Sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo dᥙrᥲrᥱmos dᥱmᥲsιᥲdo ᥱᥒ todo ᥱsto, mᥱ ρoᥒᥱ mᥲᥣ sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo tᥱ tᥱᥒdrᥱ́ mᥲ́s; ρᥱro, hᥲrᥱ́ ᥣo ρosιbᥣᥱ ρᥲrᥲ qᥙᥱ tᥙs dᥱsᥱos sᥱ hᥲgᥲᥒ rᥱᥲᥣιdᥲd...
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[✍️] Es adaptación de mi propio libro Mikellino.
[✍️] Trataré de informarme lo mejor posibl...
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Ambos estaban recostados en la cama del castaño, el más bajo con su rostro oculto en el pecho del contrario y esté dando leves caricias en sus cabellos azabaches. Hace no más de una hora que el de orbes morados había llegado y queriendo decirle algo al castaño.
Le contó sobre el accidente, lo que le diagnosticaron y que el tratamiento no había funcionado. Que en algún momento estaría en una camilla del hospital, conectado a una máquina para ver sus latidos débiles y solo se puedan despedir de él. Rompió en llanto con todo, él simplemente lo consoló, le dijo las palabras que necesitaba en esos momentos...
Que nunca lo dejaría por todo lo que pueda ocurrir.
Algo que alegró al azabache. Por eso ahora escuchaba como su respiración se tranquilizaba y ya no era cortante por los hipidos. Estaba más tranquilo con verlo así, tenerlo en sus brazos y sienta que realmente puede contar con él, que nunca se alejaría, que lo protegería, que...
Que lo quería, que lo amaba y no se arrepentía de eso.
A pesar de ya saber todo sobre la enfermedad, sobre su lista de deseos -la cual le dijo que se le perdió- y que él estuvo cumpliendo todo eso para que sea feliz, para que no se borre su sonrisa. Con saber el nuevo diagnóstico, solo tenía en mente que cumpliría todo para Samuel y que igualmente iba a ver su sonrisa antes de perderlo.
— Samu —el mencionado hizo un sonido con sus labios juntos, diciéndole que lo escuchaba y que no quería salirse del abrazo— Se que no es el mejor momento, joder, planeaba decírtelo mañana en la uni, pero...¿Quisieras ir a acampar a la playa este fin de semana? —soltó.
El contrario simplemente levantó su rostro, para así esmeraldas con amatistas se conecten. Sonrió, para luego asentir lentamente— Si quiero —dijo, su voz aún sonaba un poco débil por haber llorado y sus ojos estaban levemente rojizos.
El castaño sonrió, dejando un beso en su frente y volviendo a abrazarlo para que se acurrucara en su pecho— Me alegra que aceptes, príncipe.
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