✧ Sálvame [Shu\Red EyexValt]

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Créditos de la imagen de fondo a su respectivo autor/@

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Caminaba por los pasillos de aquel gigantesco estadio, luego de ganar otro de sus combates, la sombra de Red Eye, se abría caminó sobre su conciencia, opacando todo lo que pudo considerar preciado o de su viejo yo.

Todo menos a una cosa, a una persona para ser más específicos que fue quien en ese momento le paró en seco, colocando una mano sobre su hombro.

El tacto cálido y familiar le hizo sentir un escalofrío, más una sirena de alerta que resonó en su ser.

—Shu...—llamó su atención, aquella voz, tan suave y llena de luz.

Una que tal vez él no tenía, que se había ido como agua entre sus manos.

Al verlo de reojo, en el rostro de éste no había una sonrisa, había preocupación y miedo, uno que lo estaba atormentando al pequeño.

Pues pese a estar siempre con esa bella sonrisa, por las noches la intriga volvía a su ser, volvía a estar toda su atención en Shu, en aquel chico por el cual tenía sentimientos encontrados.

Algo confusos en su mayoría.

—No me digas así—declaró, tomando aquella mano con la que le había ofrecido cobijo alguna vez. Aquella que cuando la tocaba se sentía increíblemente fuerte y otras veces tan vulnerable a su tacto.

Como si con ello fuera su más fiel devoto.

Valt se apartó un momento, no había una risa, una insistencia.

Se estaba volviendo más monótono su aspecto y eso comenzaba a notarse.

—Lo siento...—lentamente, deslizó su mano de la de Shu, bueno lo que quedaba, sólo su cuerpo...

Porque ante sus ojos sólo era eso, la esencia del chico ya no estaba con él, sólo un tirano sin el más mínimo sentido de la empatía.

Ante ello, el ahora llamado Red Eye tomó la mano del chico, apretando está con un poco de fuerza.

—Shu está muerto—declaró como muchas veces antes,mirando al chico de aquella manera tan frívola y siniestra—. Ahora vete.

Y claro que lo haría, pero entre él y su cuerpo no podían ponerse en un acuerdo. Uno clamaba por empujarlo lejos y otra parte de él, aquel ser bondadoso que se esforzaba por extinguir, seguía aferrandose a la esperanza que sólo Valt le daba.

—Eso haré...—ya no había más, hasta ahí llegaba su último intento.

Bruscamente apartó su mano de la de Shu, para poder mejor ir a otro lado a llorar, aunque sus compañeros, amigos e incluso el mismo Free le decían que no valía la pena intentarlo.

Ahí estaba, intentando ayudarlo.

Pero hasta ahí llegaba todo...

Le dolía cada vil rechazo de su parte, la poca apatía con la que lo recibía y el desperdicio de su ayuda y cariño.

Y entonces era cuando entraba nuevamente en ese dilema. Dónde le dolía de sobre manera lo que estaba haciendo, pero también disfrutaba mucho de ello.

Poco a poco se convertía en un monstruo.

Le miró un momento como se iba, pasando su brazo por su cara, y ante ello miles de sensaciones se revolvieron en su ser.

Volvió a acercarse a él, pero está vez, abrazándolo con fuerza.

Sí, todo un bipolar.

Aoi se quedó pasmado, más no dijo nada y disfrutó como nunca aquel hermoso tacto, aquel que hace mucho no sentía.

Uno cálido o al menos no en su totalidad, aún se lograba distinguir la monotonía en su ser.

—Shu...—musitó, sin importar las consecuencias al decir aquel nombre—. Quedate solo un poco más así...

Su corazón latía como loco, pero también lo regañaba, vaya forma de seguir pisoteando sus sentimientos.

Shu tuvo un momento de lucidez, pudo respirar de nuevo en aquel cuerpo que era suyo, apretando un poco más al chico entre sus brazos.

El alivio así como una increíble culpa lo invadieron de apoco.

—Valt…—musitó a lo bajo—, lo siento…

Sabía que no bastaría con eso, pero por ahora, era lo que necesitaba, lo que ambos querían.

Valt realmente quería creer esas palabras, pero muy en el fondo, había dejado esa esperanza atrás...

La había matado de golpe, promesas que nunca se cumplieron, un amor que jamás se le fue devuelto de la misma manera y la pasión que él daba.

Ya no podía con ello, llorar e intentar suplicar con que volviera, pero ¿para qué? Para lastimarlo más de lo que ya lo hacía.

Un perdón no bastaba.

—No perdóname tú a mí...—y con todo el dolor del mundo, sólo dejo un beso en sus labios, no diciendo nada en absoluto.

Pues el silencio reinaba ahí, en aquel ambiente lugubré.

Uno que solo Shu Kurenai o más bien Red Eye había creado.

—"Por favor, no me dejes aquí…"—tenía tantas ganas de decir aquello, pero simplemente no podía, estaba apunto de regresar a su viejo yo, a aquel que ahora perdura en los cimientos de quién solía ser.

Aquel que había tratado a ese hermoso tesoro como la peor escoria del mundo.

Deseaba con todo su ser decir algo más, pero no lo hizo. Dejó que sus acciones hablaran por él, tomando su rostro con delicadeza, para plantar un beso sobre sus labios, no como el anterior del cual Valt era autor.

Este iba cargado de todo el afecto que si bien, no podía demostrarle, era más que verídico.

—"Te quiero, Valt…"—eso también, cuantas ganas tenía de decirlo, pero nuevamente dejó que esos sentimientos nacieran y murieran de la misma forma.

Y sin más, sin palabras de por medio, más que una pequeña lágrima que resbaló por la mejilla de Valt, este se retiró.

Ni una sonrisa, sonrojó, nada.

Tal vez, se había encargado de hacer del chico un ser sin sentimientos, lo había convertido en aquello nunca jamás deseaba en su vida...

Y nuevamente sin que se diera cuenta, la soledad lo había invadido...

Valt estaba hecho un desastre pies a cabeza, tenía ganas de llorar, de reclamar, de gritar, más solo se callo; no hizo nada y se fue de ahí.

Queriendo buscar un refugio para su destrozado corazón, para reparar su alma y poder volver a brillar y sonreír como una vez lo hizo.

—¿Valt, estás bien?—preguntaron en su mayoría. Era extraño verlo si esa sonrisa, pero negó, yendo abrazar a su hermano.

Su amigo, Rantaro.

Ante eso, el chico se sorprendió pero no dijo nada, sabía que la reciente situación estaba siendo problemática para todos.

Ni podía imaginar siquiera lo que pudiera estar sintiendo el Aoi.

—Ya, hermano… aquí estaremos para tí—habló, dando un par de palmadas en su espalda en señal de apoyo, mientras los demás, le ayudaba colocando sus manos sobre los hombros del chico.

Así al menos se sentía un poco más acompañado. Porque cuando tienes a alguien con quién lidiar tus batallas, la carga es menos pesada.

Mientras que Red Eye continuaba ese camino. Divagante, por una ruta tormentosa que él mismo creo para su propio beneficio.

Triste y solitaria, vacía y monótona.

Perfecta para él.

✧ 𝐁𝐢𝐭𝐭𝐞𝐫𝐒𝐰𝐞𝐞𝐭 [Fanfics Beyblade Burst] ✧Donde viven las historias. Descúbrelo ahora