Capítulo dieciséis

521 45 0
                                    

Rin se quejó un poco al verse prisionera. Con su mano izquierda, logró desenfundar su espada y colocarla de forma horizontal sobre el cuello de Inuyasha para amenazarle. Ella nunca había usado su espada para algo más que no fuese la danza, pero no iba a permitir que la atacaran por algo que no había hecho.

-Suélteme- susurró Rin, temiendo despertar a los demás-, por favor... me duele y yo le prometo que no estaba haciendo nada malo ¡Solo quería verla por curiosidad! El amo Sesshomaru y el señor Jaken siempre hablan de esa espada y... solo quería ver qué era lo que estaban buscando con tanto ímpetu, se lo juro.

-Yo no he dicho nada- apuntó el joven mirando a la cortesana con el ceño fruncido-: tú eres la que ha insinuado estar haciendo algo malo y si estás tan asustada es porque debe ser así...- Inuyasha sujetó con su mano libre la espada con que ella intentaba defenderse y se la quitó, lanzándola al suelo, sin un mayor esfuerzo- ¡Quiero que me expliques qué es lo que está tramando Sesshomaru! ¡¿Te envió para que robaras la espada?!

-Yo no lo sé- respondió Rin forcejeando para que la soltara- ¡Yo solo quería mirar la espada, se lo juro! ¡Jamás pensé en robar nada!

-¡Eres una mentirosa!- gritó el híbrido, ejerciendo aún más presión sobre su muñeca- Tal vez engañaste a los demás con tu apariencia de niña buena, ¡pero yo no te creo! ¡Eres una ladrona traicionera!

-¡Déjala ir!

-¡Sesshomaru!

El demonio sujetó a Rin de su mano libre y la atrajo hacia sí para ponerla, a salvo, a su espalda. La joven por su parte, le sujetó la mano con fuerza, para mirar la escena que se desarrollaba ante ella por sobre el hombro que no estaba cubierto por la estola.

Sesshomaru, sin mediar más palabras, se agachó solo un instante para recoger la espada y la funda que le pertenecían a Rin.

-Esto es tuyo...- señaló entregándole los objetos a la joven.

- Sí, gracias...

En ese instante, Kagome, Sango y el monje Miroku se despertaron, ubicándose junto a Inuyasha mientras miraban con desconfianza al demonio que recién había llegado.

-¡Sesshomaru!- Inuyasha miraba a su hermano y a la humana que estaba a su espalda de reojo- ¡¿Tú enviaste a esa chica hasta aquí?!

-No. Jamás habría querido que el camino de Rin se cruzara con el tuyo.

-¡No te creo! ¡Tú eres perfectamente capaz de utilizar a una joven de apariencia inocente para tus planes! ¡Confiesa que lo único que quieres es quitarme a colmillo de acero!

-Te quitaré a colmillo de acero- sentenció Sesshomaru-, pero eso puede esperar: ahora no forma parte de mis prioridades.

Rin miró a Sesshomaru confundida: si colmillo de acero ya no era una prioridad en su vida, ¿entonces qué había ocupado su lugar? Él no parecía ser alguien que renunciara a las cosas fácilmente. Le preocupaba que ahora, quisiera algo un poco más difícil de conseguir.

-¡¿Qué ocurre?!- preguntó Kagome confundida y sin entender nada de lo que estaba sucediendo, tan temprano en la mañana.

-¡Ocurre que descubrí a Rin intentando robar a colmillo de acero! - explicó Inuyasha mirando a la joven con cierto desprecio- ¡Ella nos ha estado tendiendo una trampa todo este tiempo! ¡Quizás qué más nos robó! ¡Seguramente el dragón está lleno de cosas que no le pertenecen!

Secretos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora