3

204 21 11
                                    

Alberto es bastante divertido, cuando descubrió que también era un monstruo marino se emocionó, me dijo que me iba a llevar a conocer tantos lugares, pero en especial, la isla, dice que ahí fue donde vivieron los primeros monstruos marinos que nos ayudaron a que nos aceptaran en Portorosso, y solo pueden ir monstruos, nada de humanos.

Caminamos por calles tan chicas que no cabían autos, no he visto ninguno de hecho, solo mostos y bicicletas. Pero Dios, este pueblo es tan bello, como sacado de una postal, tan pintoresco y familiar, estar aquí me hace sentir tan cómodo.

-Y mira, esta es la plaza donde todos se juntan, los niños juegan futbol y la gente pasa el rato, y aquí a la derecha está nuestra casa.- Miraba impresionado la plaza, era tan bella, con negocios a su alrededor y la fuente, pero el mar frente a ella se veía inmenso y azul, todo era precioso, noté una mirada en mi y vi que Alberto me miraba, cunado volteé se asustó y desvió su mirada a si casa.

-Espera, ¿vives con Massimo?- él asintió.

-Cuando era un niño me atrapó con una de sus redes. era una temporada difícil entonces le ayudé a encontrar peces, cuando me quiso llevar a mi casa le dije que vivía solo, no sé donde están mis padres pero hace mucho no pienso en eso. Entonces me acogió y con los años me adoptó, así que soy hermanastro de Giulia.

-¿Por qué nunca me lo dijiste?- Le cuestioné.

-No era importante, no te iba a decir que mi papá adoptó a una mojarra maloliente.- Alberto y yo nos reímos y él le mostró la lengua.

-Así nos llevamos, somos más amigos que hermanos.

Entramos al pequeño patio y se veía una casa de dos pisos, el muro de piedra estaba lleno de plantas y flores y a la orilla se mostraba un árbol con maderas en la cima, como un escondite. Subimos las escaleras, al parecer el piso de abajo era el negocio de Massimo y de Alberto mientras que ellos vivían arriba, pasamos el pequeño comedor y un pasillo con tres puertas se veía al fondo, en el cuarto se veía un comedor mediano. Comenzaba a anochecer y estaba la ventana abierta, me acerqué y vi la vista, no lo podía creer, era verdaderamente hermoso, nunca había visto algo así. Quisiera que Ercole estuviera aquí para desfrutarlo juntos. Sentí un roce en el brazo y Alberto se recargó en la orilla.

-Es hermoso, ¿verdad?, Portorosso es un pueblo magnífico y su gente es increíble también.

-Lo es.- Me alejé cuando Giulia nos llamó a cenar, durante todo el viaje me habló lo deliciosa que es la pasta que prepara su padre, hace mucho no comía pasta, Ercole me decía que iba a engordar y eso no le gustaba, no recuerdo su sabor. Pero como son vacaciones y no está él entonces voy a hacer trampa. Massimo me puso un plato enfrente, olía maravilloso, la pasta gruesa color verde se veía tan deliciosa. Massimo se sentó al frente y al lado Giulia, mientras que Alberto se sentó al lado de mi.

-Y dime Luca, ¿Qué edad tienes?, yo tengo 22 aunque parezca mayor, tú te ves como de 18.-Decía orgulloso, es cierto, su barba, complexión y altura lo hacían ver algo mayor, pero no rozando en la adultez.

-Tengo 20 de hecho, pero gracias por creer que era más joven.- Reí un poco y con el tenedor tomé un poco de pasta, la probé y ya no supe que pasó. Era deliciosa, no recordaba el sabor de la pasta, me perdí en su esencia y la forma en la que mi paladar era extasiado. Tan perdido que no me di cuenta que Alberto me seguía preguntando cosas.- Perdón, perdón, es que, Dios, esta pasta es tan deliciosa, no recordaba lo buena que era, hace tanto que no comía.

-¿En serio?, Vives en Italia y no comes pasta, ¿Cómo es eso?-Dijo Alberto divertido

-Mi novio no me deja, dice que voy a terminar como una pelota.

La cara de Alberto se tornó un poco triste pero más que nada enojado, se levantó de la mesa y me miró fijamente.

-¿Cómo puedes permitir que un idioti te diga eso?, si yo fuera tu novio te alimentaría de pasta todo el tiempo y te amaría sin importar tu cuerpo, además tienes un cuerpo increíble, un principe como tú debe ser mimado.- Hablaba emocionado, casi gritando, me sonrojé demasiado y él se dio cuenta de eso, así que paró.-Disculpen, me alteré un poco, una disculpa.

Seguimos comiendo y hablando, era muy divertido y tan cómodo, hace tanto no me sentía tan tranquilo y relajado, haber venido fue una buena idea.

Al terminar de comer ayudé a Giulia con la limpieza y al acabar Alberto se acercó.

-¿Dónde pongo la maleta de Luca?, los hombres duermen con los hombres.

-Ni lo sueñes, mi estimado atún, él viene conmigo, entonces se queda conmigo.- Giulia caminó hacia Alberto y tomó la maleta, la arrastró hacia su cuarto y me llamó, despedí de Alberto con una sonrisa y la seguí. -¿Qué opinas?, apenas llegamos y ya te robaste el corazón de mi hermanastro, amor de pescados.

Me reí un poco.-Ay, Giulia, porque siempre olvidas que estoy con Ercole.

-No lo olvido, solo no me gusta, mereces algo mejor, así como dijo Alberto, alguien que te trate como un Prin-ci-pe.- Dijo Giulia con tono Italiano, princhipe, suena lindo.

-Como sea, voy a salir a la plaza para hablar con Ercole y decirle como es el pueblo, regreso en unos minutos.- Sali de la casa y bajé al patio, llamé a Ercole y me contestó casi al momento. Hablaba con él mientras caminaba por la plaza, le contaba todo lo que veía y pasaba, incluso le conté que comí Trenette al pesto. Bajé a la playa y me senté en la arena, lo puse en altavoz.

-¿Pasta?, amor ya te dije lo que pienso de eso, en serio si llegas a Génova más gordo ya no te voy a querer tanto, cuídate.- Le contesté que no se preocupara.- Me tengo que ir, voy a ir con Ciccio y Guido a la plaza, adiós ragazzo.- En cuanto dijo eso me colgó, me ponía triste que me dijera eso, me quité el suéter que Giulia me prestó hace unos minutos y me revisé la marca de mordida. Pero la oculté al momento que escuché pasos atrás de mi.

-Perdón, no quería asustarte, estaba haciendo un recado y escuché tu conversación, de verdad que tu novio no es buena persona, es un patán.- Me reí, mientras ponía mi mano en mi hombro.

-Sí, es lo mismo que Giulia dice, pero lo amo, entonces lo soporto, sé que el amor es así.-

-No, el amor no debe de doler, ni causarte mal, el amor debe ayudarte a mejorar y a alcanzar tu felicidad.- Dijo mientras quitaba mi mano y revisaba mi hombro, su mirada se fijó en la mordida y se sorprendió. -¿Ese novio tuyo fue quién hizo esto?

-Sí, dijo que era una marca para que nadie se acercara a mi, para que sepan que soy suyo, es un poco celoso, no le digas a Giulia, no quiero preocuparla

-De verdad es un imbécil, mereces algo mejor. - Tomó mi mano y me llevó al patio, me ayudó a curar la mordida y a bajar la hinchazón.- No te preocupes, Luca, te voy a ayudar a que pases un increíble verano. Esa va a ser mi misión.- Le sonreí porque su voz sonaba tan sincera, y eso me calmaba.

 Portorosso (PAUSADO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora