La escucho llorar, odiaba que ella llorara y mucho mas por una tontería como aquella miro en dirección del colchón había una pequeña mancha de sangre en las sabanas, el sonrío ante aquel hecho si estuviera en otras épocas ondearía las sabanas en señal de que su chica era pura.
—No eres un desastre, eso es absolutamente normal. Déjame entrar sí.
—Tus sabanas están estropeadas.
—Eso que importa, te aseguro que no me importa.
—A mí sí me importa es demasiado vergonzoso.
—Déjame pasar te hare sentir mejor.
Cambio la ropa de cama y afortunadamente solo las sabanas están sucias, coloco unas nuevas de un morado oscuro y fue a tocarle la puerta nuevamente a Amelia.
—Vamos abre, es una tontería que permanezcas todo el día allí metida.
Silencio solo eso recibió, luego escucho el sonido del pomo de la puerta y la vio enrollada en una toalla, tenía los ojos rojos él le sonrío y la abrazo.
—Todo está bien. La condujo hasta la cama nuevamente.
—¡Bonitas sabanas!
—Te darás ese baño o prefieres que…
—Me daré ese baño. Dijo avergonzada. El rio por su rápida respuesta.
—Te veré al salir.
Al terminar su baño aun un poco dolorida en sus partes no pudo desear tener mejor visión que la de un Erick recostado en la cama con las sabanas cubriendo la mitad de su perfecto cuerpo, como todo Dios griego que era.
Era tan viril que Amelia sentía que podía derretirse allí mismo, todo su cuerpo vibraba, mordiéndose los labios, el, la esperaba con esa mirada deseosa listo para poseerla de nuevo. Pasaron parte del día en la habitación haciendo el amor, Erick era insaciable pero gracias a ello le enseño los grandes placeres de la vida y ella como buena alumna aprendía rápidamente disfrutando de cada locura que se le ocurría.
Estaba muy sorprendido por lo rápido que ella aprendía, era una mujer receptiva muy apasionada y caliente a pesar de haber sido su primera vez no se agotaba tan fácil. Por fin sus cuerpos cansados le exigieron que los alimentara les toco levantarse perezosamente prepararon la comida entre juegos y toqueteos para luego volver a la cama.
Llegada la noche Amelia se encontraba dormida, mientras Erick estaba en su despacho viendo unos asuntos en su ordenador ya que había faltado todo el día en la oficina.
Una corriente de frio le recorrió desde las piernas desnudas hasta la espalda, la habitación estaba muy oscura y se encontraba sola. Se cubrió con la sabana miro la hora y pensó que ya era muy tarde tenía que volver a casa ya que al siguiente día tenía trabajo. Salió en búsqueda de su amante y lo encontró en su despacho.
—Hola. Dijo tímidamente el levanto la vista y le sonrío.
—¡Por fin has despertado! He pedido una pizza pero aun estabas muy dormida para despertarte.
—Gracias está bien, pero me gustaría que me llevaras a casa mañana tengo trabajo.
El arrugo el seño.
—Me gustaría que te quedaras esta noche, mañana te llevo temprano.
—Me gustaría quedarme esta noche, pero sabes que debo irme. Fue un día maravilloso pero debo volver a mi realidad.
—Porque te quedes una noche no pasara nada.
Eso era lo que más le dolía que no pasara nada más.
—Tal vez sea lo mejor para ambos.
—¿Qué quieres decir?
—Sabes lo que quiero decir, yo no me quiero acostumbrar a alguien no me llevara a ningún lado, has sido muy explicito en eso. Tú no quieres involucrarte conmigo ¿has pensado que me pude haber embarazado?
—Si lo he pensado.
—Entonces entenderás que concebir un hijo de esta manera será más difícil para mí.
—Pero hay un…
—Si lo sé, hay un contrato y no lo romperé créeme no lo romperé. Descuida no podría quedarme con el bebe, no le daría una buena vida como la que tu definitivamente si le darás.
Esto último lo dijo abarcando con las manos la casa.
—Yo no pretendía esto Amelia, yo…
—No te preocupes Erick, yo quería esto así que soy culpable. Llévame a casa por favor.
El no dijo nada luego de un momento asintió. El hecho de pensar que ella pueda haber quedado embarazada lo emocionaba, al fin de cuentas ya estaba comenzando a dudar de la inseminación. ¿Pero y si no se había embarazado? Dudaba que aquello volviera a pasar.
La miro por el retrovisor de su coche y meterse en su casa, no quería que pasara la noche en su casa sino en la de él y con él. Pero ella solo lo estaba ayudando a pensar con la cabeza, pero ya no sabía lo que quería y después de esa noche no.
Pasaron los días y Amelia continuo su vida, Erick la llamaba para saber cómo se encontraba de salud ella solo sabía que su interés se debía a que quería confirmar si se había quedado embarazada, ella le explico que era difícil de saber eso a tan solo pocos días.
Por otro lado Raúl también la llamaba y la invitaba a salir se sentía mal tener que decirle que no, el estaba muy interesado en ella y su estúpido corazón se había enamorado de otro que no tenía ni la mínima intensión con ella.
Retomo su rutina de trabajo y como de costumbre su admirador iba con mucha frecuencia, pero a pesar de que la molestaba sentía que le estaba escondiendo algo sus ojos lo delataban.
De pronto se atemorizo sabría que había estado con su amigo ¿Qué explicación podría darle? Aunque tampoco tenía que dársela. Se mantuvo callada toda la noche y su amigo hizo lo mismo, eso la mortificaba más porque aumentaba la sospecha de que sabía lo que había hecho. ¡Qué problemón!
—Bien me dirás que te sucede. Pregunto con una ceja arqueada y los brazos cruzados.
—No, que ¿Ah mi? Pero si tú has sido el que ha estado súper raro toda la noche.
—Estabas trabajando ¿no? Siempre me riñes por hablarte.
—Si pero aun así lo haces ¿te sucede algo?
—Hmmm… ¡No nada!
Ese segundo de duda la puso más nerviosa…
—No pareces convencido.
—Estoy bien ricitos, vámonos es muy tarde.
Ella suspiro lo sabía, seguramente el no hallaba como abordar el tema y ella tampoco. Era una cobarde por mentirle a su amigo, el iba tan distraído por el camino, la dejo en el edificio de su casa le dio un beso y las buenas noches para luego marcharse. Cuando entro en su apartamento miro su contestador ya era algo que hacia automáticamente.
Tenía dos mensajes y apostaba que eran de Erick.
“Hola quería saber cómo estabas.
“Hola de nuevo, el doctor me llamo para informarme que llego de su conferencia y que podíamos ir en cualquier momento a su clínica, pero le dije que íbamos a esperar. Solo quería informarte”.
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¡Alquile mi Vientre!© [Completa]
Roman d'amourEn ocaciones la vida pone pruebas difíciles, como dice el dicho las situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas y más cuando necesitas salir de un gran embrollo. La decisión más dura que tomaría la pobre Amelia Trevol ante el gran probl...