Capítulo veinticinco

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Rin se había acurrucado en el suelo mientras no podía dejar de llorar, angustiada, por su reciente descubrimiento ¿Por qué la vida la castigaba nuevamente con la muerte de alguien a quien quería tanto?

Ella no podía evitar sentirse como si estuviese a punto de morir por el dolor que sentía. No fue capaz de notar que su nariz había comenzado a sangrar ni que se estaba ahogando con su propio llanto: solo quería llorar y despertar de aquella pesadilla.

-¡Rin, no llores!- Jaken se abrazó a ella- No pienses que le ocurrió algo malo. El amo Sesshomaru es muy fuerte y no va a dejar que el tal Kirinmaru lo mate fácilmente.

-Pero... ¡¿y si le pasó algo?!- exclamó la joven incorporándose levemente- Yo... ¡nunca le vi conmigo cuando soñaba con las niñas! Quizás... quizás es algún tipo de señal... ¡Quizás desde entonces su destino era trágico!... ¡Señor Jaken esto es mi culpa! ¡Si yo no hubiera querido venir hasta aquí, él estaría a salvo! ¡Si hubiera hecho caso a la señora Katana, nada de esto estaría pasando!...

-Rin, tranquila...- Jaken acarició el cabello de ella- no te hace bien estar tan nerviosa... ¡quizás debes haber cometido un error al leer las cartas! Pero no pienses negativamente, ¿está bien?

-¡Pero, señor Jaken!- protestó- ¡Me siento muy triste y tan culpable!...¡¿Cómo se lo voy a explicar a la señora Irasue?! ¡Ella va a odiarme! ¡¿Y mis hijas?! ¡No van a conocer a su papá y será por mi culpa!

-¡Rin, ya basta!- Jaken trepó hacia el regazo de la joven y la miró a los ojos- ¡Tú misma haz dicho que tu habilidad no es infalible! Que no puedas ver el destino del amo bonito ahora, no significa que esté muerto ¡así que debes tranquilizarte! Tus bebés van a nacer antes de tiempo si sigues así y tu misma haz dicho que no están listas.

-Señor Jaken, lo siento...- Rin se limpió su rostro mientras hipaba- ¡Es solo que he estado muy sensible! No me gusta llorar por todo, pero hoy no ha sido un día fácil...

-Lo sé... ¿pero sabes qué vamos a hacer?

Rin negó con la cabeza.

-Voy a prepararte un té y vamos a conversar sobre los nombres que quieres ponerle a las niñas...- Jaken intentó sonreírle a la joven- aún no me dices cómo quieres que se llamen y yo tengo sugerencias.

-¿De verdad?

-¡Así es! Yo quiero que una se llame Jaken- apuntó el diablillo con sus ojos muy brillantes por la emoción- y la otra se puede llamar Jakan...¡Son preciosos, ¿no lo crees?!

-Sin ofender, pero sus sugerencias son horribles...-Rin arrugó un momento la nariz- ¿cómo cree que le voy a explicar a las niñas cuando pregunten por sus nombres? ¡Definitivamente no se van a llamar así!

-¡No valoras mi creatividad!

-Yo quiero que tengan nombres bonitos... ¡Me gusta la idea que se complementen entre sí!- Rin no se daba cuenta, pero sus ojos ahora brillaban ilusionados- como Sakura y Yukiko o Ame y Hanae o Towa y Setsuna... pero todavía no me decido por ninguno...

-Yo creo que...

-¡Con que aquí están!

Inuyasha asomó su cara por una de las pequeñas ventanas, al tiempo que Kagome ingresaba por la puerta.

Secretos del destino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora