11. Apolo Hans

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Lauren.


Eran las 11:00 de la noche. No hubo señales de la sombra que vi por la ventana, pero eso no me hizo sostener con menos fuerza el bate en mis manos, así que apagué la linterna estirando el brazo hacia mi mesa, negándome a salir debajo de la sábana aunque tenía ganas de ir al baño.

<< Ahora no vejiga. Ahora no >> chillé para mis adentros.

Mi intento de retener líquidos era tan malo como mi intento de alejarme de Travis, así que sin soltar mi inseparable bate al que nombré putazos salí lentamente de mi cama y corrí hacia mi baño.

Al entrar, cerré la puerta enseguida, dejé a putazos a un lado y jadeé aliviada cuando dejé salir mis líquidos. Oh ¿era la única que sentía un enorme alivio cuando después de tantas horas aguantándose por fin podía liberarse?

¡Era como tener un orgasmo! Bueno, nunca he tenido un orgasmo, pero me imaginé que debía sentirse así de bien ¿no? Bufé, me limpié y seguido de eso me lavé las manos para luego tomar de nuevo a putazos, sin embargo, antes de salir, escuché movimientos en mi habitación.

Reacomodé a putazos en mi hombro para adoptar una posición de ataque y mantener el equilibrio entre el peso del bate y mi cuerpo.

<< Hasta aquí llegaste desconocido >> me dije antes de entrar en acción.

Abrí la puerta de una patada violenta que hizo estragos en mis muebles, divisé fugazmente una figura agachada junto a mi cama y sin pensarlo corrí hacia él o ella y le di con todas mis ganas. ¡Toma ya!

—¡Esto es por Fleur! —Golpe—. ¡Por la mamá de Leigh! —Golpe—. ¡Por Hayden, no importa que haya sido una perra! —Entre golpe y golpe pidió en quejidos que me detuviera, pero ignoré sus suplicas—. ¡Y por todo lo que le hiciste a Leigh, y a Fleur antes de morir!

—¡LAUREN, PARA SOY YO JODEEER BASTA! —maldijo y al identificar la voz dejé caer el bate.

—Oh mierda ¡¿LAWN?! —corrí con apuro a encender la luz y casi me caí de cara pero logré encontrar el interruptor en medio de la oscuridad.

Al ver con más claridad encontré a mi querido hermano tirado en el suelo de mi habitación en posición fetal soltando quejidos y maldiciones.

—Creo que me rompiste el hígado —murmuró y su gesto se contrajo en una mueca de dolor.

<< ¿Cómo carajos se rompe el hígado y por qué no medí mis movimientos para volver a hacerlo cuando la situación lo requiera? >> pensé con asombro.

—Joder, joder, lo siento…, lo siento. —Me apresuré a auxiliarlo.

Entre maldiciones y muecas logré sentarlo en mi cama y al verle mejor la cara me llevé las manos a la boca. Tenía un ojo hinchado, el labio partido y la cara hinchada.

<< ¡Madre mía! Me pasé, me pasé feo >>.

Sin tiempo que perder corrí al baño en busca de mi botiquín pero como era medio torpe y estaba demasiado desconcertada, mis pies se enredaron y no pude evitar caer de cara. Creo que me doblé el tobillo, pero dejé el dolor de lado y entré en el baño cojeando de un pie.

Rebusqué entre mis cosas y salí del baño con algodón, alcohol, un envase lleno de agua y agua oxigenada y todo lo necesario, regresé con Lawn y traté de hacer acopio de mi poca paciencia para que levantara la cara y me dejara verle el ojo pero se puso resistencia y me pidió que me alejara y no lo tocara.

¿Cómo conquistar a una lectora? ©✓ (BILOGÍA LECTORES I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora