Capitulo doce

99 11 0
                                    

Las grabaciones terminaron pese a esto seguía con mucho trabajo, agendando entrevistas, sesiones de fotos, afinando detalles de post producción, por el momento seguía desde casa encargándose de los eventos y entrevistas que vendrían un tiempo después , sería un gran lanzamiento en mayo, Jim también estaba full trabajo, aún así sus continuos celos molestaban mucho.
- Amor, ¿A qué hora llegas? - pregunta con voz suave, mientras me inspecciona por videollamada -, para cenar contigo.
- No me esperes,- respondo sin mirarlo-, estoy con mucho trabajo.
- Pero Laura, - protesta molesto-, todos los días llegas tarde, - a medida que habla comienza a levantar la voz y entro al baño para que no escuchen - ¿Te das cuenta?.
- Sí, me doy cuenta,- le respondo enfurecida por su numerito, sus celos me estaban ahogando y le recuerdo -, pero lo sabías, te dije que sería mucho trabajo.
- Te iré a buscar, - me dice mirándome fijamente, sin ocultar su molestia, me asegura-, te vendrás conmigo.
- No, - respondo tajante-, no te atrevas, vienes acá y esto se acaba, ahora déjame trabajar - le cortó y salgo del baño muy alterada, no quiero que Tom me vea así, aprovecho que está en medio de una entrevista para salir a tomar aire y pensar, necesitaba recuperar el control de mi misma, camino por unos minutos por los jardines del lugar, el contacto con la naturaleza me ayuda pero sigo cabizbaja, los celos de Jim me agobian, estaba sumida en mis pensamientos cuando sale Tom, al verme sentada en el pasto se acerca y me pregunta, inquieto:
-¿Qué haces acá?- al verlo le hago la misma pregunta, ante lo cual sonríe y sin perder su gesto de inquietud por mí, me explica-. Se canceló la llamada, hubo un problema de conexión - me mira tratando de entender el por qué de mi semblante cabizbajo, finalmente me pregunta con delicadeza -. ¿Pasó algo?.
- No, solo que no me sentía bien - le digo y bajo la mirada para que no me vea -, necesitaba un poco de aire.
- Si quieres puedes ir a tu casa, mañana seguimos - me dice sin creerme, acaricia mi mejilla tratando de entender qué me pasa y me pide con cariño -, ve a descansar.
- ¿Seguro? - digo sin sorprenderme, en verdad deseaba ir a casa, pero no con Jim, asi que le recuerdo-. Hay mucho que revisar.
- ¡Hey! - dice con una media sonrisa y me toma del mentón para quedar mirándonos, sus ojos de un calipso de ensueño me atrapan y su cabello, que volvía a estar claro, se mecía al viento, me hacen sentir segura, protegida-. Descansa, - me pide con intensidad añadiendo-,te necesito...más que nunca.
- Ok - accedo finalmente y me apoyo en su pecho, siento ese aroma tan exquisito, sus manos me presionan hacía él, su corazón latía a mil por hora, preocupado por mí -, te haré caso, me iré a descansar, te veo mañana.

Partí a casa, me sentía muy cansada, no físicamente sí no que mentalmente, los celos me estaban quitando energía, al llegar Jim estaba en la cocina, callado, no me saludo, tampoco lo hice, subí a darme una ducha, me siguió a la habitación, entró detrás de mí, en ese momento noté que estaba con olor a alcohol.
- Hasta que te viniste, - me dice con brusquedad.
- ¿No era lo que querias? - le respondo cansinamente mientras busco mi bata para darme un baño de tina-, ya llegué.
- Ahora, - protesta alzando la voz-, hoy, pero todos los días es lo mismo - cierra la puerta muy fuerte y me grita - ¡¡¡Hasta cuándo aguanto esto!!!
- Cálmate, es mi trabajo y punto - le replicó enfurecida y le grito -, si no te gusta te devuelves a Estados Unidos.
- ¡¡Eso quieres!! - me grita de vuelta golpeando la pared de su puño, sin poder detenerlo me toma fuertemente de los brazos, puedo sentir la presión sobre ellos y me zamarrea fuerte a la vez que me gritaba totalmente enfurecido -. ¡¡¡Quieres quedarte sola para acostarte con él!!!
- ¡Suéltame, qué te pasa! - le gritó mientras forcejeo para soltarme, cuando logro caigo hincada, y le recalco -, yo no soy como tú, sé separar trabajo y vida privada, ahora sal de acá.
- Espero no te arrepientas de perderme, - me dice con furia, estaba rojo y cesaba, se notaba su despecho, que los celos y no ser el centro de atención lo superaban. Se marchó dando un portazo.

Entré al baño y me metí a la tina a llorar, nunca lo había visto así, tenía miedo y no sabía qué hacer, si llamar a mi madre, a mis amigas o llamar a la policía , me hizo sentir poca cosa, insegura; me quedé un largo rato en la tina, cuando el agua se enfrió salí, me vestí y bajé, Jim estaba en el sillón llorando de forma patética, lo ignoré, mi corazón se partió en mil con lo que me hizo.
Cuando me ve en la cocina donde me preparo un té de hoja, se acerca y me habla con voz suave, conciliadora:
- Amor, Laura - trata de tocarme pero lo evado, aún había miedo y rabia en mi -, perdóname.
- Esto si que no,- le digo con voz ronca de tanto llorar-, agradece que no llame a la policía.
- Tú me haces ser así violento,- me dice con voz suave tratando de acercarse nuevamente.
- ¿Perdón? - respondo incrédula y lo miro aún más enojada -. ¿Acaso te pedí que me hicieras eso? - Me detengo, en ese momento surge un nuevo sentimiento, el asco, solo siento asco por él y añado con desdén-. No seas poco hombre y asume tus errores.
- Tú no me entiendes, - me grita comenzando a dar vueltas en la habitación mientras continúa hablando-, estás todo el día con él, no me prestas atención.
- ¡¡ESTOY TRABAJANDO CARAJO!! - le grito sin poder contenerme - ¡¿ACASO VIVIREMOS DE TU SALARIO?!
- Podría ser - me responde enojado deteniéndose y mirándome fijo-, perfectamente podría mantenerte y tú dedicarte a un trabajo de medio tiempo, incluso solo cuidar de nuestros hijos.
- Así que eso quieres - digo con calma, la frase " nuestros hijos" dicha por él me causó escalofríos aunque no supe por qué, lo mire con rabia, no lo reconozco para nada, él hombre del que me enamoré ya no está -, olvídalo, si es lo que piensas esto se acaba ahora.
- No amor, perdóname - me pide automáticamente, su humor vuelve a cambiar, se calma y trata de abrazarme pero me suelto y me alejo , ya siento asco y decepción, al ver mi reacción me súplica - , trataré de cambiar, por favor, perdóname.

-No lo sé,- digo dubitativa, demasiados pensamientos se agolpan en mi mente, muchas emociones y sentimientos desconocidos afloran en mi pecho, necesito salir de ahí y pensar -, déjame sola, necesito pensar.

Me fui a la habitación y me encerré, él durmió en la pieza de alojados, al día siguiente partí temprano, no sin antes ver si seguía ahí.
Llovía fuerte y hacia frío, lo que me dió la excusa de usar mucha ropa, así no se notarían los hematomas que me salieron en los brazos, lo último que quería era que me vieran así, partí donde Tom, pero antes le escribir a Jim " Espero pienses lo que hiciste ayer, recuerda que te perdone muchas cosas pero una más y te vas".
Fue mi mayor error.

Al llegar al trabajo Tom estaba en una videollamada así que pasé directo al baño, no quería que me viera así con los ojos hinchados de tanto llorar, empecé a trabajar desde la sala pero no me sentía bien, mi ánimo estaba por el suelo. Estuve distante y desconcetrada toda la jornada, a eso de las dos de la tarde le pedí si podía irme.
- Tom, perdona que te moleste - lo interrumpo mientras redactaba un correo -, me gustaría irme.
- Pasa algo -me dice sacándose las gafas y me mira con atención, no era una pregunta era una afirmación, él sabía que algo andaba mal pero, a pesar de su inquietud, me daba mi espacio, me daba la opción de elegir, su mirada tenía el poder de hacerme sentir nerviosa y cómoda a la vez, luego de escrutarme me dice con delicadeza -, estás extraña hoy.
- Me siento enferma, - le miento, segura de que lo sabía-. ¿Me puedo ir?.
- Sí, tranquila - me dice y me mira fijamente, al ver que me retiraba añade con intensidad -, sabes que puedes confiar en mí, puedes contarme lo que sea.
- Es solo una molestia estomacal,- le explico y le resto importancia al asunto, lo que sin saberlo lo alerta más sobre lo que me ocurre-, solo necesito descansar y reponerme para estar mejor.
- Bueno, - acepta finalmente y me pide con decisión-, avísame si necesitas más días, cuídate y recupérate - me mira y sonríe, esa sonrisa que es capaz de iluminar todo -, necesito a mi brazo derecho.

Partí a casa con una extraña sensación, no me gustaba mentirle pero tampoco quería contarle, tenía miedo de su reacción, o quizás de la reacción de Jim, al final decidí pedirle dos semanas de descanso y él también aprovecho de descansar unos días sin ser conciente de lo que se avecinaba.

Nuestra aventuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora