Latidos

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(N/A) Pásense por mi perfil, hay una nota que les interesa. Perdón:(

Rose toma los últimos restos de la posición y los aplica en las puntas de su cabello

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Rose toma los últimos restos de la posición y los aplica en las puntas de su cabello.

Suspira de satisfacción.

Ya ha pasado una semana desde que hizo la primera tanda, pero hasta ahora ha podido utilizarla. Después de haber pasado los primeros dos días de la semana entre evaluaciones y recuerdos recuperados, el día siguiente corrigiendo las pruebas escritas y el jueves más examinaciones... Rose no ha tenido ni un respiro para cuidar de sí misma.

En realidad, llevaba mucho más que sólo las últimas semanas sin poder respirar.

Pero al fin ha podido consagrar la última hora del viernes para darle atención a su pelo. Y termina de sacudirse el decaimiento al pensar que mañana verá a Scorpius, y él podrá apreciar de nuevo su cabello en buenas condiciones.

Se prensa el pelo para que no le choque con la espalda en los minutos que debe esperar a que la poción haga efecto, y se dispone a leer un libro mientras tanto, pero en cuanto llega al rincón de su cuarto donde tiene su puf felpudo, alguien toca la puerta.

Hace rato ya que ha pasado la hora de la cena, lo que le da la correcta intuición de quién puede estar del otro lado.

—¿Cómo pasaste por el salón y mi oficina si estaban trancados? —pregunta con una sonrisa nada más abrir.

Chrys se ríe, tanto por el aspecto gelatinoso de su cabello como por la bienvenida.

—Tus hechizos de seguridad son muy simples —dice encogiéndose de hombros sin perder el buen humor, y entra cuando Rose se hace a un lado.

Por supuesto, es mentira. Al no poder llamar la atención de su madre con sólo tocar la puerta del aula de Pociones, Chrys tuvo que intentar con la varita. No lo consiguió... Y como la mejor persona que conoce para los encantamientos estaba liada con otras cosas, terminó por pedirle ayuda a su hermana. Algo que ni en un millón de años pensaba que haría, y menos aún, que ella aceptara. Claro que no lo pidió como si fuera un favor, sino más bien como algo que a Lyncis le convenía hacer.

E impresionantemente, la rubia no tardó mucho en abrirle paso.

—¿Cómo vas con los exámenes? —Rose le hace un gesto para indicarle que puede tomar el puf mientras ella se sienta en la cama.

—Como siempre... —Chrys se deja caer en el inmenso asiento rosa—. Hoy fue prácticamente libre porque no veo Runas, y Transformaciones estuvo bien, el resto... —Chrys bufa y nota que su madre no parece decepcionada—, pero no tengo demasiadas esperanzas con Historia.

Rose niega con la cabeza, entretenida.

—Digamos que no me sorprende.

Chrys le corresponde la sonrisa, pero evade su mirada. No suele hablar con su padre sobre el colegio, sabe bien que él fue un estudiante ejemplar, muy a diferencia de Chrys, y aunque también sabe que su madre no se quedaba atrás, no le ha inquietado admitir que, habiendo presentado ya la mitad de los exámenes finales, sólo puede tener la certeza de que aprobará uno.

Relatos con sabor a menta y canelaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora