27. El regalo del noveno

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Lauren.

Alcohol. Agua. Jadeos.

Travis. Travis. Travis.

-¡Ah! -grité levantándome de un salto.

La luz del sol entraba con todo su resplandor por la ventana del cuarto de invitados y tuve que entrecerrar los ojos para poder enfocar con claridad mi vista.

Miré a mi alrededor y luego dejé salir un suspiro lleno de hastío.

Por suerte toda la habitación estaba ordenada, a excepción de la cama donde dormía con James. Tenía lagunas de recuerdos de lo que pasó después de la fiesta pero todo eso vino en un tsunami instantáneo que arrasó con mi mente.


. . .


-¡Oigan tortolos! -Salimos del agua-. Vamos a embriagarnos ¿vienen?

Nos propuso Alex y ambos aceptamos la invitación. La lluvia había menguado y el sol empezaba a esconderse. Antes de caer la noche decidimos entrar todos en el jacuzzi cerca del trampolín, cada uno entró, aunque el espacio no era tan amplio, y se sentó un lugar.

Lawn y Alex comenzaron a repartir cervezas a todos menos a mí, así que tomé un energizante y me senté con los demás, entre todos era la única que tenía excluido el alcohol y, aunque a veces me molestaba, sabía las razones.

Hablamos de diversos temas, pero lo que más hablaron los chicos era sobre sexo. El alcohol les dio algo más de soltura al hablar a Jules, Brooke y Ariana y cuando comenzaron a parlotear desde su punto de vista se unieron a los pros y contras del sexo.

Era divertido porque casi todos empezamos a caer bajo las sustancias del alcohol y cuando yo quería iba adentro y me robaba alguno que otro bocado de comida para mantenerme equilibrada y no embriagarme.

Para cuando se hicieron las ocho Alex y Lawn estaban haciendo un Karaoke, Brooke y Lowen no dejaban de lanzarse miraditas que deberían hacerse a puerta cerrada, Ariana y Peter se metieron de nuevo al agua, y Apolo, Jess y Jules se reían como unas hienas a un costado de la piscina. Mientras tanto yo seguía en las piernas de Travis.

-Oye, contrólate un poco, sé que eres mayor que yo pero vas a terminar...

-Shhh. -Posé un dedo sobre mis labios- Casi todos están borrachos.

Le susurré y tuve que girar la cara para que no oliera tanto mi aliento a cerveza.

-Algo me dice que vas por el mismo camino -me susurró de vuelta.

-Yo nunca me embriago, James -añadí-. La única cosa a la que puedo hacerme adicta es a ti.

-Increíble. Estando borracha dices cosas lindas. -Besé un lado de su cara y después me levanté.

-¿A dónde vas? No te vayas, sigue hablándome bonito. -Se abrazó a mi cintura con reproche.

Dejé salir una carcajada y me deshice de sus brazos, él gruñó como queja.

-Voy por algo de tragar -aclaré tomando su mano.

-¡Santo Dios de la Hambreción! ¿Siempre piensas en comida? -se mofó haciéndome reír.

-Pienso en comida tanto como ustedes los hombres piensan en sexo.

Hizo un mohín que me pareció lo más tierno del mundo.

<< ¿Dónde hay una cámara cuando la necesitas? >>.

-¿Tanto así? -Suspiró-. Está bien.

¿Cómo conquistar a una lectora? ©✓ (BILOGÍA LECTORES I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora