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Me duelen las entrañas de tanto sangrar No existe un maquillaje que pueda tapar Este moratón que es mi corazón
Tenía miedo sin duda, Touya trataba de derribar la puerta pero solo se puso contra la puerta con lágrimas en los ojos, sus sollozos se hacían cada vez más fuertes, sus manos temblaban pero tomo su teléfono para marcarle a alguien.
~¡Abre la maldita puerta!.— Solo cerro los ojos, el teléfono empezó a sonar, quería irse de ese lugar se levantó y se puso en otro lugar, tenía un terror inmenso no sabía que Touya podría volverse así de violento.— Tenko, por favor ayúdame, Touya está como un completo loco.
Touya entro a la habitación y lo tomo por los brazos así quitando el teléfono de sus manos, estaba forcejeando con Touya, los gritos de Tenko se escuchaban por el teléfono pidiéndole señal de que aún estuviera ahí.— ¿¡A quien mierda le hablaste!?.
Recibió una cachetada pero Ryuichi lo empujó, su cuerpo dolía y ya no podía más, quería huir de esa casa, quería huir de ese chico del cual se había enamorado, quería huir de sus garras y de sus mentiras, Touya estaba mirando al suelo parecía ser que estaba recobrando la cordura pero los ojos de Ryuichi solo demostraban terror.
~Dejame ir, por favor.— Susurro, Touya volteo a verlo y vio como su cara estaba llena de lágrimas, sus orbes demostraban miedo al verlo.— Dile a Tenko que todo está bien, perdóname por favor.— Se arrodilló frente a él, Ryuichi solo se levantó y tomó su teléfono para después salir de ahí.
Ya no sé cuánto tiempo más podré aguantar Ya no me quedan lágrimas para llorar
Estaba completamente loco al creerle pero lo amaba y eso era lo único que lo mantenía a él, estaba viendo el anillo de matrimonio. Estaba esperando al albino pues le dijo que tendrían una cena algo romántico y ahí estaba esperando desde hace más de 30 minutos.
Iba a irse pero vio a Touya llegar, un ramo de rosas y bolsas de las marcas más costosas que había, Touya sonrió al ver a Ryuichi.— Ven, te llevaré a dónde tengo la reservación.— Le extendió su mano y la tomó, le recordó cuando eran niños la primera vez que se conocieron, sonrió por la nostalgia que le dió al recordarlo.
Caminaron hacia una terraza estaba completamente solo y era la única mesa que estaba ahí, era como la vez que le pidió matrimonio, sus ojos se iluminaron un momento pero luego recordó todo el infierno que vivía en esa gran casa, ya no podía llamarlo hogar porque desde hace mucho tiempo lo había dejado de ser.
Touya se acercó a él por la espalda, empezando a repartir besos en su cuello, Ryuichi trato de alejarlo pero el albino hizo el agarre más fuerte en su cintura haciendo que el pelimorado soltará un quejido del dolor.— Detente.— Pidió en voz baja con miedo a que se lo tomara a mal.
El peso de estos años me dobla la edad En cada rincón hubo un bofetón
Estaba en su habitación llorando después de una pelea con Touya, este le había dicho cosas horribles, no tenía fuerzas para levantarse, su boca tenía un sabor metálico era la sangre que salía de ella, sus manos estaban rojas, la habitación estaba hecha un desastre.
No recordaba que era lo que había pasado en realidad, solo recuerda cuando Touya le pegó de nuevo, habían estado bien por un par de días pero luego hizo lo mismo de siempre, creía que por fin había vuelto el Touya del cual tanto se había enamorado.
Como pudo se levantó para ir al baño, solo se escuchaban sus sollozos, hace un rato que Touya se había ido de nuevo, su teléfono sonaba pero no le hizo mucho caso solo quería entrar en contacto con el agua fría de la bañera, quería calmar el dolor.
~¿Que fue lo que pasó?, ¿Por qué terminamos así?, ¿Por qué dejaste de amarme?.— Murmuro entre sollozos, quería volver a ser feliz y correr a los brazos de Touya cada que las cosas estaban mal pero ya no podía hacerlo, ese Touya ya no existía.
Dime que esto no ha pasado Tú, dime que lo habré olvidado Mañana todo habrá cambiado Y esto será sólo un horrible recuerdo
Touya lo estaba abrazando por la cintura mientras Ryuichi acariciaba sus hebras blancas, Touya había dicho que lo extrañaba y que necesitaba de él, no dijo palabra alguna y el albino solo se había recostado en sus piernas.
~¿Volverás a golpearme?, ¿Volverad a engañarme?.— Touya lo volteo a ver y sus ojos ya no tenían ese brillo, suspiro y se acercó a él para acariciar su rostro.— No, quiero enmendar todos estos años.— Le dió un beso en su mejilla y lo envolvió en sus brazos.
Quería sentir calidez pero tan solo sentía temor e impotencia por no poder salir por esa puerta cada que Touya no estaba, sabía que en cualquier momento esas palabras no serían más que palabras. Sonó el teléfono de Touya el cual estaba a su lado a qué el lo tomó.
~¿Bueno?.— Touya lo miro extrañado y luego noto que era su teléfono el cual tenía en las manos.— ¿Amor?, ¿Touya?, ¿Quien demonios eres tú?.— Su fachada se acabó de nuevo, solo le aventó el teléfono a la cara y se levantó.
~Debo de estar jodidamente loco por aún estar en este lugar, ni siquiera es un puto hogar para mí, es un maldito infierno.— Se encerró en su closet mientras metía cosas en una mochila, tenía el valor para dejar ahora mismo esa casa, Touya se había quedado sentado en la cama con su teléfono en la mano.— ¿A dónde irás?, ¿Con tus padres?, ¿Con tus amigos?, ¿O con los que coqueteas?.
Sé que me quieres, mi vida Yo sé que no habrá más heridas Mañana será un nuevo día Y otra vez seremos felices de nuevo
Antes de que saliera por la puerta de la habitación lo tomo entre sus brazos sollozando, era una farsa pero tenía que aún tenerlo para él, no quería que nadie más lo tuviera.
~Sueltame Touya, por favor, suéltame, déjame ir.— Estaba forcejeando pero el albino era más fuerte que el por varias razones, no quería dejarse ablandar.— Si tú me dejas voy a acabar con mi vida, toda la culpa será tuya.— Le dijo con lágrimas en los ojos.
~¿Que?, ¿Con quién más estás?.— Touya se quedó en silencio al escuchar la última pregunta y se separó de él.— Si piensas irte tendré que tomar medidas más drásticas que atentar contra mi vida.— Lo pego hacía la pared tomándolo del cuello, Ryuichi mantenía el rostro sereno.
~Contesta mi puta pregunta.— Touya lo beso a la fuerza, Ryuichi no quería caer ante esa maldita droga que eran sus besos, cada beso, cada caricia era un golpe que tenía en el cuerpo, o que en cualquier momento lo volvería a hacer.— Se que no puedes irte porque me amas y me seguirás amando.
Cuánta verdad en esas malditas palabras, después de eso se dejó envolver de nuevo en sus brazos, se dejó guiar por el cariño momentáneo, su mente se nublo por completo al sentir sus manos recorrer su cuerpo, sus labios recorrían cada rincón de su cuerpo.
Te conformas con un perdón y un simple abrazo No quieres darle importancia porque no quieres perderlo Pero sientes impotencia y a la vez pánico y miedo
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