Capítulo final

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Rin no daba crédito a lo que veían sus ojos. Tuvo que parpadear varias veces hasta convencerse de que Sesshomaru de verdad estaba ahí, de pie junto al árbol, junto a ella...

-¿Es usted real?- susurró Rin, intentando contener las ganas de llorar y el evidente hecho de que estaba temblando.-Yo... no quiero ilusionarme... yo...quiero saber que todo esto es de verdad y que no voy a despertar por la mañana...

Sesshomaru se sentó junto a ella y la miró a los ojos antes de acariciar una vez su mejilla y besarla suavemente en los labios. Su piel era tan delicada como siempre lo había sido y sus besos tenían el sabor dulce, que tan bien guardaba en su memoria. Se sentía feliz, a gusto de volver con quien era su único hogar.

Rin, en cambio, sentía un conjunto de emociones al mismo tiempo. Extrañaba mucho besar a Sesshomaru, pero no podía evitar que su mente en esos momentos fuera un caos: no fue consciente hasta que se terminó el beso, de que había estado llorando.

-Rin...

-¿Qué hace aquí?- preguntó ella sujetando con fuerza la hierba a su costado mientras miraba al demonio a los ojos.

-Yo... vine a buscarte, Rin- Sesshomaru podía notar que ella le miraba con cierta distancia-... ya no quieres venir conmigo, ¿verdad? Te haz acostumbrado a vivir en una aldea y eres más feliz aquí que conmigo...

-¡No es eso!- exclamó Rin sujetando a Sesshomaru de la mano- ¡Yo nunca he sido más feliz que cuando viajaba con usted! Pero... ¡Es injusto! ¡Usted no puede irse y volver cuando quiera! ¡¿Usted tiene idea lo mucho que sufrí, pensando que me había dejado porque no le gustan los híbridos o que quizás usted se había muerto?! Yo... ¡no quiero que usted me ilusione y luego se vaya!

-Rin... sé que te he hecho mucho daño... ¿Algún día podrás perdonarme?

-Yo no estoy enfadada con usted... yo solo... quiero tener la certeza de que no volverá a irse...- Rin suspiró un instante- yo... he tenido que adaptarme mucho desde que usted se fue y aunque las personas en la aldea no eran amables conmigo, ahora he conseguido que me acepten y me quieran... Si usted vuelve a irse, otra vez voy a tener que adaptar toda mi vida y ¡no es justo! Además... Mis circunstancias cambiaron.

-¿Por qué cambiaron?

-Porque ahora ya no leeré el futuro nunca más- declaró Rin sonriendo orgullosa-, ahora trabajo diseñando kimonos ¡y es muy divertido! ¡Además me va muy bien! Yo... no me gustaría tener que dejar de hacer algo que me gusta tanto, porque usted me vino a buscar de pronto...

-No tienes que dejarlo.- la corrigió de inmediato Sesshomaru- Rin, si te gusta hacer kimonos, yo no voy a prohibirlo. Solo... quiero saber si todavía te quieres casar con este Sesshomaru.

Rin guardó silencio un par de segundos. Aún seguía enamorada, pero necesitaba estar segura de que ahora las cosas iban a estar bien entre ambos.

-Yo... desde que me preguntó la primera vez he querido casarme con usted...- confesó Rin consciente de que se había ruborizado- Acepto, pero no vuelva a irse a buscar al señor Kirinmaru: ¡Si lo vuelve a hacer juro que me sentiré muy celosa!

Sesshomaru sujetó el rostro de Rin entre sus manos mientras la miraba a los ojos. Ella le dedicó una sonrisa antes de acariciar los labios del demonio con los suyos. Ella se sentía casi como si estuviera a punto de morir por la felicidad: siempre soñó con que podría volver a ver a Sesshomaru, pero no se imaginaba que aquel sueño podría hacerse realidad.

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