Capitulo 7: El Hurón y El Caballero

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Capítulo 7:


En ese instante volví en mi.


—¡Leila que has hecho!


—¡Te lo ibas a comer! ¡Entré en pánico!—vi como su mano, aun estirada en nuestra dirección temblaba,toda ella temblaba.


—Ya tranquila, cálmate. Nadie nos vio, ahora tan sólo... devuélvelo—exigí.


Me pude haber visto muy rígida y dura, pero la verdad es que el temor y la vergüenza me consumían por dentro. Mis pies no respondían y mi cabeza se negaba a mirar al suelo donde estaba la persona que me gustaba convertida en un hurón.


—Es que... verás...—su mirada bajó, rayos eso no era una buena señal—No tengo idea de como hacerlo—farfarulló bajo y a una gran velocidad, y créanme si no la conociera de más de un año no le hubiera entendido, pero como la conozco...


—¡¿Qué?!—exclamé al momento de ver como sus ojos se volvían acuosos—¡Qué se supone que haremos ahora! ¡Aiden es un hurón! ¡Un H-U-R-O-N!


Esta vez el pánico me envolvió de una manera fría. Fue entonces cuando mi mirada cayó he hice un intento de recoger a Aiden pero... este ya no estaba ¡Aiden no estaba!


—Dioses, Leila hay cosas peores ¡El hurón no está!


—¡Como qué no está! Estaba recién ahí ¡Hay que encontrarlo!—comentó. Si antes estábamos preocupadas, se podría decir que ahora sería un estado de histeria.


Mi mente se encontraba funcionando a su 110% -si acaso era eso posible- en un fallido intento de buscar a trabes del patio, pero en eso, una fugaz idea cruzo mi mente. Dioses.


—¡Si Aiden entra en esa comedor se lo comerán!—dije, o al menos traté de decir al omento que pasaba velozmente a su lado.


Abrí las puertas de par en par, más de alguno se me quedó viendo pero eso ya no importaba. Inhalé tratando de buscar un olor diferente -tenía que aprovechar mis dotes- pero nada. Al menos no estaba aquí.


En momentos de más tensión o adrenalina se olvida lo esencial, lo necesario todo por la persona querida.


Pasé por el lado de August y Bryan sin inmutarme, bebía encontrar a Aiden. Todo esto era mi culpa, si me hubiera controlado mejor... Dejé esos pensamientos de lado. Mi prioridad en ese momento era otra.


Recorrí los pasillos, aulas, patios, incluso los baños -y cuando digo los me refiero a ambos y creo que después de esto necesitaré programar otro lavado de cerebro- pero nada, me encontré varias veces con Leila y un ya informado Bryan, ellos también con el mismo resultado.

Pasaron minutos, horas pero nada. Las clases acabaron y el timbre retumbó en mi cabeza como un sonido lejano. Casi resignada me dedique ir hacia mi casillero. ¡No encontraba ni el más mínimo rastro! Era seguro que alguien lo encontró y lo cubrió con su esencia, pobre Aiden.

—¡Taby! ¡Al fin te encuentro!—dijo una cansada Leila —Lo hemos encontrado... Está a en la salida sur, sobre la bodega de gimnasia.

No esperé más. Corrimos hacia el lugar, allí donde una multitud de adolescentes se aglomeraba, tratando; inútilmente; de alcanzar al pequeño hurón.

—Lo encontró una chica de primero, cerca de los casilleros. Ya estaba por irse cuando comenzó a jugar con él lanzandolo hacia arriaba—dijo Bryan al estar a mi lado—Suponemos que en una de las lanzadas hacia arriba el hurón se le encaramó sobre el techo y desde entonces no lo han podido sacar. Créeme varios ya lo han intentado pero al acercase demasiado se engrifa y los araña como si...

—Los reconociera.

Me alarmé si eso es posible quizás...

—¿Eso es posible?—pregunté aun había algo que hacer.

—Todo es posible si el hechizo es débil—eso era suficiente para mi.

Me acerqué con cautela, hasta poder entrar en su campo de visión. Me reconoció, lo vi en sus ojos.

Saltó hacia mi.

¿Se acuerdan cuando en un comienzo les dije que mi mala suerte me perseguía y siempre me alcanzaba empeorándolo todo? Esta vez no fue la excepción.

Un chico lo atrapó en el aire, antes que yo.

Robert creo que era su nombre... Sonrió victorioso mientras se alejaba. Oh no. Corrí hacia el con Leila y Bryan tras de mi.

—Ese hurón es mio, devuélvelo—me interpuse en su camino tratando de pararme lo más recta posible, pero de nada sirvió ¡Medía casi 1.90! Yo era alta pero esto es demasiado. 

—No lo creo linda. Yo lo encontré, es mio—trató de irse nuevamente pero ahora fue Leila quien se interpuso—Ah, bueno. Quizás se los pueda dar pero con una condición.

Su mirada viajó de mi hacia Leila escaneándola de arriba a abajo con una mirada lujuriosa. Era un cerdo.—Ya que tu amiga es muy mona quie-

No pudo acabar de hablar. Bryan se encontraba entre nosotros.

—Nada de condiciones... Entrega ese hurón—su voz era dura y firme al igual que su mirada.

—¡Uy! ¡Pero si alguien quiere hacerse el héroe! Será mejor que te apartes, esto no te incumbe, cabrón—su vista volvió hacia nosotras más allá de Bryan, más específicamente a Leila.

Dos segundos, en dos segundos Byan ya se encontraba con Aiden en su mano izquierda y Unos nudillos rojos en la derecha. Robert, estaba a sus pies.

Al fin Aiden estaba entre mis manos acariciando su cabeza en mi palma. Lo sabía me reconocía.

—Eso fue... ¡Asombroso! Bryan, ¡No sabía que tenías ese gran derechazo! ¡Eres todo un caballero!—Leila derramaba emoción al caminar.

—Tan solo fue una demostración de poder zombie—bromee.

—Poder Fraternal—me corrigió el aludido—Tu también lo hueras podido hacer, pero creo que un ser tan varonil como yo se ve mucho mejor.

Hasta ahí quedó el caballero.

...

—Vamos Leila... intenta... devolverlo.

Caminábamos a casa juntos, se había hecho tarde.

—Ya te dije... ¡No sé como hacerlo!—se encogió de hombros como si nada ¡Como si nada!

Resignada suspiré, no sacaba nada. Al fin y al cabo ya estaba hecho.

—¿Ya decidieron que harán con él? Bueno me refiero, ya es tarde y no puede irse a su casa.

Gracias a Bryan la realidad me vino de golpe. TODA la realidad.

—Yo me lo llevaría—continuó—pero... mi familia no aguantaría la tentación. Y menos Satcy.

Verán Satcy es la hermana menor de Bryan pero halaremos de ella en otro momento.

—Creo que tendrás que ser tú—Leila se encogía de hombros—Si mi familia sabe quién es él y que le hice, no me volverían a ver.

—Son unos grandes amigos, enserio—dije con amargura, la vida era una maldita mierda—Pero si yo quiero...

—¿Comértelo? ¿Devorarlo? ¿Succionarle la vida? Tranquila, estarás bien, además eso no era lo que siempre quisiste?

Eso me confundió y resignada fui a casa.
Todo pasó calmado, le expliqué la situación a Tía Delia , quien mágicamente entendió la situación y no hizo comentarios -cosa rara en ella-.

Me tiré suavemente a mi cama, Aiden estaba dormido plácidamente en ella desde que llegamos.

—Luego que todo esto pase... ¿Cómo me recordarás?

Sutilmente deposite un beso en su cabeza peluda y me metí a bañar, sinceramente apestaba. 

El agua calmó mi cuerpo y también mi mente de una manera única. Con mis manos quité el odioso maquillaje del cuerpo, terminé. Enrollé mi cuerpo en la toalla observando por ultima ves mi rostro surcado de venas en el espejo.

Estaba por salir del baño cuando mi teléfono sonó, era Leila.

—¿Hola?

Taby que bueno que contestes, llamaba para decirte que el hechizo es temporal, ten cuidado.

Osea que...

¡Cambiará en cualquier momento! ¡Podrá...

No escuché más, había abierto la puerta y ahora me encontraba frente a frente con un desnudo Aiden en mi cama.

—Tu y yo tenemos que hablar.

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