Le observaba desde el palco dónde veía aquella reñida batalla que se llevaba acabo, había pasado muchísimo tiempo desde que se habían vuelto a ver.
Era espectacular ver cuánto había avanzado en ese lapso.
Tan hipnotizante verlo combatir, hasta que claro el referí marco fin a la batalla.
—Vamos Audaz, debiste ver eso—lo zangoloteo Valt una y otra vez—. Shu era muy fuerte, pero le ganamos.
Y si para Audaz era igual de emocionante, aunque toda la partida sentía una mirada sobre su persona.
Y al dar la vuelta, finalmente notó al dueño de tan insistente aura.
Wakiya, quien se encontraba detrás del cristal de cierta cabina observando atentamente hacía él, sin flaquear incluso cuando sus ojos se encontraron.
Tanto Valt como Audaz y sus oponentes salieron de ahí, para ir cada quien a atender sus asuntos, de todos modos, la final se celebraría al día siguiente.
Rantaro tragó duro al verlo, nuevamente. Y esa chispa que estaba ahí latente se encendía de una manera voraz.
—Wakiya...—susurro inevitablemente, al ver al chico.
Este ahora se encontraba sonriendo con su clásica altanería, y una mano sosteniendo su cintura.
—Debo admitirlo, Kiyama, haz llegado lejos…—comentó, suavizando su mirada, al dar unos cuantos pasos en su dirección.
—Pues aunque no lo creas es así—rió un poco, para sonreír ampliamente—. Ricitos...
Recalcó lo último, tal vez podía haber crecido, pero ese apodo no se lo iba a quitar por nada del mundo.
Wakiya también rió. El apodo que antes lo ponía insoportable a opinión de Rantaro, y nueve de cada diez personas, ahora era algo que resguardaba con cierto afecto.
—Hicieron un buen trabajo allí abajo, los felicito a los dos…—siguió, ahora, acercándose para rodear al otro por los hombros de manera amistosa.
—Bueno, pues que esperabas—comentó con el ego al cielo Rantaro—. Aunque haz crecido debo admitirlo.
Y eso no lo detuvo para jalar los cachetes de este.
—Y sobre todo, bajaste de peso.
—Ahg, suéltame, eso duele—se quejó el otro, regresando los tirones, acercando sus manos a sus mejillas—. ¡Toma, para que veas que se siente!—rió un poco.
La verdad aquello era nostálgico.
—Eso no me duele—sonrió de lado, aquello sí que le recordaba como hace años.
Era lindo volver a recordarlo.
—Igual sigues siendo un fastidioso y arrogante—tomó sus manos, pero no las alejó.
—¡Ja! Mira quién habla—soltó Wakiya irónico, observando de reojo el agarre de sus manos—. Tú sigues siendo tan molesto, pareces un niño…—rió.
—Niño ya no soy—se acercó para jalar su mejilla de vuelta—. Porque eso sí eres tú, no cambiaste en nada, más que dejaste crecer tu pelo, ahora ya no eres ricitos.
Wakiya sintió el color llegar a sus mejillas ante eso, colocando una mueca de inmediato.
—¿Así?—inquirió, un tanto indignado.
—Sí, sólo creciste de edad, porque mentalmente sigues siendo el mismo—rio un poco, aunque realmente tenía muchas ganas de abrazarlo.
Si antes odiaba aquello, incluso decía que le incómodaba. Y sin esperar lo abrazo.
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✧ 𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 [Fanfics Beyblade Burst] ✧
FanfictionUna colaboración con @Mei_Shirosagui ✧ Porque el amor puede florecer en distintas situaciones, y en diferentes corazones. ✧ • Inspirado en la serie manga/anime Beyblade Burst, propiedad de Hiro Morita. • Serie de drabbles protagonizad...