IX

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S I L V I E.

-Se supone que tendría que ser usted el asustado ¿no?-  quise decir más, y conseguir mantenerle la mirada. Esa mirada fría y calculadora. Orgullosa. Incorromplible. Y dura como cualquier fibra de su cuerpo. Él simplemente parecía relajado, incluso divertido, se burlaba de mi, en mi cara porque sabía que ni si quiera iba a poder inmutarme, que era demasiado débil como para abrir la boca y decir una sola palabra. Quizás no débil. Pero sinceramente sentía un nudo tan grueso en mi garganta que el miedo y los nervios incontrolables no me dejaban pensar en nada más que en su jodida e incesante mirada sobre mí.

- No, de hecho… ni un ápice. Es más, ahora tengo la seguridad de que vas a cumplir con mis órdenes. Con todas y cada una de ellas.- Sus manos se apoyaron en la mesa y mi respiración se volvía cada vez más pesada. Estaba acorralada entre el y la mesa sin salida ninguna y eso me angustiaba.

-No lo haré.- dije con la voz más firme y menos titubeante que pude alcanzar. Su gruesa y ronca risa retumbó por las cuatro paredes de la pequeña habitación. No era tan pequeña al comienzo ¿No es así?

-Lo harás.- susurró cada vez mas cerca. Mis ganas de vomitar causadas por los terribles nervios de mi estómago aumentaban a pasos de gigantes y un sudor frió recorría mi espalda.

-¿Me va a obligar?

-No, yo no te voy a obligar, lo harás tu misma y por ti sola.- murmuró sobre mi cuello y pude sentir como sonreía al ver el efecto que causaba en mi. Se separó y miró a la puerta con el semblante serio y pude respirar profundo por primera vez desde que entré en la habitación. Pero no tranquila. Mi corazón golpeaba contra mis costillas fuertemente y podía sentir la adrenalina correr por mi sangre fría y espesa.

-Fuera.- contestó con su usual frió y severo tono de voz. Mis piernas se movieron por si solas saliendo de la habitación a toda prisa. Cerré la puerta del despacho y me encaminé a mi habitación esperando que las chicas siguieran en el comedor. Abrí la puerta. Bien, estaba sola. Me apresuré a sacar la ropa de la balda y a entrar al baño cerrando la puerta con fuerza asegurándome de que nadie pudiera entrar si no le abría yo desde dentro. Me desnude un poco mas calmada dejando la ropa sobre el banco de metal que había frente las taquillas. El baño era amplio, constaba con seis duchas separadas por una fina y pequeña pared de hormigón que no llegaba al techo y forrada con azulejos simples, blancos y cuadrados. Entre las tres duchas situadas a cada lado y las otras tres del otro había un pequeño pasillo con dos pequeñas rendijas por si al agua escapaba de las duchas. Entré en una de ellas y cerré la cortina gris de plástico que colgaba de una barra de metal y de unas oxidadas anillas. Abrí la ducha y dejé que la tibia agua recorriera mi cuerpo, metiéndose por mis poros y dejándome respirar profundamente.

Usualmente no me confundo. Soy directa, y firme. De ideas claras casi incorregibles y de paciencia limitada. Nunca supe hacerme cargo de mi vida. Era como un barco a la deriva sin un ápice de tierra firme, de estabilidad, a la vista. Pero con un incesante nudo en la garganta que presionaba mi cerebro y mi voluntad en todo momento. Como si tuviera miedo en cada segundo del día. Hasta cuando, aparentemente, no tenía de que alarmarme.

En ese momento comencé a llorar. Incesante y desconsoladamente. Frustrada y cansada. Sin motivo alguno. O quizás más de los que pudiera explicarme. Hacía mucho tiempo en el que no me sentía tan débil y tan manipulante. Styles había cogido mi fingida confianza y la hacia pisoteado con sus negras y manchadas botas de cuero. Sin ningún escrúpulo ni sentimiento. Mi espalda tocó la pared de la ducha, fría y mojada, aún que en ese momento no percibiera nada, y me deslicé hasta quedar tirada en el mugroso plato de la ducha, con el agua golpeándome en la cara y dejando que mis lagrimas recorrieran mis mejillas como si fuera una cobarde niña de cinco años que ha perdido su muñeca favorita. La tranquilidad se había esfumado.

Estaba sola tirada en la ducha del ejército. Y sinceramente no tenía ni idea de cómo había llegado allí.

Me calcé las botas y la camisa que ni si quiera había utilizado y me dispuse a salir fuera de los barracones donde se instalaban las habitaciones. Los pantalones que traje al principio ahora eran mi único pijama. Desgastados y rotos pero servían y era agradable tener algo sí de vez en cuando cerca.

La noche se abría estrellada y calurosa. En Florida siempre hizo calor y era pleno julio en ese momento. Me senté en el bordillo del porche apoyando mi cabeza en una de las columnas y me pase minutos, horas, observando el campo de entrenamiento. Con la arena tan dura como el asfalto. Alguien abrió la puerta y me levanté lo más rápido que pude con la intención de salir corriendo. No quería más problemas.

-Te he visto.- dijo su voz en mi espalda.- No corras. – suspiré pesadamente.

-Ya no vale la pena, Señor.

-No, la verdad es que no.- me giré y le vi apoyado en la columna en la que antes estaba apoyada yo. Volvía a vestir sus pantalones camuflaje y su torso descubierto. Esta vez pude observar  tatuajes por todo su torso y sus brazos. Me extendió la caja de cigarros.

-Usted es bipolar ¿no?- dije directamente sin pensar. Su pequeña sonrisa ocupó sus labios mientras cogía el tubo blanco alargado y lleno de sustancias toxicas asquerosas y lo encendía.

-No, no lo soy. ¿Tu?

-No, definitivamente no.- me apoyé en mi cadera y llevé una mano al puente de mi nariz masajeándolo.

Oí sus pasos bajar del porche por el crujir de la madera y la arena siendo movida por sus pies mientras se acercaba a mi. Puso su mano en el hueco de mi cintura y me tensé nerviosa. Trague saliva una vez más y sus labios se acercaron a mi oído sin ningún pudor.

-Entra en el despacho.-susurró con una voz firme que a cualquiera se le ocurriría desafiar.- Muñeca.-terminó con un deje divertido.

Estoy perdida. 

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Bien. 18k. Estoy simplemente anonadada.

No quiero alargarme demasiado en esto pero estoy muy muy feliz y satisfecha.

Pensaba en ir escribiendo poco a poco cada día y tener un capítulo bonito y largo. Pero me he puesto y he hecho uno largo y muy muy descriptivos.
Lo bueno empieza muy muy pronto, agarren sus bragas de "Hello Kitty" que veo que hay bastante de vosotras que tenéis.

Espero que os haya gustado este capítulo que me ha llevado unas tres horas del tirón.
Me he dado cuenta de que es muchísimo más sencillo escribir cuando narra alguien dentro de la historia que probablemente sea siempre Silvie.
La historia se va a comenzar a centrar en Sil y Harry pero eso no significa que las demás sagas se vayan a esfumar. Van a seguir pero van a ser más breves. Luego ya veréis para que sirven.

He conseguido hacer una portada acorde, bonita y que me gusta muchísimo y no sabeis lo feliz que estoy. Está en multimedia para que la vean bien. Además... si recuerdan la nota anterior dije que va a haber segunda temporada.

PREGUNTAS:

-¿Les gusta que narre Sil?
-¿Quieren momento caliente pronto?
-¿Les gusta la portada?
-¿Prefieren la anterior?
-¿Que piensan de los capítulos más largos?
-¿Les agrada la idea de una segunda temporada?

Comenten aquí " Swagmasta from Dontasta' como choco' come pasta" si eres una fiel lectora.

Recordar votar y comentar si les ha gustado la historia y si no también :).

Comenta aquí  "Er Sein Malík con su voz hace que mi vagina cante en árabe" si quieres que siga la novela.

Las quiero demasiado. Sil x.

M.O.R.A.L (First Part) mature h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora