En algún lugar, de aquella ridículamente grande fortaleza, los suspiros eran una sinfonía palpable en el ambiente, pesado además.
Las sábanas se arrugaban mientras más apretaban las mismas con sus manos y sus rostros se buscaban en medio de la oscuridad.
—Aiger…—suspiró Phi, ese albino de ojos bicolor, hipnotizado por la hermosa expresión en el rostro del pequeño.
No tenía idea desde cuándo habían comenzado ese juego, pero estaba encantado con él, y no le importaba mucho en realidad.
Mientras pudiera seguir sintiendo el cuerpo del bermellón junto a él, nada más importaba.
Y lo mismo era para Akabane, todo se había vuelto un caos desde que este había decidido quedarse ahí por unos meses, para entrenar, algo más había nacido con Phi.
Y es que el heterocromatico lo había envuelto en una hermosa fantasía.
Lo que había iniciado con pequeños accidentes, como lo eran toques o mordidas en el cuello, ahora iban más allá de ello.
—Nhg...Phi, ten cuidado...—musitó entre gemidos, aquella manera de estimularlo era genial.
Claro que en ese pequeño juego, Phi también era participe de un acto precoz.
Pues ambos miembros eran estimulados a la par.
—Ah, eres tan tierno…—rió el otro entre algunos gemidos, acercándose a sus labios para adueñarse de estos nuevamente mientras el Vaivén de sus manos empezaba a tomar un ritmo más veloz.
El placer de ese momento era mucho, complicado tener cuidado o ir lento con él. Ni siquiera con toda su fuerza de voluntad lo haría.
—Phi, más rápido...—no en general era un total bipolar, porque aunque imploraba que fueran lento quería más y más.
Otra risa escapó de los labios del albino, usando sus habilidades en función de esa buena causa, hizo que el frote de sus cuerpos fuera más certero y rápido.
Se sentía en el cielo, acercando sus labios al cuello del bermellón para besar y morder nuevamente, embriagado con el dulce aroma que desprendía su piel.
Aiger se quedó en un estado de excitación muy alto, por lo que su mente se nublo por un breve momento y cerró sus ojos con fuerza.
Dejándo salir toda su esencia, manchando a Phi, claro que no paro y eso ya era una tortura.
Dolía hasta cierto punto, pues luego de su aclamado orgasmo, había quedado muy sensible.
—Oh Phi...—gimió alto, apretando más las sábanas.
—¿Qué quieres ahora, uh…?—inquirió, apretando con sus labios el lóbulo de su oreja, sonriendo con cierto grado de descaro—. ¿Más? Aiger, sabes que solo tienes que pedirlo… yo cumpliré todos tus deseos—susurró, haciendo más grave y bajó el tono de su voz, con cierta picardía.
—Quiero, pero aún quiero caminar...—rió entre muecas, quitándoselo de encima—. Ya es más que suficiente—musito entre risas, tomando una de las prendas de Phi.
Si porque quién sabe dónde estaría su ropa.
—Tal vez en otro momento, por ahora arregla eso...—murmuró, aunque claro que ver aquello lo excitaba, por lo que mordió su labio inferior.
—Uhmm… ¿Por qué? ¿Tienes miedo, corderito?—inquirió Phi riendo un poco ante ello, cubriendo su cuerpo con las sábanas antes de acercarse a él y envolverlo entre sus brazos.
—Miedo no tengo en absoluto—le encaró, un tanto molesto por lo que decía.
Pero aún así era mentira, quería prácticar aquello, que tal no le gustaba.
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✧ 𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 [Fanfics Beyblade Burst] ✧
FanfictionUna colaboración con @Mei_Shirosagui ✧ Porque el amor puede florecer en distintas situaciones, y en diferentes corazones. ✧ • Inspirado en la serie manga/anime Beyblade Burst, propiedad de Hiro Morita. • Serie de drabbles protagonizad...