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S I L V I E.

Las suelas de mis zapatos chocaban contra el suelo del pasillo y podía oír los suyos siguiendo mis huellas. Me sudaban las manos las cuales apretaban fuertemente sobre las costuras de mi pantalón. Las bisagras de la puerta crujieron cuando la abrí y encendí la luz pulsando el desgastado interruptor. Caminé unos pasos dentro y cuando oí la puerta cerrarse detrás mía apoyé la palma de las manos sobre la madera del escritorio.

-Recuerdas...- abrió una botella de algún licor con bastante alcohol y lo vertió en el vaso.- ¿Recuerdas que te dije que... harías lo que quisiera? Ya sabes, te mató la curiosidad, nena.- bebió del anaranjado líquido y lo dejó entre mis manos.

-Y, ¿Qué quiere ahora? Es muy tarde.- se me secó la voz de repente y dirigí mi mirada a sus ojos. Sonreía de lado mostrando su hoyuelo y se pasó los dedos por el labio inferior.

-Eso mismo, muñeca.- volvió a dejarme acorralada contra la mesa como la ultima vez y ahora estaba más asustada que la interior. Mi pecho subía y bajaba a velocidad.-No hables si no te lo ordeno, no habrás la boca si no es para chupar mi polla y no le hables a absolutamente nadie sobre esto. Si lo haces serás castigada, expulsada inmediatamente de aquí y me ocuparé personalmente de hacer que nunca jamás pueda rehacer su vida.

Entre cerré los ojos y miré su hombro apretando los labios en una fina línea. La suerte estaba echada, pisoteada, hecha trizas. De nuevo se había reído de mi. La pequeña e indefensa niña pequeña que era se hacía cada vez más y más pequeña entre el escritorio y su cuerpo. El miedo picaba en mis venas corriendo a la velocidad de la luz, siendo bombeado por mi corazón quien pulsaba fuerte en mi pecho.

-Nunca le imaginé este tipo de hombre.-susurré.

-¿Cómo me imaginaste?

-Nunca te imaginé, simplemente no te pensé capaz de violar a una mujer.

-Nadie ha dicho que te vaya a violar, ni nadie te ha dado el derecho a hablarme de tu.

-Lo adquirí en el momento en el que dijiste que te ibas a meter en mis bragas.- su ceja se alzó divertida.

-Colabora por el bien de tu patria muñeca- dijo encima de mis labios.

-¿Acostándome contigo beneficio a la patria?- me alejé sentándome en la mesa.

-Si estás debajo de mi escritorio y me mantienes contento haré bien mi trabajo y así evitaré que te vuelen la cabeza en un futuro.- y volvió a acercarse.- No huyas.- agarró las hebillas del cinturón y me volvió a acercar.- Bienvenida a mi juego.- sus labios se estamparon contra los míos con fuerza moviéndose ansiosos e impacientes. Cerré los ojos embriagada por su dulce sabor se mantuvieron firmes por unos segundos hasta que todos mis pensamientos fueron literalmente esnifados por él. Apreté el borde de la mesa y moví los labios a su ritmo arqueando mi espalda hacia él inconscientemente.

Una sonrisa se extendió sobre sus labios y se colocó entre mis piernas.

-Te sobra esto.- quitó mi camiseta pasándola por mis brazos y la tiró al suelo.

La humedad de sus labios comenzó por mi clavícula subiendo por mi cuello y cerré inconscientemente los ojos. Mi mano jugaba en su nuca y mi espalda acabó apoyada en la fría madera mientras Harry se deshacía de mi sujetador dejándolo en el suelo.

-Umh... ¿nena? Joder, ven, acércate.- me incorporé y le vi mirando descaradamente mi pecho. Jadeé sin saber la razón y su mano desabrochó mi pantalón. Me puso de pie tan poco tiempo que solo las puntas de mis pies tocaron el suelo, bajó mis pantalones y besó mis muslos antes de cogerme la mano.

Mis caderas ardían, todo ardía. Mi cerebro iba a explotar literalmente en ese momento. Lo estaba disfrutando, mucho, quizás muchísimo más que si llevara con cualquier otra persona tan poco tiempo. No pensaba, no quería pensar, solo quería al capitán Styles y su duro bulto en los pantalones. No me reconocía a mi misma en ese momento pero... ¿Qué más da?

Caminó hasta su silla y se sentó apoyando la espalda en el respaldo.

-Ven aquí, cariño.- anduve hasta allí y me senté poniendo una rodilla a cada lado de sus piernas.- Así me gusta...- mis labios recorrieron su cuello dejando pequeñas marcas rojas brillantes a la tenue luz y mis manos recorrían su pecho como si el fuera irreal. Sus manos se posaron en mi trasero apretándolo. Un pequeño gemido brotó de mi garganta sobre su clavícula y empujé mis caderas contra el provocando un grave gruñido de su parte.

Pero unos golpes en la puerta fueron la afilada y no deseada aguja que pinchó mi burbuja. Tragué saliva y le miré angustiada.

-Harry... están llamando... me van a ver aquí.- susurré agachando la cabeza. Una mano en mi barbilla, su mano, levantó mi cabeza.

-No tenía pensado pedirte esto tan pronto ni con estas suaves palabras pero, compórtate como una prostituta ahora mismo, sin darte la vuelta, si quieres seguir aquí.- Miré por primera vez sus ojos. Verdes, calidos, ardientes y asentí tímidamente. Hundí la cabeza en su cuello recordando sus ojos quemando cada parte donde el miraba. La puerta se abrió y el apretó la mano sobre mi culo.

-¿Qué coño quieres ahora James? ¿Acaso no ves que estoy ocupado ahora mismo?- dijo con un tono frío y con la mandíbula dura... y no solo la mandíbula.

Me pasé la lengua por los labios y mordisqueé su cuello besando tras su oreja. Puse mis labios sobre los suyos susurrando.-Échale, ahora... que se vaya.- mordí su labio sin dejar de mover mis caderas.

-Esto... capitán.- contestó el chico claramente incomodo desde la puerta.

-Cualquier cosa que sea podrá esperar hasta mañana. Fuera, ahora mismo.- gruño y agarró mis muslos sentándome encima de la mesa. Sus labios atacaron los mios y nuestras lenguas empezaron una batalla que ninguno quería perder. Las comisuras de su boca de abrieron para besarme con mas fiereza, si eso era posible. Cuando bajó dos de sus dedos y comenzó a frotarlos sobre la tela de mis bragas la puerta se oyó y pusé las dos manos sobre su pecho alejándole.

-Casi nos pillan.- mis palabras salieron como un gemido y mi pecho subía y bajaba con rapidez. -Se acabó.- dije mirándole mientras me levantaba. Apretó fuertemente su mandíbula y miró la dura madera del suelo.

-Ven aquí.- agarró mi culo y me alzó del suelo volviéndome a besar. Mis manos presionaron su cuello aún de puntillas hasta que ninguno de los dos podíamos respirar. Nos separamos por la necesidad de coger aire. -Por hoy hemos acabo.- golpeó mi trasero. -Por hoy.- dijo con una sonrisa de lado y el color se subió a mis mejillas. -Vamos cariño, no te sonrojes ahora.- comentó riendo y me soltó. Recogí mi ropa y me vestí lo más rápido que pude.

-Te quiero donde hoy mañana, y recuerda lo que te dije al principio.

-Lo recordaré.- levanté una ceja y me apoyé en una cadera. Miré su pantalón y pude sentir el calor hasta en los parpados.- Suerte con eso.-reí levemente mientras abría la puerta.

-¡Oh vamos!- y una sonora carcajada mezclada con algo de frustración fue lo ultimo que escuche antes de cerrar la puerta y hundirme en la oscuridad de mi conciencia.

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Bueno. Tras creo que un mes de absoluta desaparición he vuelto.

Como creo que deje claro, esta novela esta basada en los acontecimientos que ocurren mientras ellos se acuestan, no cuanto tardan en acostarse y la culminación de la historia llega cuando por fin se acuestan. No. No es así. Así que si alguien esperaba otra resistencia, o a cualquiera de las protagonistas de otra forma, lo siento.

Bueno bueno... apesto escribiendo estas cosas pero espero que lo hayan disfrutado mis pequeñas mentes sucias :).

También decir que estoy enormemente agradecida por esos casi 24k que tiene actualmente esta novela. Nunca pensé en nada parecido ni de lejos.

Dando las gracias de nuevo solo me queda decir lo de siempre. Comentar, votar y nada más por ahora.

Si quieres dedicatoria comenta aquí: ''El negro me dejó, me dejó el negró, por el choripán me cambió, me cambió por el choripán.''

All my love. S.x.

(Quería "regalarles" algo, la portada de la segunda temporada en multimedia.)

M.O.R.A.L (First Part) mature h.s.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora