Capítulo diecinueve

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Irasue observó los rayos del sol asomarse en lo que parecía ser un nuevo día. Desde hace algún tiempo, las mañanas habían comenzado a ser más cálidas y, aunque el invierno estuvo lleno de blanco y esplendor, no podía dejar de preferir la vida que traía consigo la primavera.

-¡Que aburrido!- murmuró después de observar una de las rutinas de baile de sus cortesanas- Si a eso le llaman arte, entonces deben estar ciegas... Katana, ¿tienes una idea de dónde está Kicho?

-Ahí viene, mi señora...

-¡Que bien!- exclamó ella viendo como la cortesana se acercaba a paso lento y calmado- ¡Al menos podré saber si mi hijo se divierte!... Kicho, querida, ¿haz podido encontrar a Sesshomaru?

-Me costó mucho lograrlo- reconoció Kicho esbozando una pequeña sonrisa-, desde la última vez, él se ha vuelto muy cuidadoso con su rastro, pero logré localizarlo.

-¿Ha habido algún cambio en su relación con Rin? ¿Ellos aún continúan con los besos?

-Mi señora...- Kicho bajó un momento la mirada- yo... me temo que... ellos se comportan en todo sentido como una pareja casada...

El silencio duró un par de minutos, pero para la cortesana se hicieron eternos. Irasue sintió su piel enfriarse y una profunda rabia crecer en su interior.

-¿Qué es lo que me estás diciendo, Kicho?

-El señor Sesshomaru ha comenzado a requerir servicios más... íntimos por parte de Rin. Ha decidido convertirla en su amante y no pasan casi ninguna noche separados.

Katana observó a su señora de reojo. Para ella esta situación no era para nada sorpresiva, ya que desde que Rin se convirtió en una joven, supo que algo así podía ocurrir, después de todo, ella misma se encargó de educarla y podía decir que conocía bien a la humana.

-¿Qué va a hacer, mi señora?- preguntó Katana- ¿Va a dejar las cosas así?

-No...- Irasue se puso de pie de inmediato- la situación sería diferente si Sesshomaru se hubiese involucrado con una humana que conoció por ahí, pero Rin... ¡Rin es de mi propiedad! ¿Cree que puede jugar con ella y burlarse de mí a su antojo? ¡Esto es intolerable!

Irasue sujetó un trozo de papel, escribió rápidamente una nota y se la entregó a Kicho.

-Quiero que vayas a buscar a Rin- ordenó Irasue con el ceño fruncido-, no me importa si tienen que traerla a la fuerza o por voluntad propia, pero quiero tener a Rin aquí en cuanto antes... Voy a solucionar esto de raíz: si no puedo controlar a Sesshomaru, entonces no me queda más remedio que quebrar a Rin.

-¿Qué hará con ella? Si la vuelve a encerrar donde vivía antes, el señor Sesshomaru vendrá a verla y puede que se la lleve de nuevo- concluyó Katana-. Yo creo que lo mejor es que me encargue de ella personalmente, después de todo, Rin por años fue mi responsabilidad.

-Aún no está decidido... pero probablemente se me ocurra alguna idea dentro de estos días...


Rin sabía que su relación con Sesshomaru había cambiado: ahora ella fingía dormir casi todas las noches para acercarse a él y compartir aquellos momentos tan preciados, a su lado. Rin no se sentía distinta después de que comenzó a conocer, esa nueva faceta en su historia de amor y en su vida. Solo podía pensar que le gustaba compartir con el demonio un grado más de intimidad.

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