¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝟑𝟏 | 𝐀𝐏𝐎𝐒𝐓𝐀𝐑 𝐎𝐓𝐑𝐀 𝐕𝐄𝐙
-No te creo nada, dale contá lo que pasó posta.- repite Candela y bufo.
-Por enésima vez, no quiso que cojamos. Me dijo que estaba empedo.- hablo contándoles nuevamente a mis amigas lo que Nicolás me dijo a la mañana siguiente al boliche.
-Bueno, ¿Podes creerle de una vez, Candela?.- dice Flor y la pelirroja asiente sin mucha opción.
Me paro dispuesta a hacer mate cuando Agus habla y automáticamente me freno.
-Juliá...
-No se nombra esa gente en mi casa.- digo y las tres me miran obvias.
-¿Pueden hablar de una vez por todas como dos personas maduras?.- pregunta Cande y niego.
-Él no puede hablar como una persona madura. Viene, me da flores y chocolates, y después empieza a discutir y me termina lastimando.
-Pero si sabes que te ama como a nadie, Emi. A ver decime, ¿Qué es lo que realmente deseas?.- dice Agus y cuando estoy por hablar, Flor me interrumpe.
-Ojo que lo que deseas se cumple, no vayas a usar mal la ley de atracción.- advierte y viro mis ojos, como siempre ella tan creyente en todo eso.
-Lo que realmente quiero es que me toque la puerta y venga a pedirme disculpas, que me diga que todo lo que quiere es estar conmigo, no sé.
Termino de hablar y automáticamente tocan la puerta, todas nos miramos extrañadas y me levanto del sillón para ir a abrir.
-Bueeenas.- saluda Montiel a penas abro la puerta y toda la ilusión que tenía se rompe.
-Hola, ¿Que andas haciendo?.- consulto mientras que me hago a un costado invitándolo a pasar.
-Estaba por acá y dije, paso y veo a la más linda de Palermo.- dice y viro mis ojos divertida.
-Bue, chamuyador te levantaste.- hablo y ríe mientras saluda a mis amigas.
-Cúchame una cosita vos, rubia, ¿Cuándo vas a dejar de pelotuadear y vas a arreglar las cosas con Araña?.- consulta y alzo una ceja.
-Vos no sabes nada.- confirmo y Gonzalo me mira confundido.
-¿Qué cosa no sé?.
-Vino, me trajo flores y un chocolate, empezó todo bien pero después arrancamos a discutir, y lo terminé echando.
-Me contó, si. Pero tienen que hablar como dos personas grandes que se aman y dejen de frenarse. Él y Josefina no están más, era obvio que eso no duraba nada.
