Todos despertamos al mismo tiempo, Alberto se movía contantemente lo que hizo que mi sueño se interrumpiera al igual que el de él, ambos salimos de su habitación somnolientos para encontrarnos con Giulia aún dormida, me dirigía ala cocina y tomé un vaso con agua. Massimo entró por la puerta para dirigirse a Alberto.
-Necesito salir del pueblo por unas horas, sé que estás de vacaciones pero necesito que pesques por mí.- Se quitó el sombrero y pasó su mano por su frente, apenas era medio día entonces Alberto asintió. Massimo fue a su habitación por unas cosas y se despidió. Mientras iba al cuarto de Giulia para ponerme algo menos informal Alberto entró.
-Luca, ¿No te gustaría acompañarme a pescar?, pensé que tal vez sería lindo pasar un momento solos, además te puedo enseñar una cueva muy bonita.-Alberto tenía la cara roja, se notaba que se esforzó para pedirme que lo acompañara. Lo tomé de las manos y asentí, después lo abracé y lo saqué del cuarto. Me terminé de cambiar entonces lo iba a esperar en la sala, solo que él ya se encontraba ahí en una camiseta de tirantes amarilla y un short café, tenía un sombrero gracioso y unos guantes y botas para no mojarse.
-¿Por qué usas guantes?, sabes que eres un monstruo marino, ¿no?.- él rio y abrió la puerta para salir y esperarme afuera.
-Es más fácil manejar las redes con cinco dedos y sin esa cosa que une los dedos como rana.- Hizo cara de asco y bajó las escaleras, salimos del patio y bajamos al muelle, el bote se llamaba Giulietta y tenía todo lo necesario para pescar, me aseguré de que tuviera una sombrilla entonces Alberto me ayudó a subir, cuando ambos estábamos arriba tomó unos remos y nos comenzamos a mover.-Es una gran oportunidad para practicar, ¿no?, además vas a tener el honor de ver como trabajo estos grandes bíceps que para tu suerte, son todos tuyos.- Y tenía razón, sus brazos eran grandes, todos los días ocupar su fuerza para la pesca da frutos y son los más dulces frutos. Mientras remaba me contaba como fue su vida en Portorosso, y como es que Massimo lo tomó como su hijo. -¿Y tú, Luca?, ¿Cuáles fueron los azares del destino que te trajeron aquí?.
-Bueno, en las playas cercanas a Génova vivía con mi familia, hay una pequeña comunidad en el mar pero yo era el único niño que seguía ahí, todos los demás estudiaban en la superficie.- Me costaba trabajo recordar mis orígenes, pero me esforcé en hacerlo.- Mi abuela llevaba toda su vida viviendo con nosotros y en la superficie, entonces conoció a la mamá de Giulia, son grandes amigas y platicando la convenció de que me ayudara a estudiar.- Me acerqué a la orilla del bote y vi mi reflejo en el agua.- Conseguir papeles del gobierno fue un poco difícil dado que no soy humano pero, al final se logró, al principio iba al colegio y hacía tarea en casa de Giulia para luego volver a la mía pero se tronó complicado, hay mucha gente que aún no nos acepta entonces entrar y salir del agua se fue volviendo un poco peligroso.-Suspiré y dirigí mi mirada a Alberto.- Un día, cuando estaba a nada de regresar a casa conocí a un chico que me llevó a comer helado, solo que no comimos helado, intentó venderme como una criatura extraña a alguien rico, lo bueno fue que la policía ayudó y a partir de ahí vivo con Giulia, visito a mis familia de vez en cuando o ellos a mí pero no es tan seguido.
-Oh, Luca, lamento escuchar eso, debió ser muy duro.
-No hay problema, te cuento porque confío en ti, además es el pasado, si quieres preguntar algo dime.
-¿Cómo conociste a Ercole?.- Fue una pregunta que no me esperaba.
-Giulia y yo acabamos la escuela preparatoria e hicimos exámenes para la Universidad de Génova, cuando nos enteramos que ambos habíamos sido seleccionados fuimos a un pequeño bar familiar a celebrarlo, estaba cerca de la Universidad así que había alumnos que frecuentaban ese lugar.- Me acomodé mejor y Alberto dejó de remar para preparar la red.- Él llevaba ya un año estudiando y se acercó a nuestra mesa, me dijo que le parecía muy lindo y eso me hizo sentir bien, en mi vida hubo pocas veces en que alguien me dijera algo así por lo que deposité mi confianza en él al instante, me compró tragos y se portó como todo un caballero, bailamos y nos reímos, él era muy gracioso, todo lo opuesto a lo que es ahora.- Abrí la sombrilla pues el sol me comenzaba a molestar.- Me ayudó a no perderme los primeros días y me compraba el almuerzo, incluso me defendió cuando se enteraron que era un monstruo marino, entró en peleas cuando querían golpearme por eso entonces lo puse en un pedestal. Cuando me pidió que fuéramos novios me sentí muy feliz, era la primera vez que me sentía completo, toda mi vida escondiendo quien era y cuando él me aceptó fue como un respiro. Lo amaba demasiado pero cuando comenzó a haber más confianza empecé a ver como era realmente, un niño rico mimado y egocéntrico. Siempre me cuidaba pero me ponía muchas limitaciones y me lastimaba, era un patán pero yo lo permitía porque pensaba y tenía miedo que nunca iba a encontrar otra persona que me aceptara y me cuidara. Cuando me hacía daño siempre lo compensaba con un regalo, se disculpaba y me llevaba a lugares elegantes o me compraba cosas caras. Pero nada material podría reemplazar el dolor que me causó y la falta de amor que me tenía.- Mi pecho se sentía un poco pequeño, me costaba respirar.- Luego te conocí, y supe que todo lo que pasé me iba a llevar a ti y a este lugar, supe que jamás debí haber permitido todos esos tratos pero más que nada, la vida me demostró que siempre hay algo bueno, y el sol al final de mi tormenta eres tú, Alberto. Te agradezco que me hayas sacado del hoyo en el que estuve estos dos años.
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Portorosso (PAUSADO)
RomanceLuca ha lleva dos años en una relación infernal que no ha podido parar, pero por azares del destino va hacia Portorosso, un pueblo donde es aceptado el ser monstruo marino y donde está la casa de su amiga Giulia, ahí conoce a Alberto, un trabajador...