capitulo 5 El Jefe

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Ha rechazado a todas las demás, entonces era bastante exigente, que quedara de ella cuando sepa su situación. ¿Estaría a tiempo de escabullirse? Pero la señora Flores tenía su curriculum, podrían llamarla luego. Tenía que terminar ese asunto de una vez, para eso había ido.

Mientras la señora Flores entraba en un despacho, Amelia se dio cuenta de su alrededor, la oficina era muy lujosa y espaciosa. Trabajar allí sí que daba gusto, de seguro pagaban bien. 

Debería hablar con la señora Flores y preguntarle si no había una vacante para algún puesto. Aunque no, porque tuvo que tomar dos transportes para poder llegar hasta allí. 

Porque todo tenía que ser complicado, sentada en un cómodo mueble pensó que podría llevárselo a casa encantada, en eso salió la señora Flores y ella se levanto rápidamente dejando un hueco en el sofá por causa de sus voluptuosas nalgas.

—Bien mi niña, el está esperándote. Ya le entregue tus papeles, así que buena suerte. Le dijo con una cálida sonrisa.

—Muchas gracias. Camino hacia la puerta de roble, suspiro y luego respiro hondo hasta que la abrió.

Jamás en su vida había imaginado encontrarse con un hombre así detrás de un escritorio. Con los labios apretados Amelia entro en el despacho de Erick con los nervios de punta. 

Tenía que calmarse, aunque ya no sabía si estaba nerviosa por la entrevista o por ese hombre tan impactante. Parecía un Dios guerrero griego, no era posible que existiera un hombre tan hermoso, no había visto nada igual. 

Era tan sexy y demasiado masculino. Su cabello oscuro medio alborotado, sus cejas espesas, tenía un mentón fuerte pero firme, era muy obvio que era un hombre con mucha experiencia. 

Llevaba traje, pero su saco reposaba en el espaldar de su sillón, la camisa azul claro la tenia remangada hasta los codos, estaba bastante informal en su oficina para ser las diez de la mañana y mucho más para una entrevista.

—Buen día señorita Trevol, pase y siéntese por favor.

—Gracias. Que estúpida se había quedado parada en la puerta mirándolo como una niña mira un caramelo de chocolate.

—Bien, podemos comenzar con la entrevista tengo un buen rato libre para dedicárselo a usted.

El se portaba como todo un galán, y ella que estaba como la gelatina y actuando ridículamente. Tenía que tranquilizarse porque sino arruinaría todo.

—Cuénteme señorita Trevol ¿Por qué desea este por decirlo así empleo?

—Seré sincera señor Marchals, necesito el dinero. Vio que él no hizo ningún gesto ante la mención del dinero.

—¿Puedo saber por qué razón necesita el dinero?

Qué clase de pregunta era esa, es que tenía que dar explicaciones de porque necesitaba el dinero. Eran sus asuntos personales, pero que otra opción tenia.

—Tengo algunas deudas, y los dos empleos con los que cuento no es suficiente.

—¿Dos empleos?. Vera señorita Trevol, estoy buscando una buena chica sin ningún tipo de complicaciones. ¿Está involucrada en algo ilícito?

¿Pero que estaba insinuando? Que era una mujer de los bajos mundos. Le había molestado su comentario.

—Son deudas familiares señor Marchals, no estoy involucrada con nada ilegal. Soy una mujer honrada que tiene dos empleos para salir adelante.

—Entiendo. Parecía muy interesado en su historia porque había puesto los codos en el escritorio juntando las manos bajo mentón. –¿Y qué tipo de deuda tiene que pagar? Sé que son preguntas muy personales, pero entenderá que si va llevar a un hijo mío en su vientre, no puedo permitir  que tenga conflictos con nadie y resulte lastimada mientras lleve a mi bebe.

¡Alquile mi Vientre!© [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora