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Después de la alocada noche que había tenido junto con Guzmán y Rebe, Caye se dirigía a su casa.
Todo en su cabeza giraba, el efecto de las setas alucinógenas del día anterior había reducido, pero aún se sentía fatal. Y se sintió aún peor cuando vió a un coche de policía fuera de su casa.
El estómago se le revolvió de una manera horrible, pero contuvo las ganas de vomitar para llamar a Guzmán y Rebeka.
—¿Qué pasa?—, le contesta Rebe.
Ella sin poder encontrar las palabras solo dice:
—La policía coño, está en mi casa.
—¿Tú de qué vas? Es el efecto de las setas, relájate ya.
—Que no es broma, coño, ¿creéis que es un tema de broma acaso?—. Justo en eso Caye ve que un policía comienza a caminar hacia donde está ella. —Viene para acá, avisale a Guzmán.
—Pero—, en eso Caye corta la llamada y finge la sonrisa más real que puede.
—Buen día señorita-, le dice el policía, mientras ella vé que de la otra camioneta se baja un hombre de traje al que no conoce.
—Buen día—, le responde.
—¿Podría acompañarme un momento? Por favor.
—Claro—, Caye se baja del coche en el que llegó a su casa y sigue al policía que se acerca al hombre de traje.
—Buen día, Cayetana ¿cierto?—. Le dice el hombre de traje extendiendo su mano, ella asiente mientras se la estrecha. —Bueno, hagamos esto rápido, ¿vale? Soy el inspector González—. Cayetana al escuchar eso sintió que se desmayaba. ¿Qué hacía él ahí? —Voy a necesitar que me acompañes a la comisaría.
—¿Yo?, ¿pero yo qué he echo?—, dice casi al instante.
—Nada, no te preocupes, son solo un par de preguntas sin relevancia, pero necesarias para cerrar los casos de Marina y Polo, ¿qué va?, la rutina, nada más que eso—, en eso él abre la puerta de la camioneta para que ella suba.
Antes de subir, voltea a ver a su madre, que estaba observando todo desde la puerta de su casa, y le sonríe como si le dijera: «Tranquila mamá, que todo está bien». Lo que decimos siempre, aunque no sea verdad. Después de eso, ambos suben a la camioneta y esta empieza a andar.
Mientras eso pasaba, Rebeka había llamado a Guzmán para decirle lo que Cayetana le había contado.
—¿Cómo que policías fuera de su casa?—, le dice él a través del celular.
—Pues eso me ha dicho la tía, que a como iba con las setas, bien pudo haber alucinado, pero la he escuchado muy convencida.
—Joder.
—¿Qué vamos a hacer?
—Pues yo que sé, ostia, que ni siquiera están aquí la mayoría.
Después de eso se queda un silencio verdaderamente abrumador, que Rebeka decide cortar.
—¿Crees que sea por lo de Polo?
—¡Que no sé coño!—, dice en tono de voz más alto, casi gritando, pero después suelta un suspiro. —Joder, lo siento, pero esto y el puto dolor de cabeza me van a matar.
—¿Deberíamos llamar a los demás?
—No, deberíamos bajarnos la puta cruda para poder pensar bien, y esperar. No podemos hacer nada si Cayetana no te ha dicho nada—. Después se vuelve a escuchar silencio. —Tengo que dormir, te llamo en unas horas, y duerme tú también.
—Pues con estas noticias, que a una se le espanta un poquito el sueño.
—Pues intenta Rebe, intenta, que drogados no ayudamos a nadie ni en nada—, y sin más, cuelga.
—A este tío ni drogado hasta el culo se le puede ver feliz, coño—, dice Rebeka para si misma antes de subir de nuevo a su recámara, cerrar la puerta y tumbarse en la cama, para a los pocos segundos quedarse absolutamente dormida.
Y mientras ellos dormían, Caye estaba apunto de volver a vivir lo que tanto anhelaban dejar atrás.
«Sala de interrogatorios» decía el letrero de la puerta que abría el inspector.
—¿Crees estar en condiciones?—, le dice él, viendo que no entraba a la sala.
—No en realidad, inspector.
—Bueno, dale, que va a ser fácil, un par de preguntas y te regresamos a tu casa, ¿vale? Es para mejor—, ella le muestra una clara sonrisa falsa y después entra.
Se sienta en la silla y el inspector frente a ella.
—Entonces—, comienza él, —tengo entendido que tú y Polo eran cercanos, ¿cierto?
—Era mi novio, si.
—Y antes de que él muriera, ¿tuviste alguna pelea con él, o algo por el estilo?
Cayetana notando el tipo de pregunta que era esa, decidió contestar:
—Disculpe, ¿a qué viene esa pregunta?— El inspector suelta un suspiro, abre un folder y le muestra un papel, que claramente no entendía. —¿Qué es esto?
—Un análisis de la sangre sobre el arma homicida, en el que se puede ver qué no solo hay sangre de la víctima en ella, si no, también suya.
En ese momento Cayetana sintió que todo daba mil vueltas por segundo, ¿no podía respirar o qué pasaba? El mundo se detuvo en ese momento, y por primera vez en su vida, estaba en blanco. Nada se le venía a la cabeza, ¿cómo voy a justificar mi sangre en la botella?
—Me puede decir, ¿qué hacía su sangre en el arma homicida?
«Espabila» le gritaba su subconsciente, pero era como si se hubiera quedado sin voz.
—¿Cayetana?—, le repitió el inspector.
—Yo..., pues...—, bloqueada, dijo lo primero que se le ocurrió, —pues no lo sé, coño, la verdad no lo recuerdo muy bien, gran parte de esa noche he preferido olvidarla..., ¿sabe qué?probablemente fue cuando la dejé a su lado, me corté en algún momento sin darme cuenta—, el policía le sonríe.
—Es todo, gracias-, le suelta de la nada.
—¿De verdad?
—Te dije que sería sencillo, y así fue.
«¿Sencillo? Sencillo el salir por esa puerta» pensó Cayetana por el alivio de saber que había terminado.
El inspector se levanta y le abre la puerta.
—Mis compañeros te esperan para regresarte a casa—, Cayetana se levantó de la silla y antes de salir, le dice: —Gracias, me has ayudado mucho—, ella confundida, le da un intento más de sonrisa y mientras él ve como ella se aleja, le dice a uno de sus compañeros: —Yo a ellos los estaré viendo muy seguido a partir de hoy.
—¿Les tienes?—, le dice su compañero.
Él asiente. —Te dije que buscarlos justo después de una noche de discoteca era lo mejor. Un poco de presión, preguntas directas y sin rodeos. Son jóvenes, se harán los duros, pero en realidad no lo son.
—¿Y qué sigue?
—Terminar el trabajo que la inspectora no logró terminar... No voy a dejar que ellos jueguen conmigo, como lo hicieron con ella, voy a atrapar al culpable de la muerte de ese chico, caiga, quien caiga.
—-Joder, lo que te metes en tu puto papel—, se ríe su compañero mientras se aleja de él.
Apenas Cayetana llegó a su casa, abrazó a su madre, y después subió directo a tumbarse en su cama, necesitaba despejar su mente, necesitaba olvidarse de Polo, necesitaba dejar de pensar, necesitaba dormir.
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BROKEN - ÉLITE 4 (Terminada)
FanfictionDejar atrás el pasado e intentar disfrutar el presente, es algo que nos proponemos siempre, sobre todo cuando ese pasado te persigue. Hola! Bueno, esta historia cuenta el como me hubiera gustado a mi que se llevara a cabo la cuarta temporada de Élit...