Izuku Midoriya: El Primer Mestizo

1. A simple vista

Hay quien dice que un héroe es aquel que tiene el mejor superpoder, que es el que tiene el mejor traje, o que lo que hace a un héroe es su nombre llamativo y exótico... Pero ningún concepto era correcto.

El concepto de héroe se había perdido a través de las generaciones en el planeta Tierra. Desde la aparición de las cualidades metafísicas ambientales y corporales en el ochenta porciento de la población—también conocidos como "Dones"— y la aparición de la raza extraterrestre catalogada como "cybertronianos", el saber cómo se comportaba un héroe se había vuelto todo un misterio filosófico...

Pero para el pequeño Izuku Midoriya no. Él sabía desde temprana edad lo que significaba ser un héroe: Un soldado era sin duda era el mejor ejemplo de un héroe. Una persona que luchaba por aquellos que amaba y por el hogar de donde venía. Una persona que no le importaba morir en medio de la batalla, aún sabiendo que luchó y no se acobardó.

Un Autobot era un héroe. Y sin duda el mejor de todos era aquel que salvó a la raza humana a comienzos del segundo milenio de un ataque masivo de Decepticons: Optimus Prime.

El anterior líder de los Autobots combatió puño a puño contra el malvado líder Decepticon: Megatron, que ahora ha desaparecido al igual que algunos de sus subordinados en la profundidad del espacio exterior.

Optimus Prime arriesgó su vida para darle un futuro a al hogar de los humanos y ahora los cybertronianos. Luchó hasta su propio deceso y alejó el mal de la Tierra... Y si eso no era un héroe, que le metieran un tiro por la cabeza.

Ser parte de la armada Autobot era su sueño desde que tenía memoria. Creció, se educó y a veces hasta quiso entrenar para ser parte del ejército... Pero su madre no quería que fuera uno.

Rogó y rogó, pero su madre siempre se lo negó. Podía ser cualquier otra cosa: Policía, bombero, juez, abogado, doctor, pero menos un soldado. Y eso era algo que Midoriya no comprendía. Tenía el Don, pero su madre le decía que era peligroso. Tenía coraje y agallas, pero no para enfrentar a su madre. Tenía incluso hasta la inteligencia para entrar. Pero la respuesta siempre fue un no.

Y así se quedó él: Prohibido a usar su poder, a asistir a la preparatoria que siempre deseo, a demostrar que tenía lo suficiente como para ser un héroe como su ídolo, y siendo víctima de burlas de sus compañeros por ser un "niño de mamá" a sus catorce años de edad.

Con un millón de probabilidades y futuros por tener, su madre le prohibió uno. Aquel que deseaba llegar a conseguir. ¿Por qué su madre estaba tan empeñada en evitar que se convirtiera en un soldado Autobot? ¿Era acaso el miedo de perderlo en alguna batalla? ¿O una decisión personal que le ocultaba al muchacho?

Debía averiguarlo... Pero hubiera sido muy inoportuno. Su madre probablemente le hubiera contestado: "Porque soy tu madre y porque yo lo digo". Era la respuesta con mayor probabilidad. Pero Midoriya ansiaba saber la verdadera razón, necesitaba saberla... pero por aquel momento, solo podía obedecer, y esperar que el futuro cambiase a su propia suerte.

—Joven Midoriya, ¿me está prestando atención? —cuando el muchacho reaccionó, su profesor ya casi empezaba a chasquear sus dedos para llamar su atención. El muchacho reaccionó desorientado, mientras escribía unas notas en su cuaderno privado.

—¿Ah...? Lo siento sensei. S-Solo tomaba unas notas para la clase y yo... —el profesor le quitó el cuaderno velozmente y examinó lo que escribía, y eran todo menos notas sobre la clase. En realidad, eran notas estratégicas sobre las teorías de tácticas de combate de los Autobots. Aquel bloque era especial, pues se trataba de los códigos que gritaban en los combates, y trataba de averiguar que significaban.

—¿Notas de la clase, eh? Joven, si no fuera por sus buenas calificaciones y su alto intelecto sin duda le quitaría el cuaderno. Pero, estoy consciente de que no tiene nada malo escrito en él —se lo devolvió—. Pero a la próxima úselo en sus tiempos libres y no en medio de la clase de historia cybertroniana.