—Esto no puede volver a repetirse. Dijo ella ahorrándole a él la explicación para que no se sintiera humillada por haberla rechazado.
—Yo… no se qué paso, no quisiera que esto arruinara nuestros planes.
—No será así. Descuida. Se bajo la falda del vestido y el retiro las manos. Se bajo de la encimera saliendo a toda prisa del baño. Se calzo los zapatos y le dijo que la llevara a casa. El sabía que estaba avergonzada pero notaba que había algo más.
—¿Quién te lastimo?
—Oye, nadie me lastimo fue mi sofá. Ahora por favor llévame a casa estoy muy cansada.
—¿Por qué estas tan enojada?
—Estoy cansada es todo. Es tarde y solo quiero dormir.
No tenía derecho a estar enojada con el por el hecho de que el no quisiera hacer el amor con ella era ridículo. Era mejor dejas las cosas así, y a toda costa tenía que dejar de pensar en el de esa forma.
Todo el trayecto fue silencioso ella observaba por la ventana mientras él la miraba de reojo, si que estaba enojada. Para cuando llego a su casa ella solo le dio las gracias por la cena y que cualquier cosa que necesitara el médico de ella que la llamara.
Y de esa manera salió disparada del coche de Erick que ni tiempo le dio de bajarse y despedirse de ella. Se quedo un momento allí estacionado y luego se marcho. Haría algo con ese condenado sofá pensó este.
Al siguiente día Amelia siguió durmiendo corrido, era su día libre en el restaurant así que no había razón de levantarse temprano. Hasta que el estruendo de la puerta la despertó, se movió un poco y se fijo en la hora la diez de la mañana había dormido demasiado. Pero definitivamente no le apetecía levantase estaba demasiado deprimida como para hacerlo. Pero los insistentes toques en la puerta no paraban.
—¡Rayos!. Exclamo molesta.
Entreabrió la puerta notando que era un joven flacucho con un uniforme muy conocido.
—¿Qué desea?
—Señorita Trevol soy de la compañía de muebles La Comodidad y le traigo un pedido para usted.
—Disculpe pero yo no hice ningún pedido.
—Bueno el encargo fue hecho personalmente por el señor Erick Marchals.
¡Cómo se atrevía! Después de haberla rechazado ahora hacia de héroe enviándole un regalo como aquel. Ya vería él quien era ella.
—Disculpe joven, pero no aceptare el encargo. Puede devolverlo.
—Pero ya esta cancelado señorita.
—Pues devuélvalo, no me interesa. Cerrándole la puerta al joven que aun seguía atónico.
Para que aprenda pensó esta, se metió nuevamente en su sofá pensando que seguramente se había perdido de una gran comodidad. Pero era lo mejor.
Erick estaba concentrado en unos documentos cuando entro Yeni café.
—Gracias Yeni.
—Hmm… Erick veras. El levanto la mirada de las hojas que leía, cuando su secretaria tuteaba para decir algo es porque seguramente no le iba a gustar.
—¿Qué ocurre?
—Llamaron de la mueblería, al parecer devolvieron el encargo que solicitaste. Eso lo enfureció enormemente.
—¿Esta segura?
—Si me acaban de llamar. ¡Ella lo rechazo!
El se levanto del sillón dejo lo que estaba haciendo, tomo su saco y salió disparado de la oficina.
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¡Alquile mi Vientre!© [Completa]
RomanceEn ocaciones la vida pone pruebas difíciles, como dice el dicho las situaciones desesperadas, requieren medidas desesperadas y más cuando necesitas salir de un gran embrollo. La decisión más dura que tomaría la pobre Amelia Trevol ante el gran probl...