Capitulo 4 La entrevista

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Pero ella observaba de reojo que seguía allí sentado mirándola de una manera tan cautivadora, no podía negarle que era muy guapo. Pero en que estaba pensando, esos pensamientos entorpecían sus nuevos planes.

Ya había tomado la decisión de llevar sus papeles a la empresa del tal Erick Marchls, solo quedaba que la calificaran y le dieran el trabajo a ella. Si era realista lo veía muy difícil que ella quedara como candidata para ese puesto, pero tenía que ser optimista tenía mucho a favor.

Seguía trabajando mientras su admirador solo se había tomado una cerveza en toda la noche, pensó que no debía beber mucho para no pedir más. Y su silencio la ponía muy nerviosa, no estaba acostumbrada a que un hombre solo la mirara sin decirle nada.

-¿Hasta qué hora trabajas ricitos?

-¿Quiere otra cerveza? Ignorando su pregunta.

-¡No! Es suficiente ya. Le dijo con una sonrisa.

Faltaba media hora para irse a casa y él seguía allí viendo la pantalla enorme, si seguía así sabría la hora de su salida y ¿si era un maníaco acosador? De solo pensarlo le ponía la carne de gallina. Daba gracias a Dios que Jeime siempre la llevaba a casa.

-Oye chica tu enamorado no te quita el ojo de encima, está muy guapo. Le dijo sonriendo.

-¿Qué dices? Y si es un asesino.

-Que va, lo dudo. El siempre ha frecuentado este bar, tu solo llevas aquí tres meses y el dos años.

-¿Entonces bebe mucho?

-¡No! Es lo mas cómico de esto. Solo se bebe tres o cuatro cervezas y solo viene una vez por semana, pero me he dado cuenta que desde que te pillo ha venido más seguido, me parece que le gustas.

-Lástima por él, no estoy interesada.

-Es una pena, porque esta guapísimo para que se desperdicie.

-¿Jaime está por llegar? Cambio de tema, para que su amiga no se enfrascara en ese asunto.

-¡Si deberíamos ir saliendo!

Salió a toda prisa antes de que Raúl la pillara y se lo encontrara afuera, y creyó haber tenido éxito porque no estaba detrás de ellas, así se subió al coche de Jeime lo más rápido que pudo y se fueron dejándola en su casa.

Era una tontería, tenía que hablar con ese tal Raúl no podía estar saliendo de su trabajo asustada de un posible acosador, era muy cansón. Se tumbo en el sofá agotada golpeándose las caderas con un pedazo de alambre de sobresalía, había olvidado que odiaba su sofá.

Era muy probable que al siguiente día tendría un gran hematoma. Se dispuso a rebuscar entre sus cosas un curriculum.

-Bien, ¿qué me voy a poner para mañana?

Aprovecharía que tendría el día libre para ir llevar sus papeles, prefirió no comentarle nada a su amiga Laura, sabía que le había prometido no hacer nada estúpido pero estaba desesperada y si la aceptaban tendría todo los gastos pagos y le pagarían por ser madre de alquiler. No era que se estuviera prostituyendo o algo parecido, al menos no se iba acostar con nadie.

Abrió los cajones donde guardaba su ropa, reviso meticulosamente probándose cada prenda que estaba en mejor estado, desgraciadamente su guardarropa no era el mejor.

Al final se decidió por una falda color rosa de corte alto en la cintura, le llegaba un poco más arriba de las rodillas junto con una blusa color marfil de botones perlados, selecciono unos tacones bajos y unos pendientes de piedra brillante que pertenecían a su madre.

Con eso creía que bastaría por si la entrevistaban. Solucionado el asunto del vestuario fue a darse una ducha para amanecer fresca al día siguiente.

Luego se metió en el horrible sofá y se quedo pensando en Erick Merchals ¿Cómo sería ese hombre? Se imagino llevar un hijo suyo en su vientre cosa que jamás se había podido imaginar en su vida, era una locura que alguien hiciera algo así.

Si era aceptada tendría que hacer muchos arreglos en su vida sobre todo con su trabajo, solo contaba que la paga fuera muy buena fuera suficiente para terminar de pagar las deudas de sus padres, y así no tendría que tener dos trabajos tan esclavizantes.

Añoraba tener un poco más de libertad para poder divertirse con sus amistades, ser una chica normal. Se acurruco en el sofá y se dispuso a dormir.

-Hoy será un gran día Amelia, si te sale todo bien saldrás de muchas deudas y tendrás más tiempo para ti. Se repitió frente al espejo mientras se maquillaba un poco, se calzo los zapatos y se dispuso a salir.

-Buenos días señorita. Hmm, vengo por el anuncio que esta puesto en el periódico. Con el señor Erick Marchals.

Una joven morena la observó de arriba abajo solo un momento y Amelia sintió los nervios de punta, no sabía si su atuendo era el correcto.

-Bueno debes subir al piso diez y entregárselo a la señora Flores.

-Entiendo gracias. Se dirigió al ascensor, estaba sudando por los nervios mientras subía.

-Buenos días ¿Usted es la señora Flores? Era una señora regordeta con gafas, tenía una cara muy maternal y una bonita sonrisa.

-Hola querida, ¡oh vaya! Por ese sobre asumo que estas interesada en el anuncio del periódico.

-Sí, bueno yo. ¿Es que era un falso anuncio? Palideció al instante, había hecho el ridículo o algo así.

-Oh no, no. Es muy cierto. Mi jefe está buscando una joven guapa para que sea madre de alquiler. Pero a pesar de la publicación solo han venido cuatro chicas, eres la quinta. Supongo que muchas no se creen lo del anuncio.

-Entiendo. ¿Entonces le dejo mi curriculum?

-¡Oh no mi querida niña! El está desocupado en este momento, así que arreglare una entrevista ahora mismo.

¿El mismo?

-Espere por favor. Le dijo esta.- ¿No será usted misma la que me entreviste?

-No pequeña, es mi jefe el que se encarga personalmente de ese asunto, sabe que yo no estoy de acuerdo. Tranquila que el no muerde, solo se sincera con él, ha rechazado a las otras chicas que han venido porque no lo han sido.

¡Alquile mi Vientre!© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora