capítulo doce

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-Mi señora- Katana observó a Irasue mientras ella evaluaba las cosas que Rin había dejado atrás-, ya han pasado casi 50 días desde que el señor se llevó a la cortesana, ¿usted cree que van a regresar?

-Lo harán.

-¿Por qué está tan segura? El señor Sesshomaru parecía muy encaprichado con ella y no creo que esté dispuesto a dejarla ir tan fácilmente...

Una mirada severa por parte de Irasue le indicó a la cortesana que era mejor guardar silencio.

- ¿Qué insinúa? ¡Conozco a Sesshomaru! Él es perfecto, nunca me ha fallado y sé que él va a lograr torcer la mano del destino en caso de que Rin sea el suyo ¡Es muy poderoso y no va a dejar todo lo que tiene por alguien como Rin! Esa chica ni siquiera es tan buena en lo que hace...

-Mi señora, las predicciones de Rin y de toda su familia siempre se han cumplido y...

-No siempre- Irasue sujetó entre sus manos el uniforme de Rin antes de suspirar un poco-: como sabes, Rin proviene de una larga línea familiar de cortesanas, pero su madre alteró su destino: ella se enamoró de un guardia del palacio en el que servía, quedó embarazada justo cuando iban a nombrarla concubina real y se escapó para vivir como una pobre campesina con el amor de su vida. Si Hana no se hubiese escapado, el destino de mi hijo no se habría alterado, ya que ella no se habría muerto y Rin, quizás no hubiera nacido o tal vez hoy sería la amante de algún terrateniente... si Hana no hubiese decidido escapar, Rin y Sesshomaru nunca se habrían conocido... Si una simple humana, pudo cambiar su destino, tan claro y seguro, ¿por qué mi hijo no va a poder?

-¿Por qué no se deshace de Rin?- Katana le dedicó una mirada preocupada a su señora- No hay que olvidar como fue la muerte de mi antiguo señor...

-Porque... no me gusta perder y matarla sería reconocer que tengo miedo de lo que puede hacer una simple humana y que no confío en mi hijo. Matar a Rin es reconocer la derrota y que mi hijo es débil. Mientras Sesshomaru, siga teniendo a colmillo de acero, el poder y su orgullo como prioridad, podré hacer que todo vuelva a la normalidad fácilmente... Yo confío en que él es lo suficientemente fuerte y que no va a desarrollar emociones tan... deplorables... si no confiara en él, habría ido yo misma a buscar a Rin después del primer día.

A pesar de que Irasue confiaba en su hijo, para asegurarse de que no debía intervenir aún, había enviado a que le vigilaran y le informaran en detalle cada uno de sus movimientos. Hasta el momento, había escuchado que Sesshomaru se dirigía hacia el sur, que Rin solo cantaba y conversaba con él para entretenerse y que entre ambos no había ningún comportamiento que pudiera levantar sospechas.

Los rumores que llegaban a ella, no le alarmaban: Rin parecía comportarse de forma adecuada y correcta; su hijo también parecía mantener a la muchacha como un arma útil en sus proyectos, una forma de entretención y en él, no había rastro de las emociones, que habían llevado a la muerte a su padre.

Sin embargo, a pesar de que el vigilante de Irasue seguía cada uno de los pasos de Sesshomaru con una prudente distancia para no ser descubierto, habían ciertos detalles que era imposible percibir con la mirada, como el hecho de que encontrar la aldea de Rin se había convertido en una prioridad para el demonio y que todos los días recordaba la sensación de la piel suave de su rostro en su mano o que la joven aún dibujaba a su amigo en sus actividades cotidianas, preguntándose por qué tenía que gustar de él, de una forma que le hacía preguntarse si se estaba volviendo loca.

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