Capitulo veintitrés

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Luego de eso el día transcurrió con normalidad, como era de esperar me tuve que quedar hasta pasadas las diez de la noche pero al menos el ambiente no estaba tan malo como antes y se notaba más relajado conmigo a pesar de eso me temía que esa paz no sería por más.
A la semana siguiente mientras preparábamos pautas y revisábamos lo que venía lo noto algo inquieto y con la sensación de que quería decirme algo así que le pregunté.
-¿Pasa algo?, hace rato que te mueves y me pones nerviosa, - le digo mientras termino de redactar un correo, realmente me tenía nerviosa tanta vuelta por la sala-, puedes contarme.
-Nervios previos, a veces vienen,- se explica con sencillez mientras me observa, sé que no es por eso y necesito saber.
-No te creo, - le digo siguiendo su trayectoria por la habitación-, habla te conozco,- insisto mirándolo fijamente, no me quedaré con la duda aunque tenga que sobornarlo-, qué esperas.
-Ok, lo haré, -sale de la sala y se dirige a la cocina a buscar algo mientras me quedo a la espera, realmente me tenía intrigada en eso se asoma y me mira diciendo -, cierra los ojos
-Ya, ¿broma? dime qué es,- soltando una risita, modo ansiosa activado.
-Hazlo por mí, - me pide sonriendo y me guiña el ojo lo que termina convenciéndome, sabe cómo hacerlo, cierro los ojos y siento sus pasos, se agacha y puedo sentir su respiración, en ese momento sé que no podré resistirme a lo que haga, en eso me pide,- abre los ojos, ahora.
-Ok, - abro los ojos y era una caja de zapatos, lo miro, francamente confundida, y él con una señal me dice que la abra y para mi sorpresa era un gatito de aproximadamente tres meses, precioso. Recuerdo cuando le comenté que me gustaría tener uno pero por tiempo no busqué -, ¡qué precioso bebe! Hola pequeño, eres bellísimo.
-Sabía qué querías uno y lo rescaté, ayer cuando regresan lo ví,- su cara era como un niño esperando mi reacción, sus ojos brillaban y su sonrisa era enorme de felicidad.
-Gracias, me encanto,- le digo mientras cargo al gatito que maullaba de hambre y buscaba acurrucarse en mí -, le pondré Zeus.
- Buen nombre, me gusta, -dice mientras me lo quita y lo acaricia sin quitar su vista de mí, no daba más de felicidad y añade confiado-, será un gato muy amado.

A eso de las ocho me llama Jim que pasaría a buscarme para ayudarme con mis cosas y con el pequeño Zeus, aún no le decía pero a él también le gustan así que no tendríamos problemas, tuvimos una mascota cuando vivimos en Seattle que al fin se la regalé a Florencia cuando me mudé a Nueva York, en eso me llama.
-Amor, estoy afuera, ¿Estás lista?,- pregunta desde el otro lado del teléfono con voz suave.
-Sí, entra que necesito ayuda -. respondo mientras voy a abrir la puerta, ya había terminado de guardar mis cosas junto con las cosas nuevas de Zeus, lo saludo con un beso y lo invito a pasar -, entra, quiero enseñarte algo.
-Bueno -entramos y vamos donde están mis cosas y le muestro a Zeus, veo que sonríe automáticamente, sabía que le encantaría tanto como a mí -, que hermoso gatito, ¿de donde salió?
-Es nuestro, es un regalo de Tom para nosotros,- le digo y su expresión cambia, al parecer no le gusto la idea, en eso entra y nos ve con el gatito -, ya me voy Tom, me vino a buscar Jim para ayudarme con mis cosas y con Zeus.
-Buenas tardes, Jim,- lo saluda formalmente casi sin mirarlo, definitivamente no lo quería y menos después de todo lo que me había hecho y quedar impune -, qué bueno, cuídalo mucho.
-Nosotros lo haremos, y gracias por el regalo adelantado de matrimonio ¿Le contaste amor?,- dice mientras toma mis cosas, me tenso inmediatamente y él ambiente cambió, no esperaba algo así y menos que se enterara de boca de él.
-No, aún no le contaba Jim- le digo en un susurro, molesta.
-Así es, nos vamos a casar,- lo dice con una gran sonrisa, sintiéndose triunfador, incluso siento que lo estaba disfrutando.
-Felicidades a los dos,- dice Tom, mirándome y fingiendo una sonrisa, pude ver nuevamente como su corazón se partía y sus ojos húmedos mostraban desilusión, lo único que quería en ese momento era desaparecer, con un tono de voz glacial, se despide -, nos vemos mañana, Laura.

No esperaba contarle así, la verdad no sabía cómo decirle, pero esa forma no era precisamente la que quería, estoy segura que ahora estaba encerrado en su habitación o cocinando porque eso hacía cuando esta enojado o triste.

Partí al otro día a trabajar esperando que me dijera algo al respecto, iba preparada para todo, incluso a que me despidiera, entro a la casa y no estaba así que empecé a trabajar y a la media hora llega con Bobby su mascota de su paseo, me vio sentada en la mesa de la cocina y siguió de largo, su indiferencia me dolió por lo que esperé a que bajara nuevamente. A los diez minutos llega y sin mirarme me pregunta.
-¿Tenemos algo urgente hoy? -pregunta mientras se preparaba un café y algo de fruta, aún me daba la espalda pero por su tono sabía que estaba triste, lo sabía porque también lo estaba yo, estábamos conectados, aunque continuara ignorando esa conexión -, porque sino puedes irte y tomar el día libre.
-No, nada especial solo revisar unas cosas -le digo mientras cierro mi laptop, esperando que se voltee para mirarme, al convencerme de qué no lo haría, pregunto-, ¿estas seguro?
-Sí, otra cosa -me dice mientras empiezo a guardar mis cosas en mi bolso, reprimí la pena que estaba sintiendo, sé que su tristeza es por mi culpa, su tono de voz cambia, se vuelve para pausado cuando me dice-, lo pensé bien y es mejor que te marches lo antes posible.
-Pero necesitas buscar mi reemplazo, - le digo de forma impulsiva tomando su hombro, pero me rechaza, se voltea y su mirada estaba realmente apagada, sentí mucha pena en ese momento -, es mucho trabajo el que viene.
-Me las he arreglado antes, puedo ahora -me dice desviando su mirada, toma su taza de café y antes de dejar la cocina dice tajante-, después del estreno te vas como lo acordamos.
-Entiendo,- acepto y desesperada le digo tomando su mano, buscando esa mirada que una vez me embrujo pero ya no estaba-, solo una cosa diré aunque no quieras escuchar, te lo iba a decir pero no sabía cómo.
-Eso ya no importa,- responde, esta vez sin ocultar su tristeza y decepción, que era lo que más me hería-, espero estés segura de lo que vas a hacer.
-Lo estoy, por eso también vuelvo a Nueva York, a empezar todo de nuevo, -le digo con un nudo en la garganta, aparentando una seguridad que no sentía-, por favor perdóname, tú sabes que eres especial para mí.
-No lo sé, Laura,- me mira y caía una lágrima de sus ojos, en ese momento me doy cuenta realmente que todo lo que hubo alguna vez se terminó. A modo de despedida me dice con frialdad-. Te espero mañana para trabajar.

Salí de su casa y las lágrimas caían, fue una especie de despedida, solo quedaban dos semanas para el estreno de la serie y al día siguiente partiría a Nueva York.
Necesitaba dejarlo en buenas manos así que me decidí hablar con Amber, ella sería mi reemplazante, lo que no sabía era que junto a Florencia serían quienes me volverían a unir a Tom.

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