✧ 𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 [Fanfics Beyblade Burst] ✧

✧ Torpe revelación [Valt x Wakiya]

Créditos de la imagen de fondo a su respectivo autor/@

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El marcador estaba decidido, después de un arduo trabajo no se había conseguido nada y eso más que al público, le preocupaba a Valt Aoi, quien como espectador observaba todo desde su asiento.

Y lo peor es cuando salió corriendo Wakiya, le daba miedo lo que podría pasar y salió corriendo detrás de él, llamando la atención de sus amigos.

—¡Oye viejo! ¡¿A dónde  vas?!—preguntó Rantaro, pero al parecer no hizo nada de caso y el pequeño corrió.

Sus piernas se iban cansado, pero daba lo mismo.

Él por su lado, no podía sentirse más frustrado en ese momento. Sus ojos se veían amenazados por las lágrimas y no fue hasta que pudo escapar de toda la atención de esa gente, que finalmente, dejó salir toda su rabia y desesperación contenida.

Golpeó la pared, y no fue una o dos veces, golpes consecutivos mientras maldecía a todos, a la suerte, tal vez a que la inclinación de su lanzador no fuera suficiente o se hubiera pasado, tal vez Wyvron giró demasiado lento, o tal vez él no se había preparado lo suficientemente bien.

—maldita sea…—masculló, golpeando con sus nudillos ahora lastimados y algo rojos.

Y eso evidentemente lo notó Valt, quien rápidamente corrió para evitar otro golpe más.

—No Wakiya no hagas eso...—musitó triste, no le gustaba ver a las personas de aquella forma—. Deja de lastimarte...

Y menos si era la persona que te gustaba.

—¡No fastidies!—bramó el rubio, alejando al chico de una manera algo brusca, mientras sus ojos ahora empañados por la tristeza, dejaban correr las lágrimas libremente, e incontrolables—. ¡Tú… no puedes entender como me siento! ¡Ninguno de ustedes!

—Lo se, pero si te lastimas de ¡¿Qué te servirá?!—le gritó Valt enojado, una persona realmente sensible—. ¡Si me das una maldita razón, te dejo!

—¡Uhg, es que está estúpida mano me traicionó!—espetó, con la intención de estampar su puño nuevamente en la pared.

Pero Valt no lo dejó, en cambio lo detuvo. Casi era inevitable la fuerza que este tenía era mayor y más cuando estás enojado.

No la mides.

—¡Ya basta!—le gritó ahora más enojado—. ¡¿No estás viendo que te haces daño?!, ¿Qué me preocupas?!

—¿¡Por qué debería preocuparte!? —respondió Wakiya, intentando empujarlo de nuevo. Debía admitir que casi se sentía intimidado por el chico.

—¡P-Porque, me gustas!—le gritó sin más, rojo del coraje y del enojo.

—¿Q-qué…?—inquirió frenando en seco aquel arranque de ira. Pasando a observar con incredulidad al chico.

Seguro estaba bromeando, aunque, ¿De qué serviría en esa situación? Nada más le haría enojar aún más por burlarse así de él, aprovechándose de un momento de fugaz debilidad.

—Porque me gustas...—musitó a lo bajo, volviéndose a poner completamente rojo.

No esperaba decirlo de aquella forma, pero no había de otra.

—D-de… ¿P-por qué?—inquirió ahora el rubio, más confundido.

No parecía estar bromeando, y ciertamente no sabía si alegrarse o asustarse más.