14) Una flor

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Lucas

Las puertas del ascensor se cierran y mi madre se abraza a sí misma. Ya conozco esa acción de ella. Está asustada y no dudo en apretarla contra mí en un abrazo. Esto siempre es difícil, pero sobre todo para ella.

Cuando las puertas de abren ella se aleja y empezamos a caminar juntos en dirección al área de niños, nos encontramos con una enfermera de aspecto joven, pero cansado, su tez morena contrasta con su cabello rubio, labios grandes y ojos cafés, su altura de más o menos 1.65 cm y una voz demasiado dulce diría yo.

- ¿Cómo estas Amelia? - saluda mi mamá con dos besos.

- ¿Qué hay señora Suárez? - nos dio una sonrisa y cuando su mirada se posó en mi esta se amplió. - ¡Oh! Tú debes ser Lucas, eres más guapo de lo que pensé. - la miré con el ceño fruncido.

- ¿Disculpe?

- Ana ha hablado mucho de ti, ¡Ella te adora! - sonreí al escuchar eso. Mi pequeña hermana siempre tan linda.

- ¿Podemos verla, Amelia? - preguntó mamá.

- Claro, está junto a la ventana de siempre, lleva rato ahí y no hay forma de distraerla. - respondió bajando la voz como si fuera un secreto.

- Está bien. - asentí y caminé adentrándome más y arrastrando a mi madre.

Caminamos por una sala donde habían varios niños jugando o siendo interferidos por alguna enfermera en una quimioterapia. Deben sufrir mucho.

Distingui la figura de mí hermana en la ventana de cristal mirando a las inmensas calles seguramente añorando poder ser como las personas que transitaban allí abajo.

- Hola gusano apestoso. - dije y ella se giró con los ojos abiertos para luego ponerse de pie y saltar sobre mi.

- ¡Lucas! - la sostuve en brazos cuando ella enredó sus piernitas en mi cintura y la abracé con fuerza. - Viniste. - susurró en mi cuello donde ya había escondido su cara.

- Claro que vine, nunca dejaría a mi hermanita. - le respondí abrazandola más fuerte.

- Yo los dejaré. Tengo que ir a resolver unos asuntos, pero vendré más tarde. - dijo mamá llamando su atención y haciendo que Ana se bajara de mi para ir a abrazarla.

Estuvimos durante largo rato hablando de diferentes cosas, mi hermana me pidió contarle todo sobre el nuevo colegio y lo hice, ella era mi confidente y no tenía porque ocultarse nada.

- Debió ser increíble haber cantado frente a un público. - dijo ella emocionada.

- Lo fue, sobre todo haber cantado junto a Rose. - confesé. Ella me sonrió pícara y levantó las cejas varias veces.

- Hoy vino una chica que nunca había visto antes, ella es muy amable y bonita. - dijo de la nada.

- ¿Ah si? ¿Cómo se llama? - indague.

- No recuerdo su nombre, la estuve ignorando todo el rato. - se encogió de hombros.

- Ana, sabes que no puedes hacer eso. Es de mala educación. - la regañé. - Promete que cuando esa chica venga de nuevo te vas a disculpar.

- Esta bien, Lucas. - respondió en voz baja.

- ¿Te encuentras bien? - pregunté al verla cerrar los ojos y sostener su cabeza.

- Me estoy mareando. - dijo antes de caer desfallecida. La sostuve para que no se diera un gran golpe y mi pulso empezó a latir rápido.

- Ana, Ana. - la llamé pero no respondía. - ¡Ayuda! - grité y dos enfermeras aparecieron en seguida.

Best Friends ForeverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora