BROKEN - ÉLITE 4 (Terminada)

15. Todo contigo

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A la mañana siguiente, Lu despierta en el sofá, donde ella y su padre se habían quedado dormidos por ver películas hasta tarde.

-Despertaste-, dice Felipe, que estaba sentado en el sofá de al lado leyendo el periódico.

-Si, buenos días.

-Buenos días hija. Le pedí a María que preparara de desayunar, no debe de tardar.

-Gracias.

-¿Qué se sintió dormir en casa de nuevo?-, ella sonríe.

-Pues el sofá es más cómodo de lo que recordaba-, ambos ríen.

-Buenos días señorita Lu-, se acerca María.

-Buenos días.

-Aquí está su café-, se lo da a su padre, -y su desayuno- ,pone la charola con un delicioso omelette encima de la mesa. -¿Necesitan algo más?

-No María, es todo, gracias-, dice su padre y después ella se aleja.

Como se moría de hambre, no tardó mucho en agarrar los utensilios y comenzar a comer.

-Es bueno tenerte de regreso Lu.

Ella lo voltea a ver y sonríe. -Yo también extrañaba estar aquí papá-, él le devuelve el gesto y sigue leyendo su periódico, mientras ella seguía comiendo.

Horas más tarde, Felipe había tenido que salir por unos pendientes de su trabajo, y Lu ya solo estaba esperando a que llegara Patrick, quien no tardó mucho.

-¿Entonces esta es tu casa?-, dice entrando.

-Así es.

-¿Y estás sola?-, se acerca a ella, que estaba sentada en la barra y roza su cuello con la punta de su nariz.

Ella sonríe. -No, está María-, ambos ríen.

-Lástima.

-Tú de verdad podrías hacerlo todos los días, ¿verdad?

-Contigo podría hacerlo incluso dos veces al día-, ríen. -¿Entonces ya estás lista?

-Si, solo..., hay que terminar con esto de una vez.

-Está bien-, sin más, dejan la casa.

Patrick conduce hasta el famoso bar y al entrar, sin mayor esfuerzo lo ven justamente sentado con otra mujer.

-Voy a hablar con él.

-Oye-, la detiene, -aquí estoy, ¿si?-, ella le ofrece una pequeña sonrisa, pero él la atrae hacia si y la besa, nada intenso, solo un beso tierno, con confianza y seguridad, después lo suelta y se dirige hacia Armando, mientras que Patrick se sentaba en una de las mesas.

-Armando-, lo llama y él voltea.

-Pero miren quien por fin se digna a aparecer-, se levanta de su silla y le da un beso en la mejilla.

-Necesito hablar contigo-, le dice fría.

-Claro. Os dejo, ¿vale?-, le dice a la mujer y al hombre con los que estaba y ellos asienten. -¿Vamos a mi oficina?-, ella asiente y después caminan hasta ella.

Una vez que los dos estaban dentro, él cierra la puerta.

-¿Qué pasa?, ¿te arrepentiste de irte?-, se acerca a ella, pero Lu se aleja.

-No Armando-, saca de su bolsa el cheque y se lo da.

-¿Qué es esto?-, lo revisa.

-Es el dinero que me prestaste. Listo, ya no te debo nada. No me vuelvas a buscar, por favor-, él se le queda viendo y ríe.