla pero en ese momento un coche aparcó al lado de la casa de los Johnson.

Del cual salió un chico joven con los ojos azules claros como el cielo y una boina en la cabeza.

- Chicos, entrad a casa - ordenó Rosemary.

- Otra vez no, porfavor - suspiró Michael, recordando cuando le arrancaron junto a sus hermanas de los brazos de sus padres.

Él como Evelyn, no recordaba a sus padres. Pero sí recordaban el momento en que tres policias entraron en el salón, cogiéndolos y llevándolos lejos de casa.

- Nosotros no vamos a entrar - advirtió Evelyn.

- Porfavor, entrad - rogó Rosemary

- No, ya pasamos por esto una vez. Si nos quieren llevar a algún sitio que nos lleven, pero estaremos aquí fuera contigo - insistió la menor de los hermanos.

- Bien, vamos - suspiró la mujer.

- Buenos días, ¿usted es la señora Johnson? - preguntó el chico mientras se quitaba la boina.

- Sí... sí, soy yo... ¿quién es usted? - preguntó dudosa la mujer.

El chico no le contestó y miró a los dos hermanos, que estaban a un lado de la mujer.

- Vosotros sois Michael y Evelyn, ¿me equivoco? - preguntó el chico.

- ¿Quién coño eres? - preguntó Evelyn alzando una ceja.

- Eres igual que tu madre, tienes su mismo carácter. Pero esos ojos... - el chico iba a continuar pero Michael lo interrumpió.

- ¿Conoces a nuestros padres? - preguntó acercándose más hacia el hombre, junto con su hermana.

- Sí. Los conozco demasiado bien diría yo - rió un poco el chico.

- ¡Basta! Vete de mi casa. No sé quien demonios eres y tampoco quiero saberlo, pero no te vuelvas a acercar a mis hijos nunca más - ordenó Rosemary, empujando al chico fuera de la verja de su casa.

- Solo una cosa ¿qué sabes de los padres de los chicos? - preguntó el chico sin dejar de mirar a los dos hermanos.

- Qué bebían, fumaban opio y... les pegaban - contestó la mujer.

- Eso no es verdad - dijo el chico con su voz calmada - chicos, vuestra madre solo os quiere ver y hablar.

- ¡Basta! ¡vete de aquí ahora mismo o llamaré a la policia! - ordenó Rosemary enfadada.

- Es esta dirección, solo quiere hablar - explicó el chico, entregándole un papel a Michael.

El hombre se despidió haciendo un gesto con la cabeza mientras se ponía la boina.

Subió al coche y segundos después desapareció.

En Small Heath

Thomas se encontraba en su oficina esperando a Polly para contarle las novedades.

En ese momento entró su tía con cara de no saber porqué su sobrino les había llamado, diciendo que tenía algo urgente que contarle.

- A ver Tommy, ¿qué es eso tan urgente que no puede esperar? - preguntó Polly mientras se sacaba un cigarillo del bolso y se sentaba.

- He encontrado a tus hijos, a los dos. Están aquí en Londres - contestó Thomas sin rodeos.

- ¡¿Qué qué?! - preguntó Polly levantándose de un salto de la silla - ¿donde están? ¿los has visto?

- Sí. Los he visto a los tres. Michael es igual de terco y curioso que de pequeño y Evelyn es igual a ti - contestó Thomas.

- ¿Dónde están? - repitió Polly la pregunta.

- Pol, no puedes ir a verlos. Porque si vas y te pones nerviosa, el matrimonio con el que están los chicos se pondrá nervioso, llamará a la policía y todo este esfuerzo no habrá servido para nada - contestó su sobrino.

- Thomas, dime dónde están mis hijos - ordenó Polly sacando su pistola del bolso y apuntando directamente a la cabeza de su sobrino - dímelo o te vuelo la cabeza.

- Si me vuelas la cabeza nunca sabrás dónde están los chicos - contestó muy calmado Thomas.

Polly levantó la pistola y disparó en el techo.

Con un movimiento de brazos, tiró todos los papeles que su sobrino tenía sobre el escritorio y salió de la oficina dando un portazo.

16 de diciembre 1924

7:15

Michael y Evelyn se econtraban delante de la puerta que les había dicho Thomas.

- Dios, estoy nerviosa - dijo Evelyn sin dejar de mover la pierna de un lado a otro.

- Yo también - dijo Michael, para luego poner una mano en el hombro de su hermana - todo saldrá bien, ya verás.

Justo en ese momento, por la esquina de enfrente, apareció una mujer vestida de fiesta. Esta iba andando poco a poco hacia los chicos, mientras buscaba algo en su bolso.

La mujer se parecía bastante a Evelyn, menos por los ojos oscuros que tenía.

La mujer al darse cuenta de la presencia de los chicos, dejó de andar.

- Estamos buscando a Elizabeth Gray - dijo Michael quitándose el sombrero y sin apartar la mano del hombro de su hermana.

- ¿Qué queréis de Elizabeth Gray? - preguntó Polly mirando a los dos chicos.

- Puede que sea nuestra madre - contestó esta vez Evelyn.

Al escuchar eso, Polly dejó caer las llaves al suelo. A lo que Michael se acercó y las recogió, mientras Evelyn y Polly hacían contacto visual.

Michael abrió la puerta y dejó pasar primero a Polly y luego a su hermana.

𝐒𝐎𝐘 𝐂𝐎𝐌𝐎 𝐓𝐔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora