PLAN DE ACCIÓN

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A la mañana siguiente, los pobladores de Syrah estaban bastante productivos y comenzaron a hacer planes para reconstruir sus hogares. Todos querían participar, desde los más jóvenes, hasta los más ancianos. Mujeres, niños y hombres recogían escombros y se organizaban en distintos grupos para ser más eficientes.

Todo aquel que se encontraba en condiciones de ayudar lo hacía, y aun si no estaban en su plenitud de capacidades por heridas o malestares, lo intentaba, que era casi todo el reino, ya que Dara aún no había podido curar a la mayoría de la gente. Gessa y Alec la ayudaban en lo que podían, buscando hierbas, flores, sustratos y hasta algunas plumas de aves, con tal de hacer su labor más fácil y rápida. Alrededor de tres días pasaron para que terminaran de recoger todos los escombros y, a pesar de que su hogar estaba destruido, se percibía un ambiente de optimismo.

Las jornadas eran menos duras debido a las canciones que cantaba todo el reino. Dane vio una oportunidad y no la desaprovechó, cantó todo su repertorio y la gente estaba encantada con la voz y la forma de tocar su laúd, le aplaudían, también, de vez en cuando, un grupo de músicos acompañó al bardo y juntos tocaban melodías que ponían a bailar a gran parte de los espectadores. Después de interpretar todo su repertorio, se dio un descanso, mientras que los músicos se quedaban a cargo del entretenimiento. Dane no podía dejar esa oportunidad  y sacó a bailar a Hanna, aún si no tenía los mejores pasos, la chica disfrutaba el momento a más no poder. El castillo se sentía más vivo que nunca.

Posterior al inicio de la reconstrucción de los hogares, el rey Cavill citó a los miembros del santuario a una reunión privada en la sala del trono. Ellos aceptaron y acudieron puntuales a la hora señalada. Se adentraron a un sala que estaba intacta, con varios pilares dorados que sostenían un alto techo, el trono estaba subiendo unas escaleras cubiertas con un tapiz color carmesí, el asiento del rey era bastante ancho con varios ornamentos de distintas joyas. Uno de los guardias los dirigió a una pequeña sala escondida tras el trono, era como una pequeña biblioteca privada, y el bardo pudo distinguir el inconfundible aroma a libros con un pequeño toque de humedad.

—Bienvenidos sean, por favor, tomen asiento —ordenó el rey con cordialidad —. Antes que nada, lamento lo que le pasó a Osvál, era una gran persona.

—Gracias —dijeron todos excepto Dara, que estaba inexpresiva.

—Ahora, necesito saber, ¿Qué atacó mi castillo? Ya sabíamos que Nimag planeaba algo, pero ellos no venían solos.

—Si se refiere a las sombras, son Iskalec, majestad —contestó Vito.
La puerta se abrió de pronto y un hombre de edad avanzada entró en la sala. Vestía una túnica de color azul oscuro, tenia el pelo canoso, manos delgadas y sus ojos eran bastante penetrantes.

—Buenos días André —lo saludó el rey y el hombre hizo una reverencia.

—Majestad, disculpe la demora, no me notificaron sobre esta junta.

—Porque no estabas invitado —dijo el rey con incomodidad escondida en un tono humorístico —, pero no importa. Disculpen la interrupción, él es André, mi senescal —André se sentó sin esperar orden y el rey prosiguió la reunión —¿Podrías decirme otra vez que nos atacó?

—Iskalec, majestad —respondió Sam

—¿Qué son los Iskalec? —preguntó el rey.

—Son criaturas mágicas malvadas… majestad —contestó Dane.

—¿Mágicas? —cuestionó el rey.

—¡Criaturas del abismo eterno! – exclamó el senescal —, ¿Lo ve majestad? Los dioses han dejado a Yrano a su suerte, desde que no les rendimos tributo.

El Bardo: viaje al fin del mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora