21. Casi regreso

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Lu

Dos semanas después

Finalmente respiras cuando piensas que el problema de ayer quedará en el pasado, cuando de hecho es el problema de hoy, el de mañana y el de los días siguientes.

Solo en esos escasos momentos en los que me acercaba a su pecho y me decía cosas que al parecer ya no sé cumplirán, el dolor desparecía.

Hubo un momento en el que perdí la noción del tiempo, me mantenía despierta por las noches esperando no volver a verlo, no revivir ese momento, pero el cansancio es horrible. Los calmantes son lo peor del mundo y simplemente no lo soporto. Y no voy a mentir, las ganas de llamarlo y decirle que lo necesito, que quiero que me perdone, que me abrace, que me bese, que me haga olvidar de nuevo, son inmensas, pero no puedo.

Era muy bueno para ser verdad, era muy perfecto para durar. Una parte profunda dentro de mi lo sabía, pero no quería aceptarlo y solo quería disfrutarlo.

Los ruidos me despiertan, me había quedado dormida en el sofá, ni siquiera sé por cuánto tiempo.

Escucho varias voces, entre ellas la de mi padre, pero hay otra, es... ¿Es broma?

«¿Qué mierda hace aquí ese imbécil?»

Me levanto del sofá y me acerco al comedor, que es de dónde provenían los ruidos.

-¿Necesita algo señorita?-, me sorprende  María, haciéndome casi pegar un brinco.

-No María, gracias-, le digo, pero cambio de opinión y la detengo. -Bueno, espera.

-Dígame-, regresa con una sonrisa.

-¿Con quién está mi padre?

-Ah, es un viejo amigo creo, ahora que lo recuerdo, me dijo que si usted despertaba, le dijera que podía unirse a ellos, están comiendo.

Asiento, -Ya, bueno, gracias, pero ¿No sabes cómo se llama su amigo?

-Hmmm, escuché que le dijo Armando, probablemente sea ese su nombre-, suspiro.

Paso una mano por mi pelo y después le agradezco a María, quién se aleja y sube al segundo piso.

Yo sigo caminando hasta el comedor, y cuando mi padre nota mi presencia, dice:

-Lu, que bien que despertaste hija-, Armando me voltea a ver y sonríe.

Me da asco, ¿Cómo se atreve a venir a mi casa?

-Él es Armando, un viejo amigo, íbamos juntos en el colegio.

-¿En serio?-, le digo intentando sonar amable, aunque la curiosidad era real.

-Es un gusto-, se levanta él, se acerca hasta donde estoy yo y me da un beso en la mejilla. Si no fuera porque mi padre está viendo, lo hubiera empujado. -Estaba ansioso por verte, Lu, ¿Ese es tu nombre cierto?

Asiento y después se aleja para sentarse de nuevo.

-¿Quieres sentarte a comer con nosotros?-, volteo a ver a mi padre.

-No, no papá, no tengo hambre, estaré en mi habitación, ¿Vale?

-Anda, quédate un poco-, dice Armando. -Quiero conocer a la hija de la que tanto me ha hablado este hombre.

Me hace una seña para sentarme, no quiero, no quiero que tenga ese poder sobre mi, pero si fue él quien le dijo a Patrick, ahora no solo puede contarle a mi padre lo que llegué a hacer con él, sino también lo de Polo, y es lo último que necesito ahora.

BROKEN - ÉLITE 4 (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora