Sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo dᥙrᥲrᥱmos dᥱmᥲsιᥲdo ᥱᥒ todo ᥱsto, mᥱ ρoᥒᥱ mᥲᥣ sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo tᥱ tᥱᥒdrᥱ́ mᥲ́s; ρᥱro, hᥲrᥱ́ ᥣo ρosιbᥣᥱ ρᥲrᥲ qᥙᥱ tᥙs dᥱsᥱos sᥱ hᥲgᥲᥒ rᥱᥲᥣιdᥲd...
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[✍️] Es adaptación de mi propio libro Mikellino.
[✍️] Trataré de informarme lo mejor posibl...
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¿Cómo es que todo acabó así?
De estar compartiendo sonrisas, pequeños coqueteos y abrazos; a estar en esos momentos en el auto de Mangel, conduciendo el castaño y ambos sin hablarse, en un silencio muy tenso, que era triste a la vez.
Algo que hacía que su pecho se oprimiera.
No quería aceptarlo, pero el pensar que tuvo su lista todo este tiempo, que todo comenzó porque la obtuvo y que luego se enterará de todo. No podía evitar pensar que sus acciones fueron como un acto humanitario, que le tenía pena por lo que le ocurrió y que en verdad...
Y que la realidad es que no lo ama como pensó.
Se abrazó a si mismo. ¿Enserio todas sus palabras habrán sido una mentira? ¿Él se llegó a enamorar? ¿En algún momento pudo al menos tocar su poco su corazón? ¿Que tal si no lo usó como acto de caridad? ¿O si lo hizo? ¿Acaso sus amigos seguían a su lado por pena? ¿Fue tan ingenuo en todo esto?
Sus ojos empezaron a picar por las lágrimas que querían brotar de estos y bajar por sus mejillas, pero no podía dejarse llevar en esos momentos por sus emociones. Al menos no frente al castaño, no otra vez, no quería romperse frente a él nunca más. Se sentía ofendido, frustrado, triste, con un vacío en su pecho, tan decepcionado de que todo entre ellos fuera una estúpida farsa.
Porque realmente no podía pensar en algo positivo en esos momentos. No cuando sentía a su corazón roto.
A pesar de que había aprendido a salir de su tristeza tras el accidente y lo que le diagnosticaron, ahora no sabía que pensar. Tal vez la explicación, pero ¿había una realmente? No lo sabía, podría pensar en las diferentes posibilidades que tuvo el castaño cuando encontró la lista y las diferentes ideas del porqué decidió cumplirlas.
Aunque, tampoco quería engañarse a si mismo e ilusionarse otra vez.
Volvió en sí cuando sintió que el auto se detuvo, luego escuchó como el motor paraba y cayó en cuenta nuevamente del silencio que estaba en el ambiente. No quería mirarlo a la cara, no podía, simplemente quería entrar a su casa y llorar en la almohada de su cama.
Así que apretó el colgante de su mochila, para luego llevar una de sus manos para abrir la puerta del auto. Pero sintió la calidez sobre su mano, solo se quedó quieto, escuchando solo las respiraciones de los dos con el sonido de otros autos pasar a veces.
— Samuel —pronunció su nombre, algo que lo tensó— Por favor, déjame explicártelo, todo tiene una gran explicación. Por favor...
Empezó a sentir que el aire le faltaba, para negar— No, no quiero escucharte Rubén —dijo casi en un hilo de voz al pronunciar el nombre contrario, solo sintió como el agarre en su mano se hacía más fuerte.
— Por favor, no pido que me perdones, solo quiero que me escuches —no hubo respuesta— Samuel, te lo pido...