49) Camila

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Camila

Dos horas, dos horas quedaban para que empezara la fiesta. ¿Y yo? Seguro creen que ya estoy casi lista, pues no. Les informo que no es así.

Aquí me encuentro acompañando a Robin a buscar "algo" fuera del colegio, y no solo eso. Todos sabemos lo que es ese algo, tratándose de Robin no podía ser nada más ni menos que un nuevo cargamento de drogas.

Considerando que el negocio le iba bastante bien con mi ayuda, la distribuía a más de la mitad de la población estudiantil del colegio y a veces fuera de este. No voy a negar que mi parte favorita es cuando Robin divide el dinero y me da mi porcentaje. Oh si.

Gracias a eso me había comprado unos zapatos y un bolso de Gucci carisimos que iba a estrenar hoy en la fiesta, y ni hablar de mi nuevo celular.

Se sentía muy bien poder comprarme mis propias cosas de marca sin necesidad de que mis amigas me las paguen, que sean truchas o usadas.

Robin se acerca a su auto con una mochila en la espalda y bufo mostrando las manos al cielo. Estaba cansada de esperar.

Al llegar a mí me da un casto beso en los labios y pasa a manosear mis nalgas, deja la mochila en los asientos traseros y entramos a su auto.

- ¿Qiubo? - Le pregunto, pero el me mira como si fuera teta.

- ¿A poco me preguntas? - Responde con otra pregunta.

- No sé, a lo mejor quieres darme un tour por la manzana y así hacer que llegue más tarde al colegio y me de menos tiempo de cambiarme para la fiesta. - Rodé los ojos y me crucé de brazos.

- A ver, lindura. - Me puso la mano en el mentón haciendo que lo mirara. - Te dije que buscaríamos algo y eso hicimos, pero hoy me siento un alma bondadosa así que de paso te compraré algo lindo para que uses hoy.

Abrí  los ojos sorprendida. Este no era el Robin que yo conozco.

- ¿Neta? - Mi cara debía ser un poema en ese momento porque Robin explotó en una carcajada.

- Así es, estoy contento porque has sido muy buena con las ventas, te mereces una recompensa, y ahora... - Llevó sus manos a los asientos traseros sacando de la mochila un paquete del cual sacó un sobre pequeño con un polvo de muchos colores  - ... esto nos hará millonarios, es nueva en el mercado y es una bomba. - Explotó el sobre haciendo que el polvito se esparciera por el auto.

No dije nada, no me gustaba hacer esto, pero no era tan malo después de todo.

Robin arrancó el auto a toda velocidad internadose en la calle, fue fácil llegar al centro comercial, lo difícil fue encontrar lo que quería comprar. Estuve en diferentes tiendas, me medí un montón de ropas y me gustaban muchas más. Cuando le dije a la dependienta que las devolviera todas porque solo buscaba algo especial para esta noche mi corazón se rompió, habían cosas divinas ahí, pero no me las podía comprar ahora, pero Robin la detuvo.

- Empaca todo, nos lo llevamos. - Abrí la boca y los ojos sin dar crédito a lo que había escuchado. - Mi novia se lo merece. - Se acercó a abrazarme y de paso darme una nalgada.

- Está bien. - Respondió la chica con una sonrisa.

- ¿Cómo me vas a cobrar todo esto? - Le pregunté con el ceño fruncido.

- Es un regalo. - Sonrió encogiendose de hombros.

Pasamos a la siguiente tienda donde compré varios zapatos, bueno Robin me compró. Bolsos para combinar y seguimos en la siguiente, volví a tomar varias piezas de ropa que me llevé al probador y luego salí a mostrárselo a Robin quien me daba el visto bueno o no. En una ocasión salí con un vestido dorado corto y con un escote enorme en la espalda, al mostrárselo a Robin pude notar como se mordió el labio y sonreí.

Best Friends ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora