Capitulo treinta y siete

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A medida que avanzabamos sin rumbo conocido pensaba en hacer algo para detenernos, pero nada venía a mi mente, la tensión en el auto aumentaba pero seguía sin encontrar una salida, el miedo amenazaba con dominarme y sentía que no saldríamos de esta.
Presté atención a mi alrededor, íbamos camino a la montaña, lo que me asustó más, mientras más nos alejaramos de la ciudad menos chance tendríamos de pedir ayuda, la señal sería peor e incluso desaparecería, no hallaba forma de salir de ahí, miro a mi padre, que mantenía la vista al frente e intantaba ignorar el arma con que lo apuntaban, miré a mi madre y me percaté que estaba inquieta y que miraba de una manera discreta a mi padre que también le respondía con un lenguaje invisible, muchas veces ví esa forma de comunicación en ellos, solo miradas nada de palabras, los hacía cómplices y, quizás en otro momento, lo haría algo muy romántico, perdida en mis cavilaciones no noté cómo ocurrió, solo fui consciente de que mi madre movió sus manos ágilmente y sacó el respaldo del asiento golpeando a Jim en la cabeza, le dió de lleno en el ojo, inmediatamente mi padre frenó en seco lo que terminó de golpearlo, dejándolo semi inconsciente.

Abrimos la puerta y corrí con mi madre en busca de ayuda, a medio camino había una especie de hostal por lo que no dudamos y entramos angustiadas con la certeza de que nos seguía.
-¡¡¡Ayuda!!! -grito desesperada al entrar, sale una señorita asustada pensando que era un asalto, al verla le pido angustiada -, por favor, ayuda nos llevan amenazados,-le ruego mientras sigo de la mano de mi madre quien aún tiritaba.
-Tranquila, señorita, -me pide y mueve las manos tratando de calmarme, al parecer no entendía mi situación -, ¿Necesita algo?
-Necesitamos llamar a la policía,- le digo, intentando calmarme, trato de acompasar mi respiración a la de ella, tal como Tom me enseñó, mientras le explico entra mi padre nuevamente amenazado por Jim quien lo apuntaba con la pistola, esta vez en la sien.
-¡¡¡Ni pienses en llamar a la policía!!! -me grita, eufórico, mientras la gente del hostal salia corriendo asustada, me mira y apuntando su arma a mi padre y haciendo amago de jalar el gatillo-, sino le vuelo la cabeza.
-¡Suéltalo! No llamé a nadie,- le pido con las manos en señal de rendición interponiéndo entre mi madre, que nuevamente estaba asustada, y él, casi llorando le pido-, por favor, llévame a mí.
-¡No! Van a venir todos,- vuelve a insistir y sale con mi padre mientras nos mira y nos ordena con furia-, ¡Vuelvan al auto!-. En ese momento llegó la policía, uno de los huéspedes los había llamado, al verlos, me mira y me grita-. ¡Maldita los llamaste!
La policía nos venía siguiendo, con las pistas encontradas en la cámara de seguridad de la casa encontraron nuestro auto y nuestra ruta, el tiempo era valioso ya que nos podían perder el rastro, cuando escucharon un aviso por radio que había un secuestro en un hostal camino a la montaña, supieron exactamente donde estábamos.

-Los encontraron, -le informa el policía a Florencia, quién está más atenta que los demás, Amber se dedicaba a calmar a Tom y mi prima de los policías, en verdad hacían un buen equipo -, los tiene de rehenes, pero ya llegó una patrulla.
-Dios mío, ¡ese imbécil es un peligro! -añadió Florencia preocupada, cada minuto que pasaba temía lo peor, el presentimiento cada vez era más fuerte. Sin ocultar su miedo pregunto -¿Cuánto falta para llegar?
-Estamos a dos minutos,- le informo en voz baja el policía.
-Gracias, debemos tener cuidado, -dice angustiada, dimensionado recién la rabia de ese hombre -, está armado.
-Lo sé, todo va a salir bien, - le susurra Amber tomando su mano para calmarla y de paso calmarse a sí misma, seguía ignorando el presentimiento, que crecía a cada momento, y añadió en voz alta, confiada-, ellos sabrán qué hacer.
Llegaron y se encontraron con una escena digna de una película, algunos policía apuntaban a Jim, quién apuntaba a mi padre y nos obligaba a ir hacia el auto, al entender la situación, Tom se desabrochó el cinturón para intervenir, pero se lo impidieron.
-¡¿A dónde crees que vas?!
-Por Laura,- responde mientras trata de bajarse del auto -, me necesita.

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