Salí con Giulia de la última clase, estaba verdaderamente emocionado de conocer Portorosso, nunca había estado en un pueblo tan pintoresco. Toda mi vida viví bajo el agua con miedo a salir, pero gracias a mi abuela y su buena relación la mamá de Giulia logré convencer a mis padres de ir a la escuela, ellos también salieron y consiguieron trabajo en una fábrica, donde no hay agua cerca para así pagar mis estudios. Además la familia de Ercole me ayuda en otros gastos, a Ercole no le gusta que me falte algo. Y aquí estoy, con 20 años, a un año de terminar la universidad y poder ser un astrónomo, dar clases en un pueblo junto al mar, y ser feliz con Ercole. Él estudiaba para economía, entonces tendríamos que buscar una ciudad con mar. Bajando las escaleras y llegando a la cafetería vi a Ercole, con su cabello peinado hacia atrás y su suéter atado al cuello.
-Hola, amor, ya por fin soy libre.-Le sonreí y él me la devolvió mientras me tomaba por la cintura y me besaba la frente. -A las 6 sale el tren, entonces tengo que ir a preparar mi maleta con Giulia.
-Luca, ¿podemos hablar en privado?- Era extraño, nunca pasaba algo bueno cuando quería hablar conmigo en privado.-Ciccio, Guido, váyanse, tú también, niña.- Se dirigió a Giulia con una mueca.
-Te veo en casa, Luca.-Me sonrió y luego se puso seria, apunto a Ercole con su dedo y lo amenazó.- Si veo que mi amigo llega con la más mínima marca iré a tu casa y prenderé tu bella Vespa en fuego, advertido bigotes caídos.-Me reí un poco y Ercole me volteó a ver.
-¿De verdad crees que tengo los bigotes caídos?,¿Creí que te gustaban?- Solo me reí y lo tomé de la mano
-¿Qué es lo que querías decirme?- Se paró frente a mi y bajó la mirada para encontrarse con mis ojos, su semblante se puso oscuro y sus ojos se llenaron de celos y enojo.
-Sabes que te amo, Luca, y esto me está matando, dejarte ir solo con Giulia es un sacrificio muy grande para mí, y te juro por Dios que si llegó a saber que coqueteaste con algún chico o algo más, te juro.-En ese momento me tomo los brazos y comenzó a apretarlos, me estaban empezando a doler.- Tú eres mío, de nadie más, no voy a permitir que te arrebaten de mi lado, eres mi propiedad, que no se te olvide, y ahora que estarás lejos debo asegurarme que sepan que tienes dueño.- Me soltó solo para descubrir mi hombro y en el marcarme como su propiedad, de un momento a otro tenía una herida de mordida, un poco profunda, con un poco de sangre escurriendo. Ercole sonrió.- Ahora todos saben que eres mío, tienes dueño, Luca Paguro, no lo olvides.- Lagrimas salían de mis ojos, se acercó y me besó la frente y luego los labios.- Disfruta tus vacaciones, mio ragazzo, me llamas todos los días.- Y se marchó.
Caminé lo más rápido que pude hasta llegar a casa, me puse una chamarra para que no se notara lo hinchado de mi hombro, antes de entrar al cuarto de Giulia me limpié las lágrimas y fingí que nada había pasado. No le voy a decir, ella va a armar un alboroto y no quiero más problemas con Ercole. La desventaja del siglo XXI es que no puedes no estar incomunicado, entonces Ercole siempre va a saber que estoy haciendo.
-¿Lista, Giulia?- Ella volteó emocionada, gritaba y saltaba.
-Quiero que conozcas a mi padre y veas el pueblo, venden gelato increíble y el chico que trabaja con mi padre es muy guapo.
-Sabes que estoy con Ercole, no puedo fijarme en alguien más, además no quiero.
-Te vendría bien un descanso de ese patán, es un idiota.- Solo hice una mueca algo incómodo, y más cuando puso su mano en mi hombro, ¿No te hizo nada, verdad?, te juro que si hizo algo lo voy a dar de comer a los tiburones.
-No, solo nos despedimos, voy a ir a hacer mi maleta.- Y me marché.
El viaje a Portorosso fue rápido y tranquilo, antes de llegar me fije por la ventana y pude ver una isla en medio del mar, wow, se veía tan hermosa y mágica pero todo se interrumpió cunado cruzamos por un túnel, para dejarse ver una estación pintoresca y hecha de piedra. Nunca había estado en otro lugar mas que Génova y sus orillas, esto me emocionaba, todo era muy nuevo. AL bajar vi como un hombre grande y con un solo brazo pero gran bigote sonreía y se acercaba a nosotros.
-¡PAPÁ!- Giulia tiró sus maletas y corrió hacia el señor, se abrazaron y luego me volteó a ver. -Papá, él es Luca, mi mejor amigo y también es un monstruo marino.
-Mucho gusto, soy Massimo Marcovaldo, el papá de Giulia.- Le sonreí.- Tengo un ayudante que también es un monstruo marino, creo que se llevarán bien.
-Mucho gusto igual, Luca Paguro.- Dije un poco nervioso.-Eso espero, no soy muy bueno haciendo amigos.- Mientras decía esto vi como entraba un chico alto, moreno, con una pequeña barba y un pelo largo café.
-Perdón, Massimo, ya llegué. -Nuestro ojos se encontraron y me sonrojé, era tan alto y fuerte, nada comparado con Ercole, estos pensamientos me hicieron sonrojarme y bajar la mirada, no puedo pensar en alguien más, Ercole se va a enojar. El chico se acercó a mi y me tendió la mano, él también se encontraba sonrojado.- Hola, soy Alberto Scorfano, piacere, Girolamo Trombetta.
-Hola, soy Luca, ¿Qué significa eso que acabas de decir?.- El me miró y se mordió los labios, luego desvió la mirada a mi maleta. La tomé con las dos manos porque estaba pesada.
-No te preocupes, yo la llevo, para eso vine.-La tomó con un brazo sin problema, supongo que trabajar pescando te da mucha fuerza, le di las gracias y caminamos, apenas llegaba un poco más alto que sus grandes hombros bronceados. -Luca, bienvenido a Portorosso, sé que nos divertiremos mucho aquí, espero me concedas el honor de ser tu guía.
-Sí-contesté inmediatamente y me apené.-Sería un placer.- Me sonrió y continuamos caminando hacía la casa de Giulia.
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Portorosso (PAUSADO)
RomanceLuca ha lleva dos años en una relación infernal que no ha podido parar, pero por azares del destino va hacia Portorosso, un pueblo donde es aceptado el ser monstruo marino y donde está la casa de su amiga Giulia, ahí conoce a Alberto, un trabajador...