Cuando Dane volvió a Syrah lo oscuro de la noche ya se había asentado en el cielo, se dirigió directamente al establo donde dejó a Tofu y Topacio, guardó a Mill en una de las alforjas y se acercó a uno de los guardias que se encontraban ahí. Dane quería saber con ansias dónde estaban todos, este le contestó que estaban en los jardines, más o menos a una media milla así que emprendió la marcha hacia allá.
Al llegar ahí se encontró con mares de gente, desde guardias, campesinos, familias completas y otras, que no habían corrido con la misma suerte, pues se ocupaban de velar a sus familiares. También encontró ahí al mismísimo rey Cavill. Vito lo tomó del hombro y los tres alcanzaron a sus compañeros que estaban en un rincón del lugar.
El monarca se encontraba sobre una estructura de madera, sosteniendo una antorcha y alzándola lo más alto que su cuerpo le permitía.
—Hoy sufrimos grandes pérdidas… padres, hermanos, hijos, y amigos cayeron en la batalla, pero su sacrificio no fue en vano. ¡Logramos resistir! ¡Syrah regresará más fuerte! Nuestros caídos serán recordados por siempre, en nuestras mentes, corazones e historias… Se cantarán canciones sobre la batalla de Syrah, es nuestro deber hacerlo en su honor. Agradecemos a nuestros aliados inesperados por acudir en nuestra ayuda —el rey señaló a los miembros del santuario y Dane vio como Hanna estaba de pie sin problema —. Hvil i fred —el rey arrojó la antorcha a una estructura conjunta en medio del lugar, la madera se encendió al instante, e iluminó un innumerable número de cuerpos vestidos con ropas blancas que lograron sacar del sitio del enfrentamiento.
Dane se acercó a sus amigos y Hanna se percató de su presencia, inmediatamente fue hacia él, lo abrazó con todas las fuerzas que su cuerpo pudo ofrecer, lo miró directamente a los ojos y le dedicó una tenue sonrisa, un gesto que al bardo le otorgó paz, paz que al parecer solo ella le había podido dar.
—Hola, ¿Cómo te fue? —preguntó Hanna.
—Te lo contaré después ¿sí?, ¿Cómo está Chiqui?
—Sigue bastante mal, parece ser otra persona, pero la entiendo, si yo perdiera a la persona que más amo, no podría seguir aquí —mirando fríamente hacia la llama que ardía venerando a los que ya no se encontraban en ese plano, entre ellos, un gran amigo.
La ceremonia terminó unas horas después, en ella se hicieron altares, coronas de flores, y se pronunciaron oraciones con el fin de buscarles paz.
Los miembros del santuario decidieron hablar de sus próximas acciones; Dane, junto con Kara y Vito, los condujeron a una sección apartada de la gente del reino y procedieron a contarles sobre el estado tan deprimente en el que habían encontrado su hogar, el santuario. Gessa se sintió aún peor, perdió a un amigo y al mismo tiempo, perdió el lugar que la había cobijado y la había aceptado sin ningún pero, Sam no podía hacer nada más que intentar consolarla. Hanna solo bajó la cabeza y derramó unas lágrimas, pero sin hacer el más mínimo sonido. Alec agitó su cabellera con su mano, se sentó de la impresión y observó a sus amigos, encontrando a Dara, sentada sobre sus rodillas, inexpresiva, como si ya nada le importase en lo absoluto.
—¿Qué haremos ahora? —preguntó el bardo a nadie en particular.
—No… no lo sé —contestó Vito.
—Sé que soy nuevo en su grupo y que no tengo ningún derecho a opinar sobre esto, pero creo que debemos enfocarnos en lo que tiene mayor importancia ahora, ya saben, para que todo esto no haya sido en vano.
—Dane tiene razón —siguió Vito —. Venga chicos, aún queda un orbe y podemos conseguirlo si actuamos pronto.
—¿Qué propones? —preguntó Alec sin mucho ánimo a sugerir una opción por sí solo.
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El Bardo: viaje al fin del mundo
FantasyDespués de la batalla, Dane y sus compañeros se embarcan en un viaje desesperado para detener los planes de la dama, Nelia. En su travesía tendrán que enfrentar los peligros del lugar más temido por el bardo, el mar. Los viajeros descubrirán el lado...