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𝟏𝟐 | 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍 𝐑𝐎𝐓𝐎

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𝟏𝟐 | 𝐂𝐎𝐑𝐀𝐙𝐎𝐍 𝐑𝐎𝐓𝐎

El resto de la mañana pasa volando casi, y cuando me doy cuenta, ya tengo que ir a lo de Julián para hablar, como lo habíamos pactado.

Llego al edificio y el portero me abre, lo saludo amablemente y me subo en el primer ascensor. Este se frena en el piso del cordobés y abre sus puertas, salgo y camino hasta el departamento. Toco timbre y me abre tal y como estaba a la mañana, con el short de River y en chancletas. Nos saludamos e ingreso. Dejo mi cartera en el perchero que está a mi izquierda y me guía hasta el sillón. Nos sentamos y me pongo en chinito frente a él.

-Asumo que tenes dudas.- larga y asiento tocando mis pulseras.

-¿Qué fue lo que pasó anoche?.- consulto mirándolo a los ojos.

-Me dejé llevar por mis impulsos. Hace mucho tiempo que quise hacerlo y nunca me animaba hasta que anoche, no sé, sentí que era el momento.- dice y asiento. En lo profundo siento que era un simple capricho.

-¿Fue solo cosa de una noche entonces? ¿Sigue todo como siempre entre nosotros?.- pregunto e intento mirarlo a los ojos, pero no puedo.

-Si, obvio. Nada va a cambiar. Estuvimos, la pasamos bien pero seguimos siendo mejores amigos.- responde con naturalidad y asiento. Puedo escuchar a mi corazón romperse.

Me paro y Julián me toma de la mano.

-Me tengo que ir. Quedé con Sol en hacer unas compras.- miento y me suelta.

-Ah, dale. Nos vemos después.- dice sonriendo y asiento mirándolo.

Me doy media vuelta y agarro mi cartera para después abrir la puerta y salir rápido de allí.

Camino las tres cuadras que nos separan y cuando llego al edificio saludo rápidamente a Carlos, el portero. Entro al ascensor que está libre y aprieto el número siete. Cuando este se detiene, abre sus puertas y salgo, camino unos pocos pasos hasta mi departamento y abro la puerta. Sol está trabajando por lo que estoy sola. Dejo mi cartera en el perchero y voy hasta mi cama. Me tiro y largo todo el llanto que contuve.

Me duele cada una de sus palabras, me rompen el corazón. Era una gran probabilidad de que después de estar a Julián no le importe y quiera seguir como si nada, y me arriesgué a eso. Decidí estrellarme y me siento una estúpida. Caí ante sus pies porque no puedo estar tan pero tan enamorada. Ahora cada vez que lo pienso inevitablemente recuerdo cada uno de sus besos, la delicadeza con la que me agarraba, como sus manos recorrían toda mi espalda, su tacto suave. Me tocaba como si fuera a romperme y me trataba con amor, o eso creí. Porque me estoy desayunando que solo fui, prácticamente, un capricho que cumplió. Algo que quería y por impulso lo hizo, y yo lo dejé. Estuve con él y ahora me arrepiento. Porque estaba mejor estando enamorada y siendo ignorada, pero no supe decir "no" cuando la oportunidad se me presentó y ahora pago los platos rotos.

Me limpio las lágrimas y agarro mi celular, busco entre mis contactos a Candelaria y la llamo.

-¿Estás ocupada?.- pregunto a penas responde.

-Memi, no. ¿Estás llorando?.- pregunta preocupada.

-Vení, por favor.- pido con voz llorosa.

-Estoy a cuatro cuadras, justo. En cinco minutos llego.- avisa y corto la llamada después de despedirme.

Me quedo acostada en mi cama con mi celular al lado, y tal como dijo, a los cinco minutos escucho el timbre. Me paro y voy hasta la puerta, abro y mi amiga entra.

-Memi, ¿Qué pasó?.- pregunta preocupada y la abrazo.

Solo necesito que me abracen y me digan que es todo una mentira.

-Te tengo que contar algo que pasó anoche.- digo y asiente.

Vamos a mi habitación y nos sentamos en mi cama, una frente a la otra en chinito.

-Larga todo, dale.

-Anoche fui a lo de Julián a dormir porque vino mi hermana con Nico. La cuestión es que...- suspiro y todo aire para decir lo que sigue.- Cogimos.

-¿En serio?.- pregunta sorprendida y asiento mientras lágrimas caen por mis mejillas.- ¿Y por qué lloras?

-Porque recién vuelvo de su casa. Fui para hablar sobre anoche y me dijo que...- no puedo contenerme y lloro, Cande me hace respirar y sigo hablando.- Básicamente me dijo que fue un impulso. Hace mucho tenía ganas de hacerlo y anoche le pareció el momento. Y me dijo que nada va a cambiar, que seguimos siendo mejores amigos.

-Ah no, ese pibe busca que lo mate.- dice Candelaria y río por eso.

-¿Fui un capricho, entendes?.- digo y me abraza.

-Lo creí más inteligente.- dice mientras me frota la espalda y solo puedo llorar.

-Dejé que me rompa el corazón. Me entregué a él porque lo amo y soy un capricho que cumplió, algo de una noche.- hablo y niega.

-Ni él.- se separa y me mira.- Escúchame bien, ni él ni nadie te va a usar. No te merece. Lo hiciste porque estás enamorada de él, y cuando una está enamorada, también está ciega.

Asiento y lloro. Me duele, inevitablemente. Sigo descargándome con Cande y después de un rato dejo de llorar. Voy a seguir cuando se vaya pero tampoco quiero ser una carga para ella. Me hace reír y es justo lo que necesito ahora.

Al rato, llega Sol y saluda eufórica a Cande ya que hace mucho no la ve. La invito a cenar y esta última acepta gustosa. Entre las tres elegimos que comer y encargamos.

La noche termina entre comida, risas y muchas anécdotas de las veces que hemos salido y los papelones que hemos hecho. Agradezco tener a Cande que me escucha y aconseja en absolutamente todo, así como yo a ella, pero para mi es básicamente mi conciencia. Es un gran apoyo en Buenos Aires, fue la primera que se me acercó en la facultad y desde ese día, somos inseparables.

Cuando ya se hace tarde, Benjamín, su novio, la busca y después de agradecerle por octava vez, se va. Junto todo con Sol y la despido para irme a dormir. Fue una tarde agotadora emocionalmente hablando.

lovestruck | julián alvarezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora