Sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo dᥙrᥲrᥱmos dᥱmᥲsιᥲdo ᥱᥒ todo ᥱsto, mᥱ ρoᥒᥱ mᥲᥣ sᥲbᥱr qᥙᥱ ᥒo tᥱ tᥱᥒdrᥱ́ mᥲ́s; ρᥱro, hᥲrᥱ́ ᥣo ρosιbᥣᥱ ρᥲrᥲ qᥙᥱ tᥙs dᥱsᥱos sᥱ hᥲgᥲᥒ rᥱᥲᥣιdᥲd...
-💫-
[✍️] Es adaptación de mi propio libro Mikellino.
[✍️] Trataré de informarme lo mejor posibl...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
VEGETTA
Caminaba por aquel pasillo de paredes blancas, no entendía que hacía en ese momento ahí y la verdad es que no podía controlar mis piernas. No entendía hacia donde en dirigía y eso simplemente me inquietaba un poco.
Sí vuelta en un esquina hacia otro pasillo, notando a mis amigos entristecidos. ¿Qué estaba pasando?
Ninguno me dirigía la mirada, creo que nisiquiera podía salir una palabra de mi boca, algo que no entendía, hasta que miré a la ventana de aquella habitación del hospital. Ví a muchas enfermeras o enfermeros y un doctor, este estaba apagando la máquina que mostraba los latidos de aquella persona recostada en la camilla.
Solo ví como este movía la cabeza negativamente y cuando se dirigió a la puerta de la habitación, es que pude ver a esa persona.
Estaba ahí, con su cabello castaño tan alborotado como de costumbre, sus ojos cerrados y dejando admirar el largo de sus pestañas, sin que su pecho creciera por respirar.
Él no estaba respirando...
Sentí mi pecho oprimirse, para ir rápidamente adentro de la habitación blanca, no importándome si empujé a los enfermeros para llegar a su lado y ver que sí era su rostro, si era él. Pero, ¿cómo?
Me dejé caer de rodillas al frío suelo, sosteniendo su mano y la cual estaba igual de fría, sin que tomara la mía con la misma fuerza para decirme que seguía ahí, que todo era una mala broma y que estaba vivo. Pero solo un gimoteo salió de mis labios, notando que eso no pasaría y que el se había ido.
Estaba entrando en pánico, los latidos de mi corazón me lo hacían saber y con el temor a que ya sean escuchados. El temor me invadió, poniendo su mano en mis labios y tratando de no romperme en llanto. Pero es que estaba ahí, podía tocarlo y sentir como su calidez ya no existía, que no había rastro de él.
¡Pero él no puede irse! ¡¿Qué cojones había pasado?! ¡Rubén no debería estar ahí! ¡No debieron desconectarlo de aquella máquina!
¡El no podía morir! ¡No puede!
— ¡Rubén! —grité, enderezándome en mi cama de golpe y mirando confundido en el lugar donde me encontraba en esos momentos.
Sentía mi respiración acelerada, pasé mis manos por mi rostro hacia mi cabello y solo sentir el mal sabor de boca de aquella pesadilla.
Y solo fue eso.
Una horrible pesadilla...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.