8. Maravilloso día

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Travis.

Era lindo ver cómo Lauren intentaba quitar el vómito de mi camisa. Su nariz se fruncía algunas veces y no dejaba de morderse la lengua como si estuviera masticando chicle.

Le propuse quitarme la camisa para que se le hiciera más cómodo, pero se negó rotundamente así que la dejé seguir en lo suyo, pero varias veces noté que evadía mi mirada.

—¿Estás bien? —cuestioné cuando se apartó para mojar el paño.

No quería que se sintiera mal por lo que pasó.

—No lo sé, no vomitas encima de alguien frente a toda la escuela todos los días ¿no? —Se acercó para seguir frotando—. Seré el hazmerreír por días.

—Ey —Tomé sus manos, pero no hizo contacto visual—, no te preocupes por eso.

Odiaba verla así. Vulnerable, avergonzada, cuando siempre era lo contrario.

—¿Qué harás? ¿Le coserás la boca a todo el mundo? —se mofó con la frente en alto. Noté sus ojos cristalizados.

—No, pero al que escuche o vea burlándose de ti se las verá conmigo —aseguré en una promesa. Ella liberó una pequeña risa sarcástica.

—Ya no hace falta que sigas fingiendo.

—Es en serio, no estoy fingiendo, Lauren. —Subí las manos hasta su rostro—. No dejaré que se burlen de ti, eso tenlo por seguro.

Su sonrisa desapareció, pero capté cierto brillo en sus ojos que me hizo sonreír.

Acaricié con los pulgares sus mejillas —sabía que eso le gustaba— y mi toque la llevó a cerrar los ojos. Me percaté de sus labios entreabiertos e instintivamente me relamí los míos.

Nunca en mi vida había deseado besar tanto a una chica como en aquel momento, quería hacer con ella tantas cosas, pero sabía que tenía que ser paciente, Lauren era como una combinación dulce pero fuerte y arrasadora.

Así era ella, a veces me amenazaba, a veces me hacía reír, a veces me sacaba de mis casillas, pero siempre estaba ahí conmigo. Es curioso, me imaginé tanto ese momento que justo ahora sólo quería sentir la piel de Lauren entre mis palmas. Sólo eso.

Me acerqué más, ella seguía con los ojos cerrados y los labios entreabiertos, tuve que tragar saliva y por primera vez en mucho tiempo me sentí nervioso por cómo reaccionaría una chica si la besara. Quería besarla, quería sentir su boca sobre la mía, quería morder ese labio que a veces se muerde cuando está nerviosa, quería saborearla, tocarla, quería… quería…

Pero el momento se vió interrumpido por unos golpes en la puerta que me hicieron maldecir en voz baja. Lauren reaccionó y se alejó unos pasos de mí. No quería volver a sentirla alejada así que la tomé de la mano y nos metí en uno de los cubículos.

—¿Qué haces?

Le tapé la boca con una mano, y al hacerlo protestó, pero no le hice caso, escuché a unas chicas maldecir y luego el sonido de la puerta abriéndose bruscamente.

—¿A quién se le ocurre cerrar la puerta con pestillo? —se quejó una de ellas y escuchamos varios pasos.

—Seguramente la chica Piper estaba aquí encerrada llorando —se burló una de voz aguda.

—Siento pena ajena porque ¿quién no? O sea, le vomitó encima a Travis.

—Fue asqueroso —recalcó la de voz aguda.

—F por ella.

Miré a Lauren y aparté mi mano en cuanto vi sus ojos húmedos y cegados por las lágrimas.

¿Cómo conquistar a una lectora? ©✓ (BILOGÍA LECTORES I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora