Capitulo nueve

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Finalmente llegó octubre, quedaba solo una semana de grabaciones, luego de esto Tom volvería a Londres y me correspondía viajar con él. Así que se lo comenté a Jim:
- En dos semanas más me voy a Londres.
- Lo sé, amor- me dice con voz melosa acariciando mi rostro-, es tu trabajo y lo respeto, - dejando de acariciarme pregunta -. ¿ Dónde te quedarás?
- Los primeros días con Tom en su casa, - le explico, atenta a su reacción y añado con normalidad-, mientras busco un departamento.
- Pero Laura, - responde molesto y me mira escandalizado apretando sus puños -, ¡¿ Los dos solos?!
-Sí, amor, - digo mirándolo y le acaricio la mejilla-. Tom es mi mejor amigo, si es lo que te preocupa, jamás se ha sobrepasado conmigo, vivimos juntos mucho tiempo y siempre ha sido muy  respetuoso de mi y mi privacidad.
- ¿ Y si trabajas vía remota? - sugirió con voz suave, tratando de convencerme. Y poniendo cara de preocupación me recordó-. Estamos en pandemia, es difícil viajar.
- Jim, él me necesita, es mi trabajo, - le explico con paciencia y le pido -, espero que entiendas.
- Me cuesta trabajo aceptar que te expongas, - dice desviando la mirada, en apariencia evitando llorar-, estarás lejos de mí...
- Pero te puedes ir conmigo- le digo, intentando relajar la tensión que había en el ambiente -, cuando tenga mi departamento, - añado con ternura, procurando calmar su frustración -, buscamos algo allá.- Lo miro y siento la extraña necesidad de alejarme de ahí, me despido con voz suave e intento darle un beso-. Ahora debo ir a trabajar.
- Ok, - respondió visiblemente molesto y rechazando mi beso me dice -, hablamos después.

Sin saber el por qué mi instinto me pide a gritos alejarme y no volver, sin embargo no lo escuché.

Partí donde Tom con una extraña sensación, por primera vez Jim estaba celoso de él, pero soy muy profesional y no iba a dejar de serlo por mi novio ni por nadie .
En medio de la jornada le propuse a Tom lo que me sugirió Jim:
- Te quería hacer una consulta-, le digo y lo miro nerviosa, conciente de lo que iba a pedir y de lo que me podía costar. Me sentí muy vulnerable cuando me miró, con esos ojos azul cielo a la espera de mi pregunta-. ¿ Qué posibilidad hay de que trabaje vía remota?
Tom me miró por unos segundos, que se me hicieron eternos, vestía su clásica polera gris oscuro y jeans oscuros que le daban ese porte tan característico y elegante, dijo con naturalidad:
-Laura, sabes que tienes que estar conmigo, - mirando sus ojos por un momento no estuve segura de a qué se refería. Al parecer la confusión no era solo mía, también la ví en él cuando me preguntó-. ¿ Pasa algo?
- No, solo que - dudo en contarle -, olvídalo.
- Laura, puedes confiar en mí - exclama con seguridad - ¿Te sientes mal trabajando conmigo?.
-No, - respondo atropelladamente saliendo de mi trance y ante la confusión de Tom le digo-, nada, olvídalo.
- Laura, puedes confiar en mí, - me recuerda con suavidad, en mi interior no pude evitar comparar la suavidad de su voz con la de Jim. Frunciendo levemente el ceño pregunta algo inseguro-, ¿ te sientes mal trabajando conmigo?
Negué rotundamente y le expliqué:
- No digas eso, sabes que te quiero mucho, me encanta este trabajo...- me detengo y algo nerviosa susurro-. Jim está algo celoso de que viviremos juntos.
-¡ Ah, es eso! - exclama molesto desviando la mirada, incluso su molestia era diferente. Su tono y actitud cambiaron, ya no era mi amigo, ahora era mi jefe -, sabes cómo es este trabajo, me extraña que me preguntes algo así, además él sabe cómo son las reglas, espero no pienses renunciar por él.
-¡¡¡ Jamás!!!- exclamé escandalizada y añadí con seguridad-, sabes que soy muy profesional, - más calmada  y algo avergonzada agregué -, solo quería saber nada más, perdón si te molesté.
- Me molesta que él sea así, - explica con voz pausada-, vivimos juntos durante meses y siempre he sido igual contigo, te respeto mucho y lo sabes.
- Lo sé, - admito, cansada de la conversación, como ofrenda de paz le digo -, ¿ Te ofrezco un té? - me hace una señal de aprobación y contesta una llamada.
Me levanto y me dirijo a la cocina, cuando cruzó el umbral siento un ruido muy familiar, lentamente empezó a temblar pero iba aumentando poco a poco la intensidad, de manera automática me quedo bajo el umbral de la puerta, tal como me lo enseñaron decenas de veces en la escuela. En ese momento veo a Tom asustado e indefenso en el comedor, y apliqué mis conocimientos:
- Tranquilo, soy experta, - le digo sin poder evitar una sonrisa triste, le tomo la mano para transmitirle calma, lo miro y por primera vez veo en ellos miedo, pánico. Trago saliva y para distraernos le hablo-, crecí en un país increíblemente sísmico, por algo tenemos el terremoto más grande y catastrófico de la historia.
Tom asiente en silencio, cuando para de temblar nos dirigimos al comedor, varios objetos estaban tirados.
- Fue muy fuerte, - dice Tom con voz trémula mirando a su alrededor.
Asiento mientras intento abrir la puerta:
- Está trabada, - le informo e intento llamar a emergencias-, la línea está caída, - añado meneando la cabeza, miro a Tom y pregunto -, ¿ Estás bien?, ¿ Cómo te sientes?
- Un poco asustado, - admite, le tomo nuevamente la mano, estaba temblando-, pensé lo peor.
-Tranquilo, - repito tomando su rostro entre mis manos, lo miré fijamente y le susurré-, estamos bien, ya veremos lo de la puerta, ven, ahora siéntate, te daré algo para que te calmes, no pasó nada grave.

Seguí llamando a emergencias pero las líneas estaban muertas; finalmente serví el té y nos sentamos en la alfombra, me apoyé en su hombro para calmarlo, suspiré también necesitaba su apoyo, nunca lo había visto así, me enterneció mucho, quien iba a pensarlo.
- Gracias, - me mira y noté que sus ojos estaban húmedos, siguió hablando, sentí su necesidad de desahogarse, lo alenté con la mirada-, realmente me asusté mucho, pocas veces sentí un miedo así.
- Sé que estabas asustado por eso mantuve la calma, - expliqué en voz baja.
- Eres muy valiente, - dijo con orgullo mirándome.
- Se aprende a la fuerza, - le cuento con algo de sarcasmo-, Sí supieras todos los temblores que he vivido, el del 2010, en Chile fue muy fuerte.
- Cuéntame más, - me pide mientras me mira con atención, su mirada nuevamente baja mis defensas, me pone nerviosa, pero me hace sentir segura. Añade con voz suave-, quiero saber.
- Fue en febrero, - cierro los ojos al iniciar mi relato, para recordar y de paso evita sus ojos que tanto me  confundían-, estaba de vacaciones en casa de una amiga que vivía al lado de mi casa, dormíamos cuando se sintió el mismo ruido subterráneo y comenzó el terremoto,  inició muy despacio y fue aumentando, fue tan fuerte que nos levantamos, salimos del dormitorio, no veíamos mucho, fue a las tres de la mañana y se cortó la luz, cuando paró no había nada, al día siguiente supimos la magnitud.
- Qué terrible, - dijo cuando terminé de hablar, abrí los ojos y lo descubrí mirándome fijamente, sentí que algo cambiaba en el ambiente -. ¿ No te pasó nada a tí?
- Gracias a Dios no, pero fue muy traumático, - sin notarlo nuestras manos estaban entrelazadas, él había dejado de temblar, me miraba con atención, le devolví la mirada, podía ver cada detalle de su rostro, añadí en un susurro- pero hubo un tsunami y parte de mi ciudad quedó en el suelo.
- Por eso estás preparada para estas situaciones, - concluyó, el orgullo era notorio en su voz, se sentía orgulloso de mí.
Asentí explicándole:
- Después de eso nos enseñaron a actuar rápido, si no puedes mantenerte en pie es terremoto y hay que buscar refugio, sobre todo si vives cerca del mar, ir a un lugar alto.
- Lo tendré presente, - pude sentir su calma y seguridad, también me relajé. Sin apartar la mirada dijo-, no sé qué habría hecho sin ti.
- Salir corriendo, - dije sonriendo sin poder contenerme, me acarició la mejilla-, cómo un loco, asustado.
- Probablemente,- admitió sonriéndome de vuelta, nos quedamos mirando y se hizo el silencio, podía sentir el latido de su corazón y sus manos acariciando las mías, comenzamos a acercarnos, peligrosamente, cuando estábamos a punto de besarnos, el sonido de su teléfono quebró el ambiente-, perdón, - susurro alejándose.
- No, tú perdóname,- pedí levantándome nerviosa-, seguiré llamando a emergencias para que vengan a sacarnos.

Una hora después nos rescataron, llamé a Jim que estaba muy preocupado, luego de eso me fuí a casa a tomar una ducha y descansar, había sido un día agotador, ese día lo cambió todo, comenzó a nacer en él un sentimiento que no lograba notar, lo seguía viendo como un amigo aunque después de eso me ponía un poco nerviosa su cercanía...de lo que no era consciente era de que ese sentimiento también estaba naciendo en mí...me estaba enamorando de mi jefe.

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