capítulo dieciocho

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Poco a poco la llegada del invierno, marcada por la primera tormenta les sorprendió y, en cuanto comenzó a llover, Rin se trepó a un árbol para apreciar un poco mejor el paisaje. La verdad es que nunca antes había visto la lluvia fuera del palacio y, aunque se había empapado, prefería eso a tener la misma vista de siempre.

-¡Feliz día de la amistad señor Jaken!- exclamó Rin abrazando al diablillo una vez que se encontraron secos y protegidos en una cueva- ¡Feliz día también Ah-Un!

El dragón se acercó con un trotecito alegre a su amiga para que ella acariciara sus cabezas.

-¡Mira Rin, conseguí carne de cerdo y arroz para la celebración!- Jaken sacó dos pocillos de arroz para ofrecerle uno a la joven- Y para Ah-Un robé algunos melones.

-¡Yo también quiero melón!- protestó Rin- ¡El melón es lo mejor de todo el mundo!

-Vale... también tendrás melón de postre.

-¡Muchas gracias!- Rin miró un momento a su alrededor. Se habían refugiado en una cueva mientras pasaba la lluvia y desde que había comenzado a llover, estaban los tres solos- ¿Dónde está el amo Sesshomaru? No lo he visto hace un rato...

-Dijo que quería dejarnos solos con nuestra celebración.

-¿Por qué hace eso?- se preguntó Rin mirando a su amigo de reojo- ¡Debería estar con nosotros!

-Dijo que cuando fuese su aniversario de amistad querría estar solo contigo...

Rin no pudo evitar que su cara se volviera muy roja, por lo que cubrió una de sus mejillas con su mano.

-¡Pero qué cosas dice!- exclamó ella sintiéndose avergonzada- ¡Tan inoportuno!...Bueno... aún falta algún tiempo para eso.

-Su amistad es rara- murmuró Jaken mientras se dedicaba a cocer la carne en el fuego de la cueva.

-¿Por qué piensa eso?

Rin miró de reojo a Jaken. Quizás el diablillo vio entre Sesshomaru y ella algo que no debía ver, lo que claramente la haría sentir un tanto incómoda. Solo había ocurrido una situación que podría calificarse como comprometedora y aunque había llegado al acuerdo con Sesshomaru, de compartir solo suaves besos, desde que aquel momento había sucedido, ella solía preguntarse qué habría sucedido si el señor Jaken se hubiese tardado un poco más con las frutas.

-Primero, porque eres humana y a él no le agradan los humanos, ¡a mí tampoco! Tu especie es tan rara, Rin.

-Los demonios también son extraños- argumentó la joven-, por ejemplo, Katana siempre estaba muy enojada conmigo y yo no recuerdo haberle hecho nada.

-¿Katana es la cortesana que te cuidaba?- Rin asintió- Así era el amo bonito con los humanos ¡Incluso peor! Rin, si le hubieses conocido en otras circunstancias, de seguro estarías bien muerta...

-La señora Irasue dice que él intentó matarme cuando era muy pequeña, pero yo no me acuerdo de eso...

-¡Ella siempre ha intentado ponerte en su contra! ¡Es realmente muy entrometida! ¡No sé porqué le haces caso!

-¡No diga esas cosas!- le reprendió Rin- La señora Irasue se preocupa mucho por el señor Sesshomaru, por sus cortesanas y por todos en general ¡Ella es muy buena!

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